Arquivo da tag: Ubicación

En mi lugar

En mi lugar. En amor. En María. Dondequiera que esté, estoy en mi lugar. Esto es algo muy simple y verdadero.

Ahora escribo porque no puedo dormir. Muchas impresiones. Sentimientos. Sensaciones. Yo soy así, qué va´ser. Siempre fui así y ahora está más claro.

Consciencia es eso. Saber qué pasa, y qué es qué. Vivir esto, vivir así, es mi gloria. Choques generacionales.

Los viejos parece que debemos ser desafiados contínuamente por la juventud, que cree saberlo todo. Por ahí les doy un parate.

El día ya ha empezado y yo estoy aquí. Vos estás allí. Y esto es comunicación, o podría serlo. No banalizar la vida. No sé qué más escribiría, hasta que venga el sueño.

Si yo escribiera un libro, le llamaría así: En mi lugar. Mi lugar soy yo. Yo soy esto que está aquí. Algo que fue envejeciendo y sigue aprendiendo.

Estar aquí es mi conquista y mi fuerza. Es mi historia resumida y potenciada. Es lo que conseguí y consigo ser. El amor de una mujer. En esto se concentra todo lo que soy. Ser uno en amor y por amor.

Soy feliz y soy amado. Esto es mi centro y mi eje. Consciente de mi perecibilidad, que me eterniza. No sé si hay algo más allá de la muerte. Mi horizonte no es la muerte sino la vida.

No dejo de registrar, sin embargo, el paso del tiempo. Esto es lo que más me anima. Estar presente. ¡Presenten, armas! ¿Cuál es mi arma? La atención.

La atención al momento. La vuelta de la democracia en Brasil me ha traído un poco de paz. Al menos ha cambiado el clima nacional. Esto no es poco. Hay otra energía en el aire. Respiro mejor.

Estar en mi lugar ahora es un poco más fácil. El miedo por ahí como que le distancia a uno del presente. La tensión crea una barrera. En fin, creo que por ahora es esto. ¡Buen día!

Pausa

Parar abre un espacio. Un lugar
Entonces puedo ver
Puedo estar
Y me conecto
Salgo del frenesí de creer que debo estar siempre haciendo algo, pensando, analizando, juzgando, proyectando
Puedo solamente estar en este espacio que soy yo, donde estoy
Tranquilo y sereno.
Leer me ayuda a estar en mí, a reconocerme.
Me aquieto al reconectarme.
Leer y caminar se parecen
Paso a paso
Una letra me trae todo lo que necesito, y está aquí.

Entre dos soles

Hasta que llego aquí es un poco de irrealidad. El paseo por la peatonal esta mañana. Ahora el sol y el viento. Una lluvia pasajera. El verde a los lados del camino. La casa me parece más chica ahora.

Me muevo entre dos soles. Un sol de mañana y otro de tarde. Y todavía otros solcitos que se van hacia adelante, construyendo un camino de amor y confianza.

Paz y belleza. El mundo en que vivo. Así paso de un día al otro. Así atravieso las noches. Esperando el sol que inevitablemente siempre vuelve a nacer. Todos los días.

En vez de una revista, yo debería tener una editora. Tal la realidad escrita que me envuelve. De todas maneras, este lugar es propicio. Sigo creyendo en la palabra.

La palabra que es escucha, que es diálogo. Ahora escucho el soplar del viento. Vienen muchos recuerdos de todas partes. El arte es anidarse en los recuerdos. Los buenos recuerdos, por supuesto.

La buena memoria como lugar donde nacer a cada instante. Así podemos crecer continuamente, en dirección al sol. Creo que las cosas se simplifican cuando tenemos un centro. Un eje. Un foco. Algo que nos organiza.

Entonces es un poco más fácil. Encontrar un rumbo. Saber adónde ir. Qué hacer. A mi alrededor los libros. Los colores. Un cuadro que me retrata, probablemente más que cualquier otro cuadro mío. Es el que ilustra estas anotaciones. Es mi lugar.

Pertenecimiento

Dejar venir a la hoja algunas sensaciones

Como pétalos de flores

Que ruedan por el piso y en su movimiento simple

Nos dicen cosas.

Parar, parar, parar.

Necesito parar y estoy parando.

Nada me tranquiliza tanto como el dejar que las palabras bajen a la hoja

Todo se organiza y se ordena, todo es como debe ser

Si son poemas buenos o malos, o si son o no poemas,

No me importa

Busco apenas una sensación de pertenecimiento

Llegué a mi puerto

Este es mi lugar

 

Descansar. Mi lugar. Poesía

Leo tanto que de pronto no sé en cuál de los libros que estoy leyendo encontré una palabra que ahora resuena insistentemente en mí. Descansar. Descanso.

