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Salud Mental Comunitaria en tiempos de pandemia

La Terapia Comunitaria Integrativa es un espacio en el que podemos hablar de lo que nos preocupa, intercambiar estrategias de superación, aumentar nuestra autoestima y construír y fortalecer vínculos solidarios.

En tiempos de confinamiento se realiza virtualmente. Es gratuita y pública. En este enlace puede usted elegir una ronda virtual en la que desee ingresar.  https://drive.google.com/file/d/117d-zPlNPlF1Bz9e_MEV5ZABDsAf_DAI/view?usp=sharing

Esta actividad cuenta con el apoyo del Departamento de Salud Mental Comunitaria de la Asociación Mundial de Psiquiatria Social y de la ABRATECOM-Asociación Brasileña de Terapia Comunitaria Integrativa.

Participe y divulgue!

Derribar la estatua de un colonialista tiene un profundo significado espiritual

Por Anna Polo

La estatua de Cristóbal Colón derribada en Minnesota (Foto de la agencia Dire)

La muerte de George Floyd no sólo ha provocado protestas generalizadas sobre la brutalidad de la policía contra los afroamericanos, sino que también ha reavivado el debate sobre la violencia de la esclavitud y el colonialismo, y ha dado lugar a acciones de ataque contra sus símbolos. En los Estados Unidos, las estatuas de los generales de la Confederación han sido derribadas, removidas o cubiertas con escritura. En el Reino Unido sucedió con los de los traficantes de esclavos y los políticos, incluyendo a Churchill, acusado de ser racista. En los Países Bajos, los manifestantes pidieron que se retirara la estatua de un funcionario de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y en Bélgica la protesta se centró en los monumentos dedicados al Rey Leopoldo II. Los manifestantes denuncian que el soberano sigue siendo honrado como benefactor, con calles que llevan su nombre y estatuas en muchos espacios públicos de Bélgica y también del Congo, a pesar de las atrocidades cometidas contra el pueblo congoleño.

Hablamos de ello con Valentin Mufila, un músico originario del Congo que ha vivido en Italia durante años y que conoce a fondo la historia africana. Una historia borrada por el colonialismo para justificar las atrocidades y el saqueo sistemático de las riquezas de los pueblos presentados como salvajes para ser civilizados, tema sobre el que ha escrito numerosos artículos para Pressenza.

¿Qué valor simbólico, espiritual y social tienen para ti estas acciones contra las estatuas de personajes como el Rey Leopoldo II de Bélgica?

En la cultura africana los símbolos son importantes y tienen un fuerte valor espiritual. En las sociedades iniciadoras todo tiene sentido. Nada se hace por casualidad. Ocurre con máscaras, banderas, estatuas y demás. A nivel espiritual para los africanos, las máscaras son un símbolo de culto, no un objeto de museo, aunque algunas tienen un valor artístico.

Los monumentos tienen un valor y una carga similares; por eso es tan fuerte y conmovedor para mí ver a jóvenes africanos y belgas unidos en el rechazo del pasado simbolizado por los monumentos dedicados al Rey Leopoldo II. Este es uno de los efectos beneficiosos de la inmigración, que ha creado lazos y construido amistades entre ellos.  Ver caer los monumentos del Rey de Bélgica me da la idea de que algo muy fuerte está sucediendo en un nivel concreto, espiritual, social e histórico. Es la caída del símbolo espiritual del poder colonial.

Y esto me lleva de vuelta al profeta congoleño Simon Kimbangu, según el cual una liberación espiritual era necesaria primero para la liberación del pueblo africano.

Como dije, las banderas también tienen un valor simbólico: la del Estado Libre del Congo creado tras la Conferencia de Berlín en 1884/85 – de hecho, un dominio privado del Rey Leopoldo – tenía una estrella amarilla en un campo azul. La estrella simbolizaba el genio occidental que vino a traer la salvación y la civilización a la oscuridad africana representada por el azul. En 1960, tras la independencia, los padres fundadores con Lumumba dejaron la bandera tal como estaba, pero le añadieron una diagonal roja como símbolo del sufrimiento y sacrificio de los mártires congoleños.

¿Han tenido repercusiones estas protestas en el Congo?

