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Dos libros

Dos libros tuvieron y siguen teniendo importancia fundamental en mi vida. Ambos me llegaron en tiempos próximos.

Yo trabajaba como ayudante de investigación, viviendo de trabajos temporarios. Mi primer trabajo estable fue el de profesor en la Escola de Sociologia e Politica de São Paulo.

“Em busca de um homem sensível,” de Anais Nin. “Tabu. O que não deixa você saber quem você é,” de Allan Watts. Entre estos dos libros cosí mi vida en aquellos tiempos, y ahora.

La importancia de escribir, llevar un diario. Conocerse. Saber quién soy. Quién somos. Estas dos cosas siguen siendo ejes de mi vida. Identidad. Pertenecimiento.

Un lugar donde compartir los aprendizajes cotidianos

Recargar las baterías con energía positiva

Salir de las sombras a la luz

Fortalecer la esperanza

Reconstruír sueños

Recuperar la sensación preciosa de estar guardado en la totalidad de lo que existe

Almacenar las alegrías de cada día

Una conversación, una mirada, una silueta, un color

¡Sobre todo los colores, que tanto contienen como alimentan la vida!

Una frase de un libro

Imágenes que detienen el paso del tiempo

Saber que no estamos solos ni solas.

 

Ser colores

Venir en colores

Siguen llegando

Amarillo aterciopelado

Acogimiento

Tengo lo permanente

Esto no suprime divergencias o malentendidos

Somos papeles cosidos

Arrancados

Mi casa soy yo

Los papeles no me definen

No soy lo que dicen de mí

Ni lo que puede llegar a creer que yo era

Soy este que está aquí

Man in colors

La paz viene llegando a medida que me junto y me reúno

Poesía es lo que soy y hago

Azul ultramar es el acogimiento de la noche

Blanco y celeste

Azul claro aterciopelado es ella

Y yo amarillo en rojo.

Foto: “El tejido del universo”

Ser colores

Esta mañana reencontré mis colores. Los colores uno a uno. Los colores no son propiedad particular de nadie. Son propiedad común. Sentí y siento una alegría profunda.

Más allá del mundo del pensamiento y de los conceptos, más allá por lo tanto de lo que podemos llegar a comprender sobre la realidad, está la propia realidad.

Los colores como tales y en cuanto tales. Dejar de confundir lo que pensamos con lo que es, es preciso. De ahí mi alivio al ver colores dentro de mí.

Rojo. Amarillo. Anaranjado. Verde. Azul. Celeste. Rosado. Cada color asociado con algo. Y al mismo tiempo como que trayendo la presencia de esa realidad anterior y permanente.

Lo no pensado. Lo que no puede ni siquiera ser nombrado. A menos que abramos un espacio para esta dimensión de la existencia, estaremos siempre en el mundo de lo contingente.

Lo que cabe en las categorías de la percepción. Somos más que eso. Mucho más. De ahí la poesía y el arte. No se trata de negar la ciencia. No se trata de negar nada.

Más bien se trata de no perdernos nada. No perder el todo por la manía adquirida de creer que la vida cabe en palabras. Las palabras son preciosas.

La palabra poética más que cualquier otra, una vez que ella guarda y preserva aquellos ecos de lo innombrable que la hacen plena, irreductible a lo racional.

Al menos, irreductible a cierto tipo de racionalismo reduccionista, que cree que todo cabe en cajas. Las cajas son necesarias para clasificar y conocer. También para comprender.

Pero hay una comprensión y una experiencia que superan lo que puede ser dicho. Esto es lo que me fascina del arte y de la vida cotidiana. Agregan valor.

No substraen ni excluyen nada. No tratan de substituir una cosa por otra. ¿Por qué es tan rica y atrayente la literatura? ¿Por qué la pintura y el dibujo suspenden el tiempo?

La primer pregunta nos trae al terreno de la reproducción de lo complejo. La segunda remite a experiencia directa de inmersión en lo eterno.

La vida diaria, la vida vivida, la vida en sí misma, es una reunión de lo diverso. Ciencia y arte lo saben y lo reproducen. Una de manera conceptual, el otro de manera integrada.

El arte supera a la ciencia ya que la integra. La ciencia supera sus límites cuando integra el arte. Una ciencia sin arte no existe. Sería mero discurso vacío. Me refiero a las ciencias sociales.

