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La vida vivida

La vida al alcance. La vida vivida. La vida que de hecho vivo.

La belleza que me rodea y que veo cuando miro por la ventana. Este y no otro son mis objetivos. Lo distante e inalcanzable, lo inexistente, normalmente son fuente de ansiedad. El mundo vivido se compone de cosas más bien placenteras. Estas imágenes me alegran y animan. Esto ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir.

Lo que me alcanza venido desde lejos más bien me asusta o me preocupa, cuando no me lastima. Vivo una vida bien delimitada y allí me muevo. Mi energía y mi disposición están en ese ámbito. Lo que escribo, las veredas por donde ando, los libros que leo, los árboles que veo, la vista de la playa y el mar en medio de las palmeras, el barranco a lo lejos, las personas que pasan y que de vez en cuando impactan con su belleza. La comunidad de la que formo parte. Todo esto es un número bien definido de espacios que en realidad es un único espacio.

Cuando me mantengo centrado en lo mío va todo bien, aunque no vaya todo bien. Que haya enfermedad o muerte o sufrimiento no oscurece el hecho de que este es el mundo donde soy eterno y entero. Aquí las cosas ocupan su debido lugar. Querer, voluntad, placer, ser, son posibles sobre todo en este espacio, aunque no solamente aquí. Comunidad es el lugar de la vida, y es interna y también externa. En realidad, es cuando existe y si es que existe. La dispersión, al contrario, es lo que tiende a disipar la presencia. Todos mis escritos son un solo escrito, tienen un único propósito: recomponer la unidad. Todo mi trabajo en las distintas áreas de actuación ha tenido y sigue teniendo un único objetivo: rehacer mi unidad. Recomponer la totalidad del ser que soy.

Respirar, pensar, y todo lo demás

Sentir, desear, querer, amar, decidir, elegir, ir, venir, quedarse, hacerlo, dejarlo.
El ser humano es una realidad compleja. No es fácil orientarse y actuar, vivir.
Estos días he estado sintiendo la respiración, su fuerza, el entrar y salir del aire. Un hecho fundamental. Sin él no hay vida. Cuando respiro libre e intensamente, pienso menos, estoy más tranquilo.
La memoria, la imaginación, todo lo que me compone, es una organización precisa sobre la cual tengo solamente un pequeño poder.
Mi experiencia y mi fe me dan una referencia para elegir y actuar.
Jesús dice “Yo soy la luz del mundo…”. Yo puedo orientarme por esa luz. Puedo orientarme también por mis valores, mis deseos, las necesidades que debo atender.

Concientemente

No me basta vivir. Tengo necesidad de saber que estoy viviendo concientemente. Saber que soy yo mismo todo el tiempo, sin concesiones a las concesiones habituales y adaptativas, que puedan estar robándome este instante de valor sin igual.

Trato de vivir con propósitos, con finalidades y con determinación. Estar todo entero en cada pequeña cosa. Entonces todo es pleno. Y veo que mi vivir es integrado, es una costura de tiempos y no un mero transcurrir ausente o semiausente.

Cuando consigo estar plenamente presente, todo está bien. Lo que me angustia y molesta es la semivida, el estar a medias, el hacer de cuenta. Pasé buena parte de mi vida luchando contra presiones adaptativas forzadas más o menos clara y abiertamente.

Creo que conseguí ser yo mismo aún en muchas situaciones en que parecía que sería imposible no tener que ceder y doblegarse. No lo consigo siempre, hay momentos de distracción o ausencia o automatismo.

Pero trato de que mi estar aquí, tan valioso y preciso, sea justamente cada vez más mío, cada vez más clara y totalmente yo aquí. A la edad en que me encuentro, veo la trayectoria total de mis dias, como un tejido integrado que me contiene y representa de manera bastante verídica.

Poco falseamiento. A no ser unas cobranzas de mayor autonomía y decisión que tengo que enfentar casi diariamente, desmintiendo el saldo negativo inexistente. Rehaciéndone cada vez más yo. Siempre más yo. Esto me calma y tranquiliza. Me da paz.

Puedo fluir y tener mis lugares convivenciales y relacionales y ejercer mi voluntad creativamente para conservar mi libertad. Da trabajo, pero es divertido a veces. Otras veces, cansa. Es como jugar. A veces gano, otras no. Pero siempre me alegra ver que tengo otra chance.