He llamado a amigos y familiares en el Congo, pero lamentablemente el 90% de la población es pobre, no tiene electricidad ni conexión a Internet y por lo tanto no podía seguir lo que pasaba. Hay que decir, sin embargo, que la destrucción de las estatuas de Leopoldo II no es algo nuevo para nosotros: ya ocurrió en los años 70 con Mobutu, cuando el país se llamaba Zaire, como una oportunidad para eliminar los símbolos de la opresión sufrida por nuestro pueblo, por ejemplo, el enorme monumento al rey en la Estación Central de Kinshasa.

Además, la campaña de Mobutu «Retorno a la Autenticidad» tenía como objetivo volver a los valores anteriores a la llegada de los colonizadores y borrar la imaginación belga dentro de nosotros – los belgas seguían siendo los modelos a seguir. Por primera vez tuvimos la posibilidad de no llevar más nombres cristianos y occidentales, sino congoleños.

En Bélgica el colonialismo es todavía un tema tabú en las escuelas y en el Congo había que estudiar la historia de los reyes belgas. ¿Qué papel puede desempeñar la educación para ayudar a los europeos y a los africanos a superar el pasado?

Volviendo a las manifestaciones, es muy importante ver que los jóvenes educados para considerar a Leopoldo II como un padre fundador, un constructor, un reformador, un benefactor, se niegan ahora a llevar la carga de un pasado de esclavitud y colonialismo y reconocen que en realidad fue un tirano. Estos jóvenes quieren construir nuevos puentes con el Congo; no quieren olvidar el pasado, sino abrir esta página oscura y aprender de ella para cambiar las cosas y evitar repetir los errores cometidos.

En todo Occidente estos temas siguen siendo tabú. La muerte de Floyd ha sacado a la luz páginas ocultas de racismo y colonialismo no sólo en África, sino también en América del Sur, Australia y otros lugares.

En Bélgica, el diputado de origen togolés Kalvin Soiresse Njall está haciendo un gran trabajo en Bélgica para asegurar que, en las escuelas, universidades y la educación en general sepamos lo que pasó y cuáles son las consecuencias que todavía están presentes hoy en día. La verdad debe ser estudiada: Bélgica se ha enriquecido con la sangre de los congoleños y nuestra historia se ha borrado, como si todo comenzara con la llegada de los colonizadores. Como si no hubiera habido reinos, monedas, un sistema político y legal como en todas las civilizaciones. Todo esto no se estudia en las escuelas. Y también hay que estudiar la oscura historia de muchos países africanos, con sus dictadores, muertes y tragedias. Este trabajo debe hacerse no sólo en las escuelas, sino también en el arte, la música, la cultura. La educación y la memoria histórica son muy importantes.

¿Podrían estas acciones, en tu opinión, sacudir la conciencia de los occidentales y los africanos sobre lo que realmente fueron la esclavitud y el colonialismo e iniciar un amplio debate sobre ellos?

Eso espero. Como africanos estábamos un poco perdidos; los trágicos acontecimientos en los Estados Unidos nos están dando una bofetada. Hay un punto muy importante del que me gustaría hablar: muchos africanos no han podido estar de luto por sus seres queridos asesinados por los colonizadores y sus descendientes no tienen entierros que honrar. Me refiero, por ejemplo, a los reyes que no quisieron someterse a Leopoldo, cuyas cabezas cortadas fueron encontradas en un importante museo de Bélgica. Así que aquí, también, la recuperación de la memoria es fundamental.

¿Cómo se puede llegar a abordar el tema central de la enorme reparación que Occidente aún debe a África y a todos los demás países despojados y colonizados?

No tengo una solución mágica, pero creo que es necesario volver una vez más al tema del «derecho a saber», permitiendo a los historiadores el acceso a los archivos de los países colonizadores, por ejemplo. Y añadiría el derecho a recuperar nuestro muy rico patrimonio artístico y cultural, como Benín hizo con Francia.

Hablando de compensación económica, se debería crear una comisión para identificar los daños causados, y luego llegar a acuerdos bilaterales claros para tomar un nuevo camino, a partir de nuevas bases. África necesita una compensación, no nuevas deudas. Por supuesto, no me gustaría ver a un país quebrar porque está arruinado por eso, pero creo que la gente puede organizarse, puede hablar y puede identificar varias posibilidades.

