Doutor em sociologia (USP). Terapeuta Comunitário. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora, 2001. Publicado em espanhol pela Editora Homo Sapiens. Buenos Aires, 2005), Mosaico (João Pessoa: Editora da UFPB, 2003), Resurrección, (2009). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/
¿Qué podría llegar a escribir sobre el día de hoy?
Fragilidad compartida, en el campo de la salud, genera confianza interior y comunitaria. Aceptando el amor que recibo, me amo más. Miro mi propia historia, y cuento con mis recursos para enfrentar los desafíos del presente. Dialogando con mis antepasados. Fluyo más, en la medida en que dejo de verme como un enemigo o alguien no querido. Reconozco mi humanidad al verme en el encuentro comunitario.
Doutor em sociologia (USP). Terapeuta Comunitário. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora, 2001. Publicado em espanhol pela Editora Homo Sapiens. Buenos Aires, 2005), Mosaico (João Pessoa: Editora da UFPB, 2003), Resurrección, (2009). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/
Hora de contar alguna historia. Relatar alguno de los pasos que me trajo hasta aquí. Hablo en primera persona por el simple hecho de que me gusta asumir mi propia voz.
Ya adopté otras formas de comunicarme por escrito, en otros tiempos, cuando yo era el portavoz de un movimiento estudiantil en Mendoza, Argentina, el lugar de donde vengo. También fui dirigente sindical en João Pessoa, Paraíba, Brasil, donde vivo hoy. La voz colectiva tiene algunos tonos y alcances que tuve que adoptar debido al lugar que ocupaba. Hoy me toca hablar personalmente, cosa que nunca dejé de ejercer mientras fui profesor. Educar es para mí siempre un ejercicio de primera voz. Que aparezca la persona olvidada.
El tiempo me fue dando la razón. Hoy participo de un movimiento que es entrelazamiento, costura de tiempos y movimientos. Creo que en más de un sentido, todo movimiento lo es. Cosemos historias y somos cosidos, configurados o configuradas por ellas. La voz femenina aparece hoy creo que con más autonomía que en otras épocas, y esto es positivo. Y aquí ya va apareciendo un puente que creo que puedo o talvez deba seguir. El ser con. Ser con una mujer. Madre, esposa, hija, abuela, amiga. Estos tiempos son hoy para mí un solo tiempo. Probablemente esta constante se deba a mi propia naturaleza sensible y artística. Recuperar o reforzar, reinventar este lado naciente, creativo, es como estar haciendo que el fuego arda.
La cultura dominante quiere hombres sin sentimientos, pero no los hay. Sentimos. Sufrimos. Amamos. Lloramos, sí, como no, y mucho. Al día de hoy, se respiran nuevos aires en Brasil y en el mundo. La revolución que se procesa en Brasil irradia hacia países vecinos. Mostrar la cara. Decir quiénes somos, de dónde venimos, qué queremos, y qué no queremos de ningún modo. Lo que yo quiero es ser cada vez más entero, más yo mismo. Acercarme al mar tan próximo. Sentir la vida pulsar. El sol brillar. La lluvia caer cantando como lo hace en este momento. Contar la vida es guardarla. Con mis alumnos y alumnas jugábamos a contar nuestra vida.
Recuerdo como si fuera ahora, las clases itinerantes, las sesiones de cine, el libro colectivo, los recursos con los cuales nuestros encuentros semanales se hacían eternos. Hoy busco en esa memoria, en las memorias de mi tránsito por el mundo, la fuerza creativa. El impulso que me sigue llamando a vivir. A ocupar mi lugar en el mundo, a la edad que tengo y con las fuerzas de que dispongo. Volver al arte, seguir en esa sintonía con lo bello y cotidiano, la maravilla de estar vivo y naciendo a cada instante. Jugar con colores y letras sigue siendo mi predilección. ¿Cuál es la tuya? ¿Qué hacés para mantenerte vivo o viva? ¡Contanos tu historia! Así la voz colectiva, la voz comunitaria, se hace más potente.
La necesidad de disfrutar de algunos momentos de libertad. Saber que depende de mí la vida que quiero llevar.
Mirar lo que no hay, lo que falta, lo que no funciona o funciona mal, no es ciertamente un buen camino. A menos que sea para corregir y mejorar. Pero si es apenas para criticar, mejor evitar.
Más bien centrar la mirada en lo que hay, lo que tengo y funciona bien, lo que me anima y me alegra. En este campo, el mundo de los libros y la comunidad, son lo que más me llama la atención. Me ayudan a mantener uma sensación de pertenecimiento y esperanza.
No necesito rendirme, claudicar, doblarme, renegar de mí mismo, negarme. Todo esto son implantes impuestos por la educación domesticadora, opresiva, alienante. Puedo seguir el camino de la liberación, la vida plena, la felicidad y la alegría. No es fácil encontrar el camino de la autenticidad y plenitud, pero sí es posible.
¿Cómo hacerlo? En primer lugar, ver si de verdad quiero ser feliz, si creo que tengo derecho a ser yo mismo o yo misma. Y aquí viene el juego. ¿Quién soy yo? ¿Me permito descansar? ¿Puedo reírme? O debo andar serio todo el tiempo, y con miedo. ¿Miedo de qué? La vida va pasando todo el tiempo. Son instantes.
¿Cómo me veo? Cosas que vale tomar en cuenta. Para que cada día valga la pena. Para que valga la pena estar vivo o viva. Actuar según la verdad descubierta nos protege de los riesgos de caer. Ver que hemos sido capaces hasta aqui, fortalece la autoconfianza. Saber que podemos seguir adelante y que no estamos solos ni solas, es importante.
Hay una soledad que evito a toda costa: es la de no ser yo. Es una tortura. No vale la pena. No es soledad sino ausencia. Si estoy a todo momento defendiéndome o escapando, es casi como si no estuviera. Sólo puedo ver si estoy. Es mejor estar. ¡Buen día!