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La guerrilla de la concordia

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Por Jorge Drexler

La canción habla por sí misma. Dice lo que nos llega al corazón. En tiempos en que el amor vuelve a ocupar el centro en la cultura, es oportuno recordarla.

Amar es ir a ciegasEl corazón despega, mientras todo ardeOdiar es mucho más sencilloEl odio es el lazarilloDe los cobardes
¡Armémonos!Armémonos de valor¡Armémonos!Armémonos de valor, hasta los dientesEl miedo salió de su fosa y hoyAmar es cosa de valientes
¡Amémonos!Amémonos porque sí¡Amémonos!Ahora mismo y aquíHaciendo historiaSoltemos al aire nuestras octavillasDe la guerrilla de la concordia
Amar es ir a ciegasEl corazón despega, mientras todo ardeOdiar es mucho más sencilloEl odio es el lazarilloDe los cobardes
¡El odio es el lazarilloDe los cobardes!¡El odio es el lazarilloDe los cobardes!
¡Armémonos!Armémonos de valor¡Armémonos!Armémonos de valor, hasta los dientesEl miedo salió de su fosa y hoyAmar es cosa de valientes
Amar es cosa de valientesAmar es cosa de valientesAmar es cosa de valientesAmar es cosa de valientes
Soltemos al aire nuestras octavillasDe la guerrilla de la concordia
Cuerpo a cuerpo, verso a verso(¡Amar es cosa de valientes!) Es una guerra de guerrillasY hay un comando de poetas suicidas rimando en las alcantarillasDiciendo armémonos, armémonos de valor hasta los dientesPorque amar¡Amar es cosa de valientes! (¡Amar es cosa de valientes!)

En amor

Rojo y amarillo

Paz y serenidad

Fuerza y placer

Centramiento y foco

Seguridad

Pensando en estas cosas, veo que el placer, la fuerza, la serenidad, la seguridad y la paz, vienen de una única fuente.

El intelectual o la intelectual disocian constantemente todo. Separan y oponen. Disecan y excluyen. Yo, al contrario, junto y reúno, coso y tejo, integro, constantemente.

Por eso es que cada vez más estoy bien. La unidad alcanzada me contiene y me guarda. Ella es preexistente. Es hacia allí que va todo. El sentido de la vida es amor.

La vida no tolera la disociación. Es unidad. Una. Cuando prestamos atención, podemos saber sin duda (o con poco margen de duda) si estamos por entero en una acción.

La historia, la música, la literatura, la vida cotidiana, la poesía, son otros tantos medios para recomponer la unidad del todo.

El todo no suprime sino integra las partes. La ignorancia ampliamente extendida en nuestros días, se apoya en la negación de la filosofia, que a su vez nos muestra la génesis de las cosas.

Al tomarse como dado algo que no lo es, se invierte la realidad y se pervierte el sentido del vivir. No hay necesidad de que personas sufran, pasen hambre, se enfermen y mueran.

Esto es perfectamente evitable. Desde por lo menos los años 1960, las Naciones Unidas han mostrado que hay alimentos para todas las personas.

Al esconder y negar el conocimiento, se destruye la humanidad de la gente. Se la condena a vivir y morir sin sentido. ¡Esto no puede ser!

La idiotización, la bestialización, la pura y simple degradación que se quiere naturalizar, no tiene nada de natural. Es decisión de los poderes de este mundo. Esto debe cambiar.

El desarrollo pleno de la persona en toda la multiplicidad y diversidad de sus dimensiones, debe ser garantizado por una educación libertadora, cuyos fundamentos y práctica se encuentran, entre otras fuentes, en la pedagogia de Paulo Freire.

La obra de Karl Marx ha puesto en evidencia los efectos nocivos de una sociedad basada en la acumulación de riquezas y en la propiedad privada, que destituyen a la persona de su dignidad, tornándola apenas medio. Algo que se usa y se desprecia.

Es imprescindible un cambio de dirección. El Papa Francisco viene insistiendo en esta necesidad. ¡No tenemos tiempo que perder!

La sociología de Max Weber y Emile Durkheim señalan con claridad el carácter imprescindible del sentido y la solidaridad como bases de la sociedad.

Es imperioso que la educación, la familia y la sociedad como un todo, se vuelquen en esa dirección.