No me gusta oír a alguien disculparse por tantas atrocidades. Es un muy poco; pedir perdón es mejor, pero no tiene por qué limitarse a las palabras. No conozco las cifras exactas, pero algunos dicen que la riqueza acumulada por Bélgica con la sangre de los congoleños equivale a casi 100 mil millones de euros. Pero, sobre todo, creo que necesitamos actos muy fuertes de reconciliación reconociendo el pasado.

El ser humano está hecho de luz y sombra. Comete muchos errores, pero también puede aprender de ellos, cambiar y traer luz, amor y hermandad para construir un futuro más bello y justo.


Traducido del italiano por Estefany Zaldumbide

Trayectoria

Yo no sé si cuando esta nota vea la luz, Brasil habrá vuelto a ser una república democrática constitucional. Tal vez sea una esperanza desmedida. Sin duda es un legítimo deseo, después del largo período de destrucción minuciosa de la ciudadanía, los derechos humanos, sociales, laborales, la cultura, la convivencia, el arte, que culminó con la elección fraudulenta que puso en la presidencia del país un criminal de lesa humanidad.
Esta operación macabra fue ejecutada por la prensa venal, la policía transformada en policía política, al servicio de la persecución contra Lula y el PT, y una masa descalificada movida por el odio, el prejuicio, la ignorancia, la desinformación, la falta de cualquier vestigio de humanidad. Obviamente un legislativo y judicial totalmente alineados con un proyecto de destrucción de Brasil y su pueblo.
Comenzó junio con movilizaciones masivas a lo largo y a lo ancho del país. La juventud, las mujeres, el movimento negro, el movimento sindical, la oposición política de izquierda, juristas democráticos, cientistas, artistas, movilizadores culturales, etc, de pie desafiando la pandemia tanto cuanto la represión policial incentivada por el delincuente que ocupa la presidencia de la república. Exigiendo el retorno de la democracia y el fin del genocidio.
Memorias llaman memorias. En junio de 1976, otro régimen ilegal y genocida, encabezado por Videla y con la complicidad de vastos sectores civiles, empresariales y eclesiásticos, expulsaba de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, Argentina, a la casi totalidad de los alumnos y alumnas de la carrera de sociología, bajo la acusación de “subversivos”. No hubo proceso, juicio, defensa. Solamente hubo un castigo, una penalidad.
En aquella época, la rotulación de subversivo era un peludio de la muerte, tortura, secuestro y desaparición de la persona. Me tocó ese destino. No cometí ningún delito, no soy culpable de nada. No sé si la delincuencia universitaria servil a la dictadura pagó por su delito. No creo. La impunidad parece ser la regla en estos casos. Hubo actos de reparación moral muchos años después, que honran a la Universidad Nacional de Cuyo.
La herida, sin embargo, tuvo que ser curada más allá de acciones burocráticas o administrativas. Fui reparado por la propia ciudadanía, en Mendoza y aquí en Brasil. La gente sabe quién soy. Yo no cambié de lado, no fingí ser lo que no era. Sigo siendo el mismo que fui antes, después y ahora.
La mentira tiene piernas cortas. La delincuencia de 1976 fue juzgada como deberá serlo la delincuencia que en Brasil atropelló todos los derechos elementales de la humanidad y la ciudadanía. Cuando un pueblo pierde el miedo y se pone de pie, chau totalitarismo. En algún momento la gente despierta, y prefiere la vida.

