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Placer, presencia y pertenecimiento

La consciencia es siempre consciencia de circunstancias dadas. Prestar atención a lo que sucede. Qué hago. Por qué estoy aquí. Qué sentido tiene estar vivo. Qué es lo que me alegra. Qué es lo que me hace bien. Recuperar y mantener la sensación y el sentimiento de pertenecimiento.

Saber que tengo derecho de disfrutar. Tener placer. Esta es una clave que para mí se viene haciendo cada vez más central. Salir de la semivida de la mera costumbre, el mero acto repetido, casi inconsciente o totalmente inconsciente.

La contemplación de la belleza es la puerta a la unidad sensible inmediata. Es posible si me acepto y en la medida que me acepto totalmente, radicalmente. Entonces fluye el placer. Dejo de ver a los demás como enemigos o amenazas.

Todos estos son descubrimientos cotidianos. Ejercicios que vengo realizando y de los cuales me voy haciendo cada vez más consciente. Así voy saliendo de prisiones tan duras y persistentes que por poco no acaban conmigo.

¡Si no hay placer, si no hay amor y confianza –y el amor es confianza– la vida puede llegar a sucumbir! Vuelvo a abrirme al mundo como antes. Una sensación familiar y nueva al mismo tiempo. Vuelve la vida.

Saber que proyecto sueños y los habito. Y vengo naciendo de mí mismo. Todo se hizo y se hace más evidente y concreto a partir de la convivencia. Saber que el amor de ella es confianza. Y que mi auto-aceptación se apoya y se refuerza en ese hecho esencial.

Escribir me ha ido haciendo cada vez más consciente de mi propia trayectoria vital. Hasta qué punto hoy puedo habitar un presente pleno. Realmente presente. Agradezco a las personas que me han ido dando retornos de este mi caminar.

Escribir no es para mí un medio, sino un fin.

Ilustración: “María”

Tiempo

Ya no sé más muy bien como ni por qué

Lo que sí sé es que es cerca de media hora

Alrededor de las dos de la mañana

Es un tiempo en el que el control social

Está como si dijéramos, suspendido

O impedido de imponerse

Libre por lo tanto de cualquier obstáculo

Fluyo y vengo por aquí

A decir no sé muy bien qué

Tal vez sólo a jugar

Jugar a la libertad de poder amar

La brevedad de un segundo

Y ya se me va yendo este tiempo no sé si diría rápido

Instantáneo o qué

Eterno bello en lo fugaz

Entre dos sueños

El sueño despierto y el sueño dormido

Lo que he aprendido en enero

Y en estos días de febrero

Enfermarme para sanar

Saberme querido

Espero que Consciência siga en el aire

Esta ventana al mundo

Marzo marzo marzo

Mes de memorias

El mundo que soy y por donde ando

Esa belleza que busco y por la cual existo

Y que me sana de todas las enfermedades

Y está tan cerca y al ladito

Ahí nomás en el veredón

Haber aprendido a ser feliz, ser amado

Y estar en mi lugar dondequiera que esté

Ya me voy yendo y me fui pero volveré.

Mi mejor tiempo

Este es mi mejor tiempo. La sintonía perfecta con la memoria correcta. Se abre una brecha en el velo de la nada. La asunción del gobierno popular de Brasil establece la seguridad que necesito.

Es terrible vivir con miedo. Es otro tiempo ahora. Para mí y para este país donde vivo desde hace ya más de 45 años. Toda una vida. El 8 de diciembre de 2022 se cumplieron esos años. El tiempo de mi llegada desde Argentina. Ese mismo día tuve la experiencia singular de estar sin miedo, sin culpas, sin rabia ni odio, y sin resentimiento. Un tiempo mío, plenamente. Duró algunos momentos. El tiempo en que estuve almorzando en el restaurante Taipas, donde suelo comer habitualmente cuando estoy en Cabo Branco. Esta experiencia me ha ido trayendo aún más a este espacio que soy. El lugar de mí. Lo que he venido buscando toda mi vida. El hecho de que lo ande buscando no significa que no lo haya encontrado. Lo busco y lo encuentro y habito. Por eso es que estoy así. Estoy bien.

Todo duerme. Alrededor y a lo lejos, las luces de las viviendas vecinas. El canto de los grillos. ¿Y si fueran grillas? No sé lo que puedan llegar a ser grillas. Me refiero al femenino de grillo. Se trata del lenguaje inclusivo. Incluyente. Como sea que se diga. El asunto es incluír. Incluír de hecho, no solamente con palabras. La palabra es un comienzo. Es el comienzo, la base, el fundamento y la cosa misma. Es todo. Por eso es que ahora tengo aún más cuidado con lo que digo. ¿Qué estoy diciendo? ¿Es lo que yo quiero decir, o es un implante, una imposición externa internalizada? Escucho más que digo. Y cuando digo, sea a mí mismo o a alguien más, es porque es lo que tengo que decir. Tengo especial cuidado en lo que digo a mí mismo y sobre mí mismo.