Aflojar esa presión insistente que contínuamente empuja hacia la acción. Hacer. Hacer. Hacer sin cesar. Está perfecto hacer. Es hermoso. Crear. Trabajar. Moverse. Ir de un lado a otro.

Sucede sin embargo que ahora al redescubir una vez más que además de hacer puedo descansar, estoy feliz. Puedo hacer o no. Puedo ir o no. Puedo hablar o callar.

Veo que hay un mecanismo compresor en actividad permanente. Yo no necesito, sin embargo, estar presionándome todo el tiempo. Eso es locura.

Puedo introducir una pausa que me permita ver si quiero o no hacer algo, sea un hacer externo o interno. No necesito responder de imediato a una pregunta que escucho. Puedo ver si hay respuesta o no.

No necesito actuar en automático todo el tiempo. Puedo nuevamente ver si es necesario o no, si quiero o no, si me gusta o no, si es o no el momento. O sea, en pocas palabras: puedo ser yo en vez de un robot.

Si descanso me alimento de la fuente de la vida, que es poesía. Poesía es más que los poemas. Es ese lugar adonde estoy cuando simplemente me permito disfrutar del mero estar vivo.

La vida es más que acción. Es también reflujo a lo eterno. Habitación en lo que que sostiene todas las cosas. Cuando descanso estoy en ese lugar eterno, en esa frecuencia.

Entonces veo que muchas veces me disgusto o no estoy bien, porque simplemente no soy yo quien está ahí. Es uno que se obliga a cumplir órdenes todo el tiempo. Yo puedo liberar a ese prisioneiro.

Sólo depende de mí si este instante es o no mío. Si es mío no hay tensión o casi no la hay. Es más un dejarme venir. Un dejarme estar. Un ir yendo. Un estar siendo.

Entonces la existencia y la convivencia dejan de ser un terreno de ataque o defensa, sumisión o imposición. Es nomás estar donde estoy, en mi lugar. Un lugar definido y preciso. Precioso.

He recorrido un largo camino para llegar hasta aquí. No tengo más apuro por nada. Y aún si algo urgente me requiriera, sólo lo podré atender si estoy en mí, tranquilamente.

Esto me tocó verificar recientemente. Un pariente en casa necesitando atención de emergencia en salud. Fue posible proveer a ese auxilio especializado activando el servicio de urgencia que lo vino a socorrer.

Dejar que la vida vaya yendo. Yo hago mi parte, y sé que el auxilio divino es permanente. Me ha tocado comprobarlo en circunstancias de riesgo extremo.

Hoy sé que la situación en que vivimos colectivamente es riesgosa. No dejo de dirigirme constantemente hacia esa luz que brilla sin cesar dentro de mi corazón y alrededor.

En ella encuentro una fuerza serena y segura que me mantiene en un estado de atención y confianza. Esa luz es lo que sostiene todo lo que existe y anima la vida en todas sus formas.

Es el Dios en que creo. Un Dios cotidiano al que aprendí a reconocer desde niño y a lo largo de la vida. Esto no me evitó tropiezos, caídas ni extravíos. Al contrario, todo eso es lo que una y otra vez me trajo al mismo lugar.

El valor incalculable de la vida

Escribo aunque no tenga nada que decir. Cuando lo hago me viene una sensación de que estoy ocupando mi lugar.

Gano fuerza para seguir adelante. Me comunico mejor con las demás personas. Vislumbro mejor mi camino, qué hacer.

Reavivo mis afectos. Refuerzo mi sensación de pertenecer a una comunidad en movimiento. Pierdo alguna sensación de extrañeza e inseguridad.

Recupero la noción de lo que ha sido mi vida hasta ahora. Veo lo que hice y siento una tranquilidad profunda. Me doy cuenta de que fue una vida fecunda y lo sigue siendo.

Este tiempo de ahora ya no tiene la presión por desempeño y resultados que hubo en otras etapas. Lo que pasó pasó. Se transformó en flores y en una atención redoblada al instante.

Veo lo que fui capaz de generar, el trayecto completo a veces con detalles al punto que me asombra. Entonces respiro hondo y agradezco la familia que tuve y tengo, las amistades que fui capaz de traer a mi interior.

Las lecciones que sigo aprendiendo, en particular ese juego de palabras que se arma y desarma a todo momento y del que formo parte. El valor incalculable de la vida.