Defender la vida

El ser humano no nace, se hace. Esto, que es una constatación científica (antropología, sociología, educación, psicología, linguística), viene siendo prolijamente desarmado por la nefasta combinación del neonazismo, la mídia, las llamadas redes sociales, y un vasto sector de la población que antiguamente tenía algún pudor en mostrarse, y que hoy al contrario, abiertamente proclama su subhumanidad.
Son personas (y ya siento que debo cambiar la palabra: persona es alguien que tiene cara, tiene valores, ética, principios) para quienes la vida no tiene valor. Matan de distinas maneras. Tal como el policía asesino que en Estados Unidos simplemente asfixió al hombre negro acusado de haber pagado con un billete falso, en Brasil una masa descalificada eligió a un despresidente que es misógino, defiende la tortura, es homofóbico y racista.
Crimen es crimen. Se mata con prejuicios, con mentira, calumnia, difamación, y se mata también negando asistencia financiera (un deber del estado) a las personas que trabajan y a los pobres, obligándolos a salir a la calle en medio de la pandemia. O sea, mandándolos a la muerte. Cámaras de gas, campos de concentración, centros de tortura. Todo esto estimulado y apoyado por la prensa mercenaria.
 Aquí en Brasil estamos viviendo el doble ataque de la deshumanidad. ¿Adónde quiero llegar? Al hecho de que si no emprendemos a tiempo y eficientemente una contraofensiva humanizadora a través del arte, la cultura, la educación y la defensa activa y contínua de los Derechos Humanos, podemos estar yendo en dirección a un holocausto.
No hay chistes racistas ni chistes homofóbicos ni misóginos. Hay delitos contra la persona que se perpetran de manera cobarde, canalla y cruel, en el ámbito íntimo, en la familia, en la escuela, en la calle, en el trabajo. Cuando una persona es negada en su identidad, en su manera de ser, de hablar, de manifestarse, se está perpetrando un asesinato.
Este tiempo de pandemia me ha puesto en contacto estrecho y cotidiano con gente en busca de sí misma. Gente que participa de rondas virtuales de Terapia Comunitaria Integrativa. Aquí vamos conversando, escuchándonos, estableciendo vínculos afectivos, recreando sentidos para el vivir. Recuperando nuestra propia identidad, tan negada por la industria de la muerte.
Jesús compara el reino de Dios a una semilla de mostaza que una vez puesta en la tierra, crece y se transforma en árbol que da abrigo a los pájaros y sombra a los viajantes. Estos espacios de recuperación de lo humano tienen la misma conotación. Vernos en el otro, reconocernos en el diferente, descubrir las semejanzas que nos constituyen como un tejido multicolor.
Encontrar fuerzas para resistir, para rehacernos, para seguir adelante. Alimentar aquella alegría y energía vital que nos quieren robar. Hay tesoros que no pueden ser robados. El evangelio nos lo recuerda.
 

Terapia Comunitaria Integrativa realiza rondas virtuales en América Latina

La Terapia Comunitaria Integrativa es un espacio donde se comparten sufrimientos y estrategias de superación, y se construyen vínculos.
En estos tiempos en que la cuarentena nos obliga a permanecer en casa, lejos de personas queridas, podemos encontrarnos virtualmente.
Es importante hablar de lo que nos hace sufrir, así como también celebrar la vida, crear vínculos, fortalecer la autoestima, encontrar estrategias de superación.
Vea el cronograma de rondas virtuales de Terapia Comunitaria Integrativa  donde puede ingresar gratuitamente :
https://drive.google.com/file/d/1zf2ao3VmrTrxWEuF12OukPzTQ7XoBfOd/view?usp=sharing
Apoyo: ABRATECOM (Asociación Brasileña de Terapia Comunitaria Integrativa) y Departamento de Salud Mental Comunitaria de la WASP (Asociación Mundial de Psiquiatría Social)

Creciendo

Podría parecer que el panorama estaría ocupado exclusivamente por noticias o temas tóxicos. El desgobierno nacional o la pandemia.
Existe sin embargo todo un mundo de positividad que sigue cultivándose y expandiéndose. Esta última semana participé de dos rondas de Terapia Comunitaria Integrativa on line.
La modalidad del encuentro no altera el resultado del proceso. Son personas queridas o conocidas, en gran parte.
En todo caso, es una reactivación de un recurso cultural y social de gran efectividad. Sigue siendo posible y necesario que nos encontremos, de la manera que se puede en este momento.
Compartir experiencias, saber que no estamos solos/as. Redescubrir el mundo íntimo y próximo. Revalorizar la vida.
Saber que hay un mañana que nos espera. Volver a estudiar. Volver a crear o seguir creando. Descubrir el valor de cada segundo.