En este espacio es donde se había instalado un diálogo depreciativo. La autodepreciación. Una perspectiva despectiva, fruto de violencias sufridas e interpretaciones equivocadas sobre mi actitud frente a esas violencias. Yo enfrenté el abuso, o mejor dicho, los abusos de distinto tipo que me tocó enfrentar desde el comienzo. Lo enfrenté de diversas maneras. Resistiendo, denunciando, buscando ayuda, buscando otros espacios de acción donde pudiera ser yo mismo. Nunca tuve una actitud omisa ni siquiera tolerante con el abuso, con la acción abusiva que se intentaba imponerme. Esto me libera. No tengo culpa. Ningún tipo de culpa. Resistí de distintas maneras, y lo sigo haciendo. Los efectos de la tentativa de quebrarme los he ido viendo poco a poco.

¿Qué hice? ¿Qué sigo haciendo? Lo mismo de siempre. Ignorar y resistir. Denunciar y buscar espacios de libertad. Espacios de acción y creatividad. Por eso es que me agarro a esta revista. Ella tiene el mismo nombre de una de corta duración que creamos los y las estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo en los años 1970. Consciencia. Conciencia social. La conciencia es una sola. Es y no es. La conciencia individual no es independiente de la conciencia social. Tampoco es del todo dependiente. Hay una relación de mutua imbricación. No podemos ir más allá de los límites de lo colectivo, y al mismo tiempo debemos ir constantemente más allá, bajo riesgo de desparecer y perder nuestra individualidad.

Nuestra personalidad, nuestro propio ser, es una costura fina entretejida, entrelazada con el mundo circundante. Al mismo tiempo, somos algo que constantemente se rebela, debe rebelarse, a la sumisión que lo masivo intenta imponer. Sin eso, seríamos menos que ser. Seríamos una cosa, una masa. La mayor parte de la gente no siempre sabe que podría ser diferente. Apenas sigue lo que le determinan, en parte. Otra parte, una ranura, sospecha o puede llegar a sospechar, que podría haber una posibilidad de no perderse. Esta brecha es la que exploramos aquí. Es la rebelión. El decir que no a lo inaceptable. Es de tal manera plenificar y poner a nuestro favor el tiempo presente, que nada pueda destruirnos, ni siquiera la posibilidad de la muerte.

Por poco que la persona tenga alguna noción de sí misma, deberá haber sorprendido en su trayectoria de vida, uno o muchos momentos en que se levantó y dijo que NO. No importa demasiado si consiguió evitar el mal. Basta haberse opuesto. Esto NO. ¿De qué lado estuvimos, a lo largo de nuestra vida? ¿Del lado de quienes simplemente bajan la cabeza y se dejan someter, o al contrario, del lado de quienes siempre tuvieron una actitud honesta y directa, clara y firme frente a lo inaceptable? Ha pasado ya mucho tiempo desde el principio. Infancia y juventud, edad madura. Todo lo veo en perspectiva. Ahora veo una luz que brilla como al comienzo, y que nunca dejó de brillar entre medio. Me agarro de esa permanencia, que mi fe sitúa en el campo en que convergen la confianza en mí mismo y en la comunidad, en el futuro.

Mis valores. Sin eso no somos nada. Seríamos mero juguete en medio de las circunstancias. Una hoja al viento. Hoja al viento soy cuando quiero y si es que quiero. Pero soy yo quien decide. Me dejo llevar por el amor. Pero esto es como andar de la mano con la fuerza que mueve y sostiene al mundo. El amor da trabajo. El amor impone tareas. No son tareas forzadas, pero hay que actuar. Hay que decidir por dónde ir, e ir por allí cueste lo que cueste. No hay una actitud pasiva frente al mal. Al mal se lo enfrenta con una actitud decidida y clara en favor del bien y de lo justo. Entonces descubrimos que nunca estamos solos ni solas. Está con nosotros y nosotras una fuerza invencible. Es la que hace girar los planetas y salir el sol todas las mañanas. Como es un tiempo muy confuso, me esfuerzo en ser claro.

El restablecimiento de la democracia en Brasil me devuelve la seguridad que necesito para seguir adelante. Bajo el miedo y las amenazas de muerte es muy malo vivir. La vida se agazapa. Es mejor que haya orden. Respeto a la ley. Andar por la calle con más confianza. Ya se anuncia el desarmamento de la población. Es mejor sin armas. Con libros. Libros que nos muestran que la vida no empezó cuando yo nací ni cuando vos naciste. Había vida desde mucho antes, y es preciso saber, es preciso estudiar, es preciso trabajar para ser gente. No basta nacer para ser humano o humana. Tenemos que hacernos.