A la sociología, en particular. El objetivo del conocimiento, desde mi punto de vista, no es la explicación, sino la liberación. La felicidad. La plenitud.

La comprensión de que es la vivencia plena de la multiplicidad de dimensiones humanas lo que nos realiza como personas, como humanidad. Comunidad. Familia. Solidaridad. Creatividad. Respeto a la diversidad.

Podemos vivir integradamente. Positivar esta posibilidad es el intento de estas anotaciones, que prosiguen un trayecto ya antiguo no sólo personal sino también colectivo. Generacional. Educativo. Incluyente.

Confianza

Vengo a la hoja recogiendo algunas impresiones

Andar por el centro viejo de João Pessoa

Saber de tiempos idos

Sentir una vida que permanece dentro de sí misma

En esas calles, en las gentes que transitan

Despertar hoy domingo

Sabiendo de mi familia dispersa

Presente en mí  como si aquí estuvieran

Y están, puede creer que están

Juntar los sentires de la semana y de los años

Rebrotar una vez más bajo el sol de esta mañana

Dejar paso para la vida que vuelve

Disfrutar del restablecimiento de la democracia en Brasil

Coser esperanzas en estas grietas de tiempo que son las hojas

Saber del valor de estar vivo

Saber que puedo confiar en quien me ama

Puedo confiar en mí mismo y en la comunidad

Saber que todo pasa

No necesito ser perfecto

Basta saberme aceptado por mí mismo

Venciendo miedos y ansiedades

O andando con ellos

Saberme cada vez más parte de todo lo que existe

Soledades, soledad, saudades, ¿quién no las tiene?

Basta estar vivo

Pero une rendija me trae todo lo que amo al corazón

Miro por allí y allí está todo lo que amo.

¡Buen día!

La belleza es el camino

Es la confianza restablecida

Es la esperanza que nos eterniza.

Me quedó una tarea cotidiana

Restablecer la confianza

Saber que no hay amenazas ni agresiones alrededor

No preciso defenderme de quien me ama

Quien me ama no me agrede

El cuerpo no lo sabe

Pero yo sí

Tengo que irme enseñándome con infinita paciencia

La guerra acabó

El engranaje de la violencia puede ser desactivado

No necesito atacar constantemente

La guerra acabó

¿Podré acostumbrarme a esto?

Humildemente lloro y me dispongo a mejorar

Un día por vez

Otra vez y siempre.

Me propuse a ser el que era antes de la dictadura

Antes de la correccional

Antes de la violencia familiar

Antes de todo

Y fui volviendo

Viendo que sigo yo en algún lugar de mí

Algo de mí está sano y salvo

Salvo que de vez en cuando tropiezo

Y empieza todo de nuevo.

Y no tengo más remedio que darme otra vez un voto de confianza

Decirme con infinita paciencia que yo no hice nada

Yo no tuve la culpa

Culpa de nada

Puedo ser amado y soy amado

Soy como soy y esto es bueno

Mi niño lo sabe y me sabe

Me lo hace saber por interpósita persona

Y directamente.

20 años atrás, exactamente

Nacía Mosaico, mi libro de memorias y crónicas

Cantos y cuentos que, les cuento

Man in colors

Un libro amarillo

Un arco-iris en el cielo

Todos los colores

Ahora viene la continuación

La mirada poética

El cielo adentro, no el infierno

Amarillo y rojo.

El poder de la memoria

Una antigua costumbre me sigue siendo útil: la de venir temprano a escribir. O simplemente esperar el día amanecer. Una y otra se parecen. En realidad, andan casi juntas. Lo decisivo es llegar primero.

Antes de que se puedan imponer las programaciones habituales. Este espacio inaugural, este mero estar por un tiempo simplemente conmigo mismo, me lleva de nuevo a un punto original. Menos juicios. Menos mandatos. Nada de malo con los juicios ni con los mandatos. Unos y otros tienen su momento.

Pero es bueno tener al menos un tiempo para uno mismo, una misma. Tiempo que se repetirá a lo largo del día y de los días siguientes, si es que tenemos una atención concentrada y alerta. Una disposición a actuar según nuestra naturaleza más profunda. Esto del lenguaje inclusivo o incluyente es importante.

Las mujeres suelen tener bien menos tiempo que los hombres, para sí mismas. No consigo reflexionar en abstracto. Lo que quiero compartir ahora, es algo bien sencillo. Prestar atención a lo que sucede. Estar presente. Estar en medio de las personas sin que esto signifique una claudicación o una abdicación. Más bien al contrario.

