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Integración literaria

Historias de la noche. Historias de medianoche. Libros que me acompañan. Somerset Maugham, Pontos de vista. Graciliano Ramos, Caetés. Entre uno y otro, el insominio se va desvaneciendo.

Los acontecimientos del día. El paseo con María por la vereda al borde del mar, cerca del edificio en construcción que nos va a cobijar. Ya se va acercando la hora en que el reloj marca el cambio de un día para el otro.

Memorias de miedos no sucedidos. Miedos plantados desplanto. Planto luz. Encuentro sol. Esa luz inextinguible. Leyendo y escribiendo me instalo en mi propio mundo, que contiene mis pasos y mi respirar, mi historia y mis proyectos, mi vida en familia y en comunidad.

Cuando me descubro entrelazado e integrado en el mundo mayor, todo está bien, y esto viene sucediendo desde que he ido fortaleciendo mi confianza. Descubro que mi inserción y permanencia, mis actos y mi estar en el mundo, son un solo y el mismo acontecimiento.

Placer, presencia y pertenecimiento

La consciencia es siempre consciencia de circunstancias dadas. Prestar atención a lo que sucede. Qué hago. Por qué estoy aquí. Qué sentido tiene estar vivo. Qué es lo que me alegra. Qué es lo que me hace bien. Recuperar y mantener la sensación y el sentimiento de pertenecimiento.

Saber que tengo derecho de disfrutar. Tener placer. Esta es una clave que para mí se viene haciendo cada vez más central. Salir de la semivida de la mera costumbre, el mero acto repetido, casi inconsciente o totalmente inconsciente.

La contemplación de la belleza es la puerta a la unidad sensible inmediata. Es posible si me acepto y en la medida que me acepto totalmente, radicalmente. Entonces fluye el placer. Dejo de ver a los demás como enemigos o amenazas.

Todos estos son descubrimientos cotidianos. Ejercicios que vengo realizando y de los cuales me voy haciendo cada vez más consciente. Así voy saliendo de prisiones tan duras y persistentes que por poco no acaban conmigo.

¡Si no hay placer, si no hay amor y confianza –y el amor es confianza– la vida puede llegar a sucumbir! Vuelvo a abrirme al mundo como antes. Una sensación familiar y nueva al mismo tiempo. Vuelve la vida.

Saber que proyecto sueños y los habito. Y vengo naciendo de mí mismo. Todo se hizo y se hace más evidente y concreto a partir de la convivencia. Saber que el amor de ella es confianza. Y que mi auto-aceptación se apoya y se refuerza en ese hecho esencial.

Escribir me ha ido haciendo cada vez más consciente de mi propia trayectoria vital. Hasta qué punto hoy puedo habitar un presente pleno. Realmente presente. Agradezco a las personas que me han ido dando retornos de este mi caminar.

Escribir no es para mí un medio, sino un fin.

Ilustración: “María”

Esperanza activa

Esta revista se transformó para mí, en la continuidad de un sueño y una práctica juveniles. Un lugar de construcción y potenciación de acciones transformadoras.

La posibilidad de proseguir en este trabajo diario que tiene mucho de arte, depende de la colaboración de otras personas. Los sueños viven y crecen colectivamente.

No se busca una homogeneidad. Al contrario, más bien enfatizamos lo original. Lo que cada persona es capaz de generar y descubrir en sí misma, en la búsqueda de su ser auténtico.

Aquella renovación cotidiana que hace que la vida renazca constantemente de sí misma, en sí misma. Así la vida vale la pena.

Reunimos lo mejor de nosotros mismos y nace un nuevo sol a cada instante. En Brasil se está reconstruyendo la vida una vez más. El mundo entero busca una luz intermitente.

Una esperanza activa. La humanidad se mira otra vez en este país que fue asolado por el nazifascismo y renace nuevamente.

Orientación

Tengo mi lugar en este mundo. En medio de la gente. Es un lugar compartido, interactivo, integrado.

Saber esto me da alegría y seguridad, confianza. Ando por la vida con la certeza de que soy y estoy entero.

El mundo cambió mucho a mi alrededor, en algunos aspectos. Sin embargo, la vida sigue igual.

Nos movemos por sentimientos y expectativas, proyectos e ilusiones, deseos y motivaciones.

Que sean aquellos que hacen de cada uno y cada una, una persona mejor.

La luz ya se extiende por el cielo y el canto de las aves anuncia la llegada del nuevo día.

Recordar que es la comunidad lo que sostiene y da fuerza. La inmortalidad y lo eterno son tesoros de lo cotidiano.

Es la belleza circundante, el acogimiento que somos capaces de dar y recibir, la solidaridad que practicamos como expresión concreta del amor.

Como bien dice Bell Hooks en su libro Todo sobre el amor, el amor es más que un sentimiento, es una práctica.

Que esa práctica y ese aprendizaje sean la guía de nuestro caminar.