Un “presidente” que insultó y violó todos los principios y valores no sólo de Brasil sino de la humanidad, huyó dejando un saldo de muertes y miseria. Empieza otro tiempo. Los tiempos son cortos, esto aprendí. Duran fracciones de segundo. Es la puerta estrecha de que habla el evangelio. Es por donde podemos ir. Es por donde hay que ir.

Ser así

A veces me da no sé qué ser así

Otras veces me divierte, me desconcierta, me alegra

Lo que sí les puedo asegurar es que no me aburro.

Yo no soy como esa gente que es siempre igual

Más bien al contrario, me sucede que cambio tanto que ni me entiendo

O no me alcanzo o no sé qué me pasa o por qué soy así

Lo mejor de ser así es lo que les decía ahorita nomás

No me aburro

Esta es una cosa muy buena que le puede pasar a alguien

Esto de ser más bien una sorpresa tanto para mí mismo como para la demás gente

Hace que la vida sea divertida.

Más de una vez me agarro queriendo repetirme como si yo debiera ser una réplica de lo que fui o de lo que creo que debería ser

Funciona por cierto tiempo pero enseguida vuelvo yo y otra vez cambio todo

No es que cambie por cambiar nomás

Es que me sucede de ser así

Antes yo creía que esto era un defecto o un error, algo que debería superar

Imagínenese ustedes

Yo no sé que haría sin yo mismo

O más bien, sin mi manera de ser

Así como es, así como soy

Cambiante, variable, soprendente, divertido, introvertido, extrovertido, imprevisible, previsible, contradictorio y coherente.

La vida vuelve otra vez cada mañana

Lo que no se anota se perde. Lo que escribimos permanece. Y al mismo tiempo se transforma. Es importante decir las cosas. Hablar. Y también es importante saber lo que decimos, por qué y para qué.

La memoria guarda todo. Son necesarios momentos de libertad. Poder ser nosotros/as mismos/as. Dejar las prisiones culturales, los determinismos externos internalizados, y ser la persona que somos. Una persona única en un universo amigable.

Tener un lugar es imprescindible. Poder respirar. Ser capaces de vernos como somos y amarnos en esta nuestra singularidad. Vivir la fugacidad es necesario. La compactación del tiempo y de la vida. Todas estas cosas las digo como consecuencia de vivencias.

Experiencia. Crecimiento personal comunitario. Saliendo de las disociaciones. Aprendiendo a amar. Dejando papeles ajenos. Y aún los propios, viéndolos de otras maneras. Refulgiendo el propio ser. Disfrutando de un tiempo para mí mismo.

Cosas que aprendo con mi familia. Con mis amistades. Solamente el diálogo abierto, la apertura a las personas y al mundo, permite el nacimiento. Volver a ser. Recomenzar. Entonces podemos saber que hay un piso sólido bajo los pies.

Hay un aire para respirar. La vida vuelve otra vez cada mañana. Pasa la noche y la luz otra vez está aquí.

 

Mi lugar

Hago cosas que me gustan.

Salgo a dar una vuelta como para ver si el mundo está ahí.

Tengo un lugar en el mundo.

Las veredas por donde ando.

Las personas que voy encontrando.

Una sonrisa, una mirada, una palabra

Es suficiente para saber que está todo bien.

El otro mundo, el lejano, el que acabamos incorporando a fuerza de insistencia de la TV y redes sociales, no debe superponerse al punto que yo pierda mi lugar.

Mi lugar es mínimo

Entre los papeles que realizo

El papel de yo mismo es prioritario.