Que el estar juntos y juntas signifique un potenciar lo que nos es naturalmente bueno y querido, para una vida plena y feliz. Fluir en medio de las circunstancias, sin que el peso de las normas o la costumbre, o lo que sea, nos desfiguren.

Ser capaces de amar, con todo lo que esto significa. Abrir el corazón de tal forma que podamos darle la mano a quien lo necesita, y en este acto y por este acto, florecer. Ser más.

En los días actuales, la velocidad de los cambios y la predominancia de la vida virtual o los contactos a distancia o impersonales, desdibujan en alguna medida las características del existir. En varios de mis escritos he compartido aquí algo sobre esto. Lo que podría amenazar la vida, es también un desafío para descifrarla y vivirla más en plenitud.

Los sentidos son forzados a funcionar de maneras distintas a como era antiguamente. Pero en esta vorágine hay oasis de calma. Escuchar con atención, escucharnos y leernos en lo colectivo, es primordial. No perder de vista nuestra historia de vida. Saber quién somos, qué queremos, cuáles son nuestros valores fundamentales.

Ninguna tecnología podrá robarnos lo que es la existencia real. Una mirada, un abrazo, un toque de manos, una emoción profunda. Ayer estuve en la sede del sindicato docente al que pertenezco, y del cual fui parte de su dirección en dos oportunidades. La memoria de lo que fueron mis tiempos de docente en la UFPB tuvo el efecto de un tónico.

Un despertar. ¡Cuántas luchas en esos espacios!  ¡Cuánto de mí debo a esas jornadas colectivas de convivencia no siempre tranquila! La lucha moviliza. El abrirnos a las demás personas nos da una fuerza invencible. El recuerdo de que soy un luchador, me acerca a quienes están en esa misma condición.

Me asemejo a toda una humanidad que por todas partes se esfuerza por tener un lugar bajo el sol. La vida sigue siendo un transcurso efímero. ¡Que este transitar nos encuentre plenos y plenas de aquella energía que brota de los valores superiores! ¡Que cada pequeño acto esté impregnado del placer y la alegría que mueven montañas!

Foto: Aconcagua (Mendoza, Argentina)

La guerrilla de la concordia

Por Jorge Drexler

La canción habla por sí misma. Dice lo que nos llega al corazón. En tiempos en que el amor vuelve a ocupar el centro en la cultura, es oportuno recordarla.

Amar es ir a ciegasEl corazón despega, mientras todo ardeOdiar es mucho más sencilloEl odio es el lazarilloDe los cobardes
¡Armémonos!Armémonos de valor¡Armémonos!Armémonos de valor, hasta los dientesEl miedo salió de su fosa y hoyAmar es cosa de valientes
¡Amémonos!Amémonos porque sí¡Amémonos!Ahora mismo y aquíHaciendo historiaSoltemos al aire nuestras octavillasDe la guerrilla de la concordia
Amar es ir a ciegasEl corazón despega, mientras todo ardeOdiar es mucho más sencilloEl odio es el lazarilloDe los cobardes
¡El odio es el lazarilloDe los cobardes!¡El odio es el lazarilloDe los cobardes!
¡Armémonos!Armémonos de valor¡Armémonos!Armémonos de valor, hasta los dientesEl miedo salió de su fosa y hoyAmar es cosa de valientes
Amar es cosa de valientesAmar es cosa de valientesAmar es cosa de valientesAmar es cosa de valientes
Soltemos al aire nuestras octavillasDe la guerrilla de la concordia
Cuerpo a cuerpo, verso a verso(¡Amar es cosa de valientes!) Es una guerra de guerrillasY hay un comando de poetas suicidas rimando en las alcantarillasDiciendo armémonos, armémonos de valor hasta los dientesPorque amar¡Amar es cosa de valientes! (¡Amar es cosa de valientes!)

Vuelven las flores

Vuelve la primavera

Vuelve la alegría

Vuelve la integración social

Vuelve la inclusión social

Vuelve el respeto

Vuelven las diferencias que nos humanizan

Vuelve el régimen constitucional

Vuelve la construcción colectiva de un proyecto de justicia y paz

Vuelve el amor

Sobre todo el amor, está siempre volviendo.