Arquivo da tag: Escritura

Vida

Siendo quien soy

Estando como estoy

Estando donde estoy

Es un verdadero milagro

No transformo mis sentimientos en explicaciones

Yo sé de donde vengo y quién soy

Ando por ahí y me maravilla estar vivo

Tener sueños y confiar

Después de todo

Sigo confiando

A pesar de todo.

La vida sigue sorprendiéndome

Como antes

Como antes de todo

Antes de cualquier cosa.

¡Cada segundo es tan precioso!

Un valor incalculable.

La vida no tiene precio.

Llegar a la noche y aún apesar de todo pasar al día siguiente es una hazaña.

Trato de respetarme como soy y como estoy

No es fácil con mi historia

Tendría de todo para ni siquiera estar aquí

Soy testimonio de una época

Esfuerzos incesantes

¡Cada segundo es tan precioso!

No sé cuántos días puedo llegar a vivir todavía

Este me es bastante

Estos instantes me son indeciblemente valiosos

Me leo en las hojas y me voy yendo

Que es mi manera de volver.

El cielo es aquí

Una ventanita al cielo

Un lugar bajo el cielo

El cielo es aquí dentro y al ladito

Escribir y publicar son actos creadores y liberadores

Andar por el mundo

Disfrutar del contacto humano

Reunión con viejas amistades

Deshacer miedos y culpas inexistentes

Disolver lo que separa

Aceptar la vida.

No estoy solo

Cuento con apoyo confiable.

Valorizar la vida

Valorizar la vida

Todos mis textos son un único texto

Esto hace que mi vida sea escrita y leída

Vivida y encuadernada

Nada está fuera de mi experiencia

Y a ciencia certa

La renovación constante de todo

Sostiene mis pies y me trae confianza.

Por eso no dejo de leer y leerme

Me leo en lo que veo. Un rostro, el cielo, el canto de las aves

Me encuentro y me encanto en cada respiración

Valorizar el estar vivo es mucho esto

Estar presente, ser presencia

Andar por los caminos de Dios y ser luz.

Hojas

Una hoja en blanco es una posibilidad

Una perspectiva

Una invitación

Un reencuentro

Una necesidad

Un respiro profundo

No se necesitan muchas palabras

Basta decir lo que siento

Confianza creciente

Pertenecimiento

Ser parte y formar parte

Hojas escritas son una casa

Vuelvo a ellas y me guardo y me resguardo

Los rostros queridos que me habitan

Las flores que fui capaz de generar y ver.

La historia que pasa y no pasa

Vuelve y refulge hasta hacerse sol.

La risa es la capitana

Es donde mejor estoy

Respiro hondo

Estoy a mis anchas

No busco otra cosa

Dejar que la vida vaya bajando a la hoja

Tarde de calor

Flores en el campo

Y aquí en la ciudad

Vengo a ocupar mi lugar

Asumiendo la persona que soy

Los escritos me recogen y resumen

El rumbo de las horas es incierto

¿No cierto?

No tanto

El amor es el rumbo

No hay otro horizonte

La risa es la capitana

Acepto las fluctuaciones de la vida

Mis fragilidades

Me sostienen

No me exijo lo imposible

Mi fuerza es mi sentir

Simple así

Así de simple

La belleza me encanta

Ando por un borde

La vida son bordes

Bordan caminos

Tejen destinos

Así soy y llegué aquí.

 

Pertenecimiento e identidad

Escribiendo voy haciendo mi lugar. Recupero la noción de la persona que soy. Esto es poderoso. Muy fuerte realmente.

El entrelazamiento de actos, hechos, personas, lugares, libros, colores, sentimientos, que me compone. Esto al mismo tiempo permanece y cambia. Cambia y permanece. ¿Qué es lo que cambia, y qué lo que permanece? Solamente la atención consciente y la escucha activa, así como este ejercicio de ponerme en palabras, me permite la actualización contínua que me repone una sensación de continuidad y paz.