Identidad

La necesidad de tener un lugar para mí. Un lugar a salvo de miradas indiscretas. No por tener algo que no deba o pueda ser conocido de tan terrible que pueda llegar a ser, sino más vale por un motivo muy simple. No todo debe ser público. Tenemos los humanos un lugar que debe ser solamente nuestro. Intimidad. Privacidad. Un diario íntimo. Un cuaderno de anotaciones, donde nos podamos expresar libremente.
Un lugar donde pueda yo respirar sin ser juzgado,  interpretado, aconsejado. Tengo la impresión de que ese lugar es precario, si es que vivimos en relación. He aprendido (o estoy aprendiendo) a hablar de mí mismo sin necesidad de revelar secretos. Decir de qué se trata, qué es lo que me está sacando el sueño o cuál es la piedra en el zapato, sin que deba hacer un escándalo, dramatizar, acusar, patear la mesa o dar un portazo.
No sé si esto me está llegando como consecuencia de los años, o como resultado de una mayor convivencia social virtual en la que se puede decir mucho casi sin decir nada. Puedo estar solo sin necesidad de estar solo. Basta estar conmigo. Muchas veces digo más cuando no digo nada, cuando solamente estoy en mí mismo de manera tal que todo mi ser está plenamente allí. Viendo, sintiendo, percibiendo, diciendo con un mero estar allí tan pleno que las palabras son casi o del todo prescindentes.
Creo que este aprendizaje deriva en no pequeña medida del hecho de que con relativa frecuencia me sumerjo en las páginas de libros poéticos y literarios. Ese es el mundo más real, donde la gente es lo que es, en toda su plena contradictoriedad y multiplicidad. Allí el cielo está aquí, no debe ser alcanzado porque ya es lo que uno es, es la circunstancia en que vivo, la gente con quien convivo, las corrientes subterráneas e impetuosidades que me constituyen o recorren. Tan lejos del mundo de las normas, los debe, los debería, los tendrías que, los tendría que ser no sé como. Si algo tengo es lo que soy, esta diversidad sutil y tenue, una filigrana si se quiere, cosida en el tejido fino de la vida.

Sentido del arte

Somos seres direccionales, seres de proyecto. Una persona que no tenga objetivos en la vida, que empiece el día sin saber qué hacer o para qué está aquí, facilmente se transforma en un elemento destructivo.
El objetivo de la vida humana es la construcción, la entrega a un sueño que absorva todas nuestras energías. Yo vengo dedicándome a disfrutar y conocer el mundo del arte (poesía, literatura, dibujo, pintura,…).
Esta orientación me proporciona tranquilidad, sentimiento de propósito, felicidad, paz. Mi relación con las demás personas fluye mejor, en la medida en que estoy bien conmigo mismo.
Una de las cosas que más me da satisfacción es el sentir y ver que mi vida está inscripta en una continuidad inconmensurable. Un libro que leo, un poema que escribo, es una participación en lo más bello y eterno que existe.
Esta forma de estar presente e integrado puede resumirse en una única palabra, que es también un color y todos los colores: amor. La libertad y plenitud de que disfruto al insertarme en el mundo artístico, me realimenta y refuerza.
Lejos de la homogeneidad y superficialidad que tratan de imponernos, todo se personaliza y particulariza. Se deshace la disociación, tan dolorosa, entre lo que somos y lo que hacemos.
La vida se transforma en una obra de arte. İCada instante es tan precioso! Deja de haber esa fuga constante, esa insatisfacción permanente que muchas veces nos empuja hacia el vacío y la desolación.
Recuperamos la noción del poder que está en nuestras manos. Será siempre una joya de las democracias, la educación artística que preserva nuestro ser de la domesticación bestalizante.
Recuerdo con alegría y emoción mis primeiros pasos en la lectura y el dibujo. Los primeros colores, que vuelven a encontrarme al final del camino.

Concientemente

No me basta vivir. Tengo necesidad de saber que estoy viviendo concientemente. Saber que soy yo mismo todo el tiempo, sin concesiones a las concesiones habituales y adaptativas, que puedan estar robándome este instante de valor sin igual.

Trato de vivir con propósitos, con finalidades y con determinación. Estar todo entero en cada pequeña cosa. Entonces todo es pleno. Y veo que mi vivir es integrado, es una costura de tiempos y no un mero transcurrir ausente o semiausente.

Cuando consigo estar plenamente presente, todo está bien. Lo que me angustia y molesta es la semivida, el estar a medias, el hacer de cuenta. Pasé buena parte de mi vida luchando contra presiones adaptativas forzadas más o menos clara y abiertamente.

Creo que conseguí ser yo mismo aún en muchas situaciones en que parecía que sería imposible no tener que ceder y doblegarse. No lo consigo siempre, hay momentos de distracción o ausencia o automatismo.

Pero trato de que mi estar aquí, tan valioso y preciso, sea justamente cada vez más mío, cada vez más clara y totalmente yo aquí. A la edad en que me encuentro, veo la trayectoria total de mis dias, como un tejido integrado que me contiene y representa de manera bastante verídica.

Poco falseamiento. A no ser unas cobranzas de mayor autonomía y decisión que tengo que enfentar casi diariamente, desmintiendo el saldo negativo inexistente. Rehaciéndone cada vez más yo. Siempre más yo. Esto me calma y tranquiliza. Me da paz.

Puedo fluir y tener mis lugares convivenciales y relacionales y ejercer mi voluntad creativamente para conservar mi libertad. Da trabajo, pero es divertido a veces. Otras veces, cansa. Es como jugar. A veces gano, otras no. Pero siempre me alegra ver que tengo otra chance.