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Papeles e historias

Más allá de mis papeles, soy también historias.

Algunas terminadas y otras continuadas. Las historias forman una continuidad que envuelve todo. Por ahí me veo totalmente en el presente, un tiempo nuevo florecido. Otras veces es como si fuera una especie de no sé si exilado o náufrago de otras eras. El caso es que de pronto aparezco de nuevo del lado de acá, donde hay luz. La esperanza, el color amarillo y celeste, la construcción de vínculos y la solidaridad, están reavivados. Repito las mismas cosas pero no del mismo modo. Se forma una melodía que me va diciendo que puedo volver a esperar un nuevo día.

Hojas de tiempo

Yo no necesito ser perfecto para ser aceptado

Por mí en primer lugar

No necesito adaptarme al precio de mí mismo

No sería adaptación sino suicidio

Vivo en redes donde soy aceptado

Esto hace que de a poco vaya aceptando ser como soy

Saberme querido

Siendo yo escrito, no paso, sino me quedo

Me traspapelo o vuelo

Depende del día o la hora

Ahora por ejemplo paso y me quedo

Me recopilo y recompagino

Me río como loco

No necesito cargar el mundo a mis espaldas

Ni siquiera a mí mismo me cargo

Llevarme es más fácil

Dejarme ir es más fácil aún

Hoy busco lo simple.

Rehice toda mi vida en libros que andan por ahí

Esto me da una sensación de eternidad

Los libros no pasan, se quedan

Una palabra, una frase, una imagen

Algo queda y quedamos allí en esa persona

Así como todo lo vivido

Ya ha sido leído y escrito por tantas otras no sé si decir personas o fuerzas o qué

El caso es que vivir es para mí estar en un lugar que hice y hago

Y ese lugar es nada más ni nada menos que el mundo en que vivo

No es el mundo que me tratan de vender desde distintos lugares

Ni tampoco el mundo que yo pude llegara creer que fuera

Es el que está allí todas las mañanas cuando paso por la vereda

Y veo la gente que va y viene como yo

Hojas de tiempo.

 

Libros

Los libros me libran de la presión de creer que yo debería estar siempre pensando, hablando, diciendo algo. Me dan la sensación de quietud y tranquilidad de saberme acogido en un mundo vasto de conocimiento, creación y reflexión al cual pertenezco.

Entonces se abre un espacio en mí, un lugar ilimitado y bello, que me contiene y me guarda, así como a todo lo que existe. Por eso sigo leyendo y escribiendo. Así respiro mejor, mucho mejor, y soy más feliz. Interactúo mejor con quienes convivo y me rodean, familia y comunidad.

Dejo una actitud defensiva que no tiene sentido. Como tampoco necesito concordar con todo lo que escucho. Basta escuchar, solamente. Formar parte, pertenecer, es de hecho lo mejor que nos puede pasar.

Integración literaria

Historias de la noche. Historias de medianoche. Libros que me acompañan. Somerset Maugham, Pontos de vista. Graciliano Ramos, Caetés. Entre uno y otro, el insominio se va desvaneciendo.

Los acontecimientos del día. El paseo con María por la vereda al borde del mar, cerca del edificio en construcción que nos va a cobijar. Ya se va acercando la hora en que el reloj marca el cambio de un día para el otro.

Memorias de miedos no sucedidos. Miedos plantados desplanto. Planto luz. Encuentro sol. Esa luz inextinguible. Leyendo y escribiendo me instalo en mi propio mundo, que contiene mis pasos y mi respirar, mi historia y mis proyectos, mi vida en familia y en comunidad.

Cuando me descubro entrelazado e integrado en el mundo mayor, todo está bien, y esto viene sucediendo desde que he ido fortaleciendo mi confianza. Descubro que mi inserción y permanencia, mis actos y mi estar en el mundo, son un solo y el mismo acontecimiento.

La escritura como terapia

Llegar aquí es haber vencido.

La poesía es más que un género literario

Es la posibilidad de ser quien soy

Pocas palabras pero justas

Ciertas, certeras, verdaderas, reales

Toda mi historia está aquí.

Me dejo venir

Me trato mejor

Me trato bien

No me maltrato

Me sé amado

Me siento lindo

Siento el viento

Un amigo.

Soy parte y me siento parte

Escuchando me escucho

Río más

Río mucho

Río como antes

Río

Mucha bronca ya se ha ido

Otra se va yendo

Voy quedando en paz

Tranquilo y sereno

Dibujando en colores y letras

Viendo que la vida pasó y sigue pasando

Gente llegando y partiendo

Renovándome a cada instante

Página a página.

Naciendo y siendo

Duele menos aceptarme

Va pasando el dolor

Voy esperando el nuevo día

En medio de la noche que se va yendo.