Pertenecimiento e identidad. Veo que las fuentes de fuerza que me sostuvieron en el pasado permanecen y cambian. Se agregan otras. Releer lo que he ido escribiendo me pone en contacto con la propia substancia de la vida. Estar aquí se hace entonces más pleno y placentero. El vivir se va renovando en un nacer contínuo.

El mundo de los libros

Es mi mundo preferido. Me he venido internando aquí bien desde chiquito. Cada vez más me reconozco como persona literaria y poética. El mundo de los libros.

Me alegra ver que alrededor mío hay gente que también vive así. Escriben y leen y sus vidas se cosen en páginas y palabras. Aquí la diversidad, el conocimiento, el aprendizaje colectivo que libera y renueva.

Mientras escribo vienen a mi memoria los primeros libros. Los primeros cuentos. Por ahí creo que no tengo amigos o tengo pocos amigos. Me hice amigo de mí mismo, sin embargo, y esto es una tarea en construcción.

Este acercarme a la persona que soy, con una actitud de cariño y afecto, con aceptación, viene siendo uno de los hechos más significativos de mi vida. El sentimiento de pertenecer a algo acogedor y amoroso viene siendo cada vez más el tono de mi existir. Me doy cuenta de que puedo confiar.

Puedo seguir adelante sabiendo que si pude llegar hasta aquí, puedo dar un paso más, o muchos más. Puedo pedir ayuda y la recibo y brindo. Así voy construyendo momentos de alegría que se suceden casi continuamente. Subidas y bajadas son inevitables. Pero predomina cada vez más una sensación placentera y de paz. Saber que no estoy solo tiene un papel primordial en esta hora.

Los libros me reúnen y me amplían. Son mi casa mayor. Anoto y escribo lo que escucho y veo, lo que voy aprendiendo, y así me uno cada vez más a la gente con quien convivo, y al tiempo que se hace así eterno. Lo que está fuera de mi alcance tiende a quedar en su lugar, invadiendo menos. Lo presente y actual se hace así de una intensidad y calidad sin igual.

Escribir

Me pongo a escribir sin ningún motivo concreto para hacerlo. El mero placer de seguir juntándome en palabras.

Viene toda la vida vivida, y esto es talvez lo más valioso de este ejercicio. Las cosas que he ido aprendiendo e incorporando a lo largo del tiempo. Especialmente mi apertura a las voces horizontales, la voz comunitaria, que airea el espacio interior. Gano más confianza y aprecio por mí mismo. Recupero una noción más clara y completa de la persona que soy. Refuerzo mi sensación de pertenecimiento, tan preciosa. Cultivo los pensamientos positivos, la esperanza activa, la fe concreta y eficaz. Los recursos de enfrentamento y superación que me capacitan para ser más feliz. Las imágenes movilizadoras y tranquilizadoras. El saber que no tengo tareas que cumplir, sino ir floreciendo. Nada más ni nada menos.

Libros que van llegando

Escribo un libro que es puerto seguro. Un diario. Un registro de lo que es mi vida, de lo que fue o creí que pudo haber llegado a ser, y de mis sueños, proyectos y esperanzas.

Este juego de guardar la vida juega conmigo, ya que los libros se van configurando y desdoblando en libros subsiguientes, y así sucesivamente.

Es como una construcción en la arena al borde del mar. Leo para refugiarme y recuperar fuerzas. Escribo para verme y saber de mí. Leer y escribir son complementarios e inseparables. Cuando no leo o no escribo me falta algo. Me falta esa expansión y enraizamiento, esa pérdida de la extrañeza cuando quedo a merced de un existir meramente vacío, al cual le escapo.

La vida más próxima y contigua, aquella rubiecita que pasea con su perro por el barrio. La playa y el mar. Una conversación con una persona de la familia. Gente que me atiende en la clínica o en la panadería. Los sonidos del día que comienza. El pasar de las horas que se va constituyendo en una especie de regazo materno, donde puedo descansar confiado.

Cuando consigo resguardarme en este espacio seguro–y debo hacerlo tanto más eficientemente cuanto más arrecia la presión exterior en dirección al vaciamiento sea por el miedo o la desesperanza—más recupero la noción de mí que me devuelve un sentido de familiaridad y pertenecimiento.