Este no es un espacio de dicursos ni prédicas, sino de intercambio de experiencias. Acercate, animate.

Contanos lo que te está pasando. Juntos y juntas somos fuertes. ¡Buen día!

Pertenecimiento

Todo esto no es, al fin y al cabo, otra cosa que el retorno a mí mismo. Puede ser que quien me lea se canse de siempre lo mismo. Dale una y otra vez con el volver a ser yo.

No puedo hacer nada a ese respecto. La última frontera es esta. Volver a mí. Amarme. Tenerme de vuelta. Anidarme. Acogerme. Adoptarme. El camino más corto e inmediato es saberme amado por quien me ama de verdad.

Esto me aproxima de mí mismo. Hace que vaya borrando las negatividades, el rechazo de mí mismo, el abandono y la violencia interna que fueron plantadas. Pongo afuera lo que no es mío. Vuelvo a ver como veo, a sentir como siento, a ser como soy. Esto es algo concreto y progresivo. Hay avances y retrocesos. Pero la luz me guía.

La confianza, el amor, van creciendo. Veo el mundo alrededor. Cambió bastante en todos estos años. Reconocerme, verme de nuevo, quererme, es una juntada de rostros y reflejos, espejos, colores y sensaciones, sentimientos. Un vértigo. Un juego. Por ahí me veo como un niño. Año a año. Joven, adolescente, adulto, anciano. Me divierto.

Como espectador y actor al mismo tiempo. Por ahí me parece que es más fácil volver. Todo da trabajo en la vida, esto sabemos. En todo caso, esto es lo mío. No estoy solo. Y busco constantemente lazos con gente alrededor. Así me mantengo. Y paso de un día al otro. Cada vez mas cerca. Cada vez más aquí. Cada vez más yo.

Sentido de los límites

¿Qué hago? ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué sentido tiene que yo esté aquí? Estas preguntas me las hago para evitar la acción desconexa. Me integra cuando me alineo con los ejes de mi vivir.

Estaba el sábado pasado en el sitio São João, en Campina Grande. Música a todo volúmen. Me dije a mí mismo que yo no estaba allí para escuchar música a todo volúmen, ni para incomodarme por ella. Estaba por otro motivo.

Sabía cuál era el motivo. Entonces me puse a mirar el baile de una quadrilha. Me dí cuenta de que era algo significativo. Esa gente estaba bailando movida por algo que contagiaba. Los movimientos tenían una rara belleza.

Me absorbí de tal manera que me sorprendí. Veía las caras, los colores de los vestidos, los trajes. Me llené de alegría. Estábamos hospedados en casa de una familia amiga. Gente atenta. Amigable. Reconforta estar en mundos así. Seguiría contando cosas que me integran.

Saber que es el amor lo que me anida. Es algo definido y determinado. Puedo confiar. No necesito violentarme. Al contrario, puedo fluir, y fluyo. No necesito forzarme más allá de mis límites. Siempre admiré el poema “Límites,” de Jorge Luis Borges.

Hoy me toca habitarlos. La edad me ayuda. El trayecto recorrido también. Puedo superar los límites cuando es necesario, pero no me impongo vivir al límite. La vida ya es un límite. Es un borde. Allí encontré y sigo encontrando Jesús. Agradezco el amor que me acoge y envuelve.

La confianza no me hace omnipotente, más bien al contrario, me ayuda a aceptar humildemente mi condición. Por ahí cuesta, porque parece que nos implantan lo ilimitado, o no sé si es parte de la condición humana creer que podemos estar en todas partes.

Pero el hecho de que pueda ir aprendiendo a vivir dentro de mis límites, me alivia. Me tranquiliza. El camino se hace placentero. Un color que ví esta tarde me trajo esa sensación de paz y placer. No sé si era un lila, azul cobalto o magenta.

Sé el efecto que me trajo, y que vuelve ahora. Tranquilidad, paz, placer, serenidad. Sensaciones afines. Sentimiento y sentido. Todo converge. La limitación se hace camino de integración.

Foto: Jorge Luis Borges

La vida es el arte

Después de años de practicar y estudiar artes, me he dado cuenta de que la propia vida es el arte por excelencia.

Es saber que siempre existe una salida, una solución posible (Van Gogh). Es encontrar fuerzas para seguir cuando todo parece estar perdido.

Es ser capaces de crear nuestro propio mundo y habitarlo (Anaïs Nin). Es hacer que la vida valga la pena (Somerset Maugham).

Es ser capaces de llegar, con la poesía, a la realidad (Edgar Allan Poe). Es saber que son las impresiones la materia prima de la obra de arte (Marcel Proust).

Es ser capaces de ser felices con las pequeñas cosas (Martha Medeiros). Es saber que podemos ser felices apenas viviendo (Cecília Meireles).

Es entrar por la belleza en lo eterno.

Foto: Edgar Allan Poe