Traços da Mãe África: Em busca de nossas raízes XI

A enorme lista de famosos escritores africanos inclui o nigeriano Wole Soyinka, agraciado com o Prêmio Nobel de Literatura de 1986. Nascido em 1934, em Abiakuta, perto de Ibadan, no Noroeste da Nigéria, Wole Soyinka faz seus estudos até parte da Universidade, na própria Nigéria, rumando, em seguida, como tantos outros escritores africanos, para a Inglaterra, mais precisamente para Leeds, onde conclui seus estudos universitários e cursa a pós-graduação, tendo concluído o seu doutorado, em 1973. Sua vasta produção literária, que aparece em Inglês, é composta por uma vintena de obras, entre peças teatrais, romances, poesia, ensaios e escritos autobiográficos. 

Já nos anos 60, dedica-se à produção e à apresentação de peças dramáticas. São dessa época trabalhos como: The Swamp Dwellers e The Lion and the Jewel. Peças, antes mesmo de publicadas, levadas ao palco, sendo ele mesmo também ator. Ainda durante esse período, destaca-se como fundador do sugestivo Grupo de Teatro “Masks”, É também fundador da “Orisun Theatre Company”. Atuou como professor de várias universidades, dentro e fora de seu país: Ibadan, Lagos, Ife, Cambridge, Sheffield, Yale, ensinando Literatura Comparada.

Inspirando-se na mitologia de sua tribo “Ioruba-com-Ogun”, deus do aço e da guerra, em sua criação dramatúrgica, Soyinka costuma associar ação, música e dança. Outras peças de sua lavra são: A Dancing in the Forest (que as autoridades nigerianas interpretam como uma crítica contra a corrupção generalizada no país, ao mesmo tempo em que intelectuais lhe recrimina o apelo à técnica européia); a comédia The trial of Brother Jero, além de tragédias políticas The Road, The Strong Beer, Kongi’s Harvest.

Seu primeiro romance, The Interpreters, data de 1965. Nele, seis intelectuais nigerianos refletem sobre suas experiências africanas. Outro romance seu intitula-se Season of Anomy. Que data de 1973, e alude à suas experiências como preso político. À semelhança de outros notáveis escritores africanos, também Soyinka desenvolveu atividade de militância contra o governo autoritário de seu país, em razão da qual teve que amargar quase dois anos de prisão.

De sua produção poética, convém destacar seu longo poema intitulado Ogun Abibiman (1976) e Mandela’s Earth and Other Poems, além da coletânea intitulada Idanre and Other Poems. Merecem igualmente especial menção dois de seus livros: Madmen and specilist (1970) e Death and the king horseman (1975). Este último foi traduzido para o Francês. Como ensaísta, publicou, em 1976, Myth, Literatura and the African World. Publicou também sua obra autobiográfica, intitulada Aké: the year of Childhood.

Após cerrado combate, nas trincheiras literárias, contra a ditadura do seu país, que o condenaria à morte “por traição”, Soyinka sobrevive e, em 1986, recebe o Prêmio Nobel de Literatura, sendo o primeiro africano a ser contemplado por essa honraria. Não deixam de ser positivamente surpreendentes suas declarações a propósito do prêmio recebido, afirmando senti-lo como “mais um prêmio”, e alertando de que tal premiação não lhe confere imunidade às balas, como supõem não poucos.

Vê-se que se trata de um escritor polêmico, cujos escritos não deixam a ninguém indiferente, à medida que provocam e instigam o leitor, a leitora, quaisquer que sejam suas opções políticas e filosóficas. A quem interessar possa, seguem os endereços de duas páginas virtuais, em que também me baseei para o presente texto:

João Pessoa, agosto de 2005

Liberación

El año de 1984 yo era profesor en la Escola de Sociologia e Politica de São Paulo. Era mi primer trabajo regular. Había pasado siete años en trabajos temporarios, con intervalos de desempleo.

Mis primeiros alunos y alumnas, eran estudiantes de cursos nocturnos. Brasil daba señales de ir saliendo de la dictadura. Había un clima de esperanza y consciencia. Movilización. Yo mismo empezaba a respirar mejor, en un ambiente plural y diverso.

Un alumno me obsequió un libro que me cambió la vida. “Em busca de um homem sensível,” de Anais Nin. Empecé a llevar un diario. Anotaba de todo. Sueños, pensamientos, experiencias, proyectos, direcciones, lo que fuera. Esta acción me fue abriendo un espacio, y era todo lo que yo necesitaba.

Hasta hoy lo sigo haciendo, y les puedo asegurar que sigue siendo una práctica libertadora. La sociedad oprime con sus normas, y yo solamente necesitaba de un lugar para mí. Escribí también en un diario editado por exilados argentinos. Iba permitiéndome un espacio de autenticidad.

Hoy mantengo este hábito saludable, para seguir substrayéndome de la presión social. Las prisiones comportamentales. Volvía así a una práctica que me había dado grandes satisfacciones.