Brasil viene dando pasos firmes en ese sentido. Dejar la política de muerte y engaños practicada durante estos últimos diez años.

Reorientar la vida hacia el amor. Su fuente, origen y sentido.

Ilustración: “El tejido del universo.”

La fuerza de la palabra

Por Felipe Puerta Jaramillo*

Hoy te vengo a contar
Que la vida es una rueda
Rueda

Hoy te vengo a invitar
A que entres en la rueda
Rueda

Que la palabra
Te de la fuerza
Y que te acoja
De corazón (Bis)

Letra: Felipe Puerta, 24-10-2021
Música e Interpretación: Elena Montufar, 18-01-2022

Link para acceder a la canción “La Fuerza de la Palabra”:
https://drive.google.com/file/d/1kdFBmMJi-8jeBziFrZCMxUKD7PkyEqub/view?usp=sharing


* El autor es colombiano, Psicólogo de la Universidad Católica del Oriente (UCO), Magister en Intervenciones Psicosociales (FUNLAM), Formación básica en Terapia Gestalt “Introducción al abordaje Holístico de la Salud” (Casa Gestáltica de la Salud; Buenos Aires, Argentina), Formación en Terapia Comunitaria Integrativa (Polo Formador MUYUMPA, de Ecuador), Miembro asociado de ABRATECOM, Miembro de la Red internacional de TCI en Español (Integrante del grupo de Comunicaciones), Fundador de la Red y el Directorio de TCI-Colombia.

El tesoro existe

Los días van pasando uno tras otro, como las cuentas de un collar. En el medio, mis pasos en esta o aquella dirección.

Buscando el sol. El amor. La canción. Todo lo que trae alegría a la vida.

Sigo en ese mismo intento, día tras día. Sé que no estoy solo, y esto me anima.

Recupero la noción total de mi vida. Desde el comienzo hasta este instante. Un color, anaranjado y amarillo.

Después rojo. Celeste, azul, hasta formar un arco-iris. Rosado, verde claro. El sueño es real. El tesoro existe. Está en mi interior.

Creo que debe ser así con cada persona que se quiera, que se abrace de verdad, que se perdone, que se sepa humana. No hago generalizaciones.

Vivo mi vida, entretejida con quienes me componen por dentro y alrededor. No es poca gente. Me veo en ese espejo.

Respiro y sigo. ¡Hasta mañana! ¡Quien sabe hasta pasado mañana! ¡Hasta el año que viene!

¿Qué revolución?

Llueve. ¿Qué quiero? Saber qué quiero. Sentirme bien. Voy limpiando mi interior. Sacando lo que no sirve, lo que no es mío. La basura a la basura. Espero que pase la lluvia para salir.

Mientras tanto, ando por las veredas internas. Escucho “Despacito,” de Luis Fonsi. Trato de descomprimir. Pocas obligaciones. Cosas de casa. Trato de hacerlas divirtiéndome.

O al menos sin sufrimiento. ¿Qué revolución? La lluvia llama a un recogimiento. Veo lo que fueron y son mis caminos. Sentir. Siento mucho. No en el sentido de una disculpa.

Escucho Pink cantando “What´s up”. Las letras van bajando a la hoja. La lluvia hace un espacio. Un intervalo. Escucho a la gente, no sólo con los oídos, sino con el corazón.

La canción me llega con todo. Cómo se puede hablar de dilemas, aún de problemas, sin envenenarnos. Esa es mi revolución. Así eran Los Beatles. Revolución. ¿Qué revolución? Amar. Amor.

Reír. Mi río interior, que legué a pensar fuera una debilidad o defecto, es una virtud. Es mi fuerza. Escucho Katy Perry: “Roar.” Así se va yendo la mañana. Algo de sol me dice que es hora de salir.

Siempre fui de jugar. No caía bien a cierta gente “seria.” Pero sigo jugando. No habría llegado hasta aquí sin jugar. Desactivar el mecanismo interior de la violencia. No necesito salir armado a la calle.

Puedo simplemente ir. Recuerdo cómo cuando vivía en Mendoza, la música era un correo directo. El aire y el sonido nos unían.

La lluvia y el sol me trajeron de vuelta. Rain. Así que ahora ya les puedo dejar. ¡Hasta mañana!