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Nunca más

Hay una historia que no quise mirar más. Aunque yo no quiera, vuelve todos los días. Comprendí que me hicieron sentir culpable por la violencia perpetrada por la dictadura de Videla en Argentina.

Pero yo no tuve la culpa. No cometí ningún acto reprobable. Al contrario, trabajé por una universidad abierta y una sociología libertadora, cosas que hoy sigo practicando en la Terapia Comunitaria Integrativa y en la revista Consciência.

Necesito liberarme de ese sentimiento de culpa. ¿Ustedes me apoyan?

Esta consciencia me vino al volver del Congreso de la Terapia Comuniaria Integrativa 2023 realizado en Brasilia.

La diputada Erika Kokay (PT) nos hizo ver el sufrimiento de personas invisibilizadas, y la estrategia de culpabilizar a las víctimas.

Insistir en la inclusión social, en la recuperación de identidad y la sensación y sentido de pertenecimiento, es preciso.

La consciencia del deber cumplido

La sensación del deber cumplido. Nada se compara a la consciencia del deber cumplido.

Puedo permitirme una pausa. Un descanso. Relajar. No es una obligación externa, impuesta. Es una visión interior. Ver el camino recorrido y saber que valió la pena.

No me aparté de mi dirección, mi foco y mi sentido. Cambiaron muchas cosas alrededor, pero yo fui siendo cada vez más yo.

Cada vez más centrado en lo que para mí es lo esencial. Estoy llegando a la casa de los 70, en clima de los 60. Fiesta. Descontracción.

Las hojas se fueron apilando y resumiendo. Puedo respirar hondo. Cada instante actual es más intenso. Una concentración de tiempo. Una sorpresa y una promesa.

Haber permanecido en el rumbo correcto, haber mantenido la fe, la fidelidad, la lealtad. Ando por el barrio como quien nunca se fue. Y en realidad nunca me fui.

Me fui quedando. Recuperé la memoria de lo que fueron estos últimos 23 años. Salud mental comunitaria.

Terapia Comunitaria Integrativa. Puedo descansar. Puedo relajar. Cosí todo el tiempo de mi vida.

Continuidad de la vida

El tiempo se viene compactando. La experiencia se viene compactando. Todo lo vivido se reúne y fortalece. Resplandece y me guía y alimenta.

Lo que me toca vivir hoy se intensifica. Cada momento es más pleno, irradiante. Este tiempo es más mío. Soy más esto. No me pego a lo pasado, lo traigo conmigo como aprendizaje.

Mi confianza se nutre de la claridad de lo aprendido. Mi tiempo hoy es multiplicado. Condensado. Me siento más fuerte. Mis sentidos son los puentes, lo que me conecta y orienta.

La multiplicidad que me compone es semejante a la que me rodea y contiene. Estar aquí es estar bien. Es bueno estar aquí. Me siento bien. Me hace bien. Me siento más acogido ahora que reconozco mi diversidad. Ser, familia, comunidad interconexión.

Continuidad de la vida. Circularidad. Todos y todas pertenecemos a la tierra. Todos y todas somos parte de un solo ser. Identidad es pertenecimiento. Andar por el mundo, por el barrio, estar con gente, me devuelve una sensación de inclusión. Soy parte y formo parte.

Ese tejido cotidiano de seres humanos que trabajan y desarrollan sus vidas en tiempos intercruzados. Volví a integrarme de manera más flurte en este espacio al jubilarme de la universidad. Juntarme con gente de la salud mental comunitaria, primero, y, en seguida, integrarme a la acción de la Terapia Comunitaria Integrativa.

Ya han pasado más de 23 años desde este movimiento. Recuperar ahora la sensación, las sensaciones y sentimientos, que fui experimentando a lo largo de esta trayectoria, tiene para mí un efecto sin igual. Conocí una Argentina diferente, que ni sabía que existía. Movimientos de barrio integrados con la universidad.

Conocí, sobre todo, a mí mismo, al sumegirme en ese tejido rico y diverso, móvil y cambiante, de personas de distintas profesiones y lugares sociales, interconectadas en una acción común que humaniza. El tiempo adquiere otra vez, como en tiempos de infancia y juventud, y aún después, una calidad acogedora.

Ya no es el tiempo externo, impuesto. No es el discurso de la disociación, el miedo ni la desconfianza, sembrado por los medios de comunicación. Es una suspensión de la muerte, un sumergirse en una dimensión contínua y esperanzadora, para usar una expresión aproximada. Son sensaciones nuevas reencontradas. Estas experiencias las he compartido en mis libros publicados a partir de 2013, muchos de los cuales son accesibles on line, gratuitamente.

No necesito envenenarme, por lo tanto, con la prédica perversa que vacía lo próximo y lo cercano, invadiéndolo con relatos contínuos de lo que rompe la fe, la confianza, la solidaridad, el sentido del vivir. El tiempo va pasando. No necesito saber de hechos policiales, judiciales, criminales, bélicos, incesantemente. Más bien me alimento de exactamente lo contrario. La confianza, la construcción colectiva, el arte y la belleza en sus múltiples y variadas formas, y sobre todo, el proyecto y programa de la felicidad. Es posible la vida. Fueron 23 años que florecen otra vez, todos los días.

Ilustración: “Flores después de la lluvia”

Extensión universitaria y Terapia Comunitaria Integrativa

Creo que me debo a mí mismo un comentario aunque sea breve, sobre algo que me quedó de la mesa redonda de ayer, sobre extensión universitaria y TCI.

Comprender el origen de esta acción es imprescindible para que mantenga la finalidad para la cual fue creada.

Saber que nace como una acción libertadora, esto es, una práctica cuyo objetivo es ayudar a que las personas se perciban como tales, y como sujetos de una historia que las incluye y no meramente se les impone de arriba abajo.

Ver el panorama de las universidades brasileñas en las que la TCI está inserta como actividad de extensión, tuvo y tiene el poder de animarme, alegrarme y tranquilizarme, esperanzando.

Saber que esta acción también sucede en otras universidades del mundo hispánico, refuerza estos sentimentos positivos.

La lucha por abrir la universidad y ponerla el servicio de la población como un todo, construyendo sujetos conscientes y activos, sigue siendo el eje de una educación libertadora.

La mesa redonda a que me refiero, fue parte de las actividades precongreso de TCI, que sucederá en Brasilia del 1 al 4 de setiembre de 2023.

Vuelve la esperanza

Humanidad, universidad, unidad, diversidad

Multiplicidad

Necesitamos muy poco para sobrevivir

Afecto, alimento, casa, familia

Amistad, solidaridad

Fe, arte, creatividad

Salud, educación, trabajo

Todo esto bastaría y basta

Para crecer y vivir y ser feliz

No hay por qué privatizar la vida ni excluir

La vida es un breve trayecto

Quisieron despolitizarnos

Robar la política para la delincuencia institucionalizada

Genocida

Animalizar la existencia

Programar lo peor

Podemos y debemos deshacer esse trabajo maligno

Rehacer la vida cotidiana

El amanecer y el anochecer

Y todas las horas en el medio

El parasitismo debe ser disminuído a lo mínimo

Si es que no se lo puede eliminar

Al menos circunscribir su actividad dañina

No dejar que la maldad campee

Activar la atención, la creatividad

La consciencia

Es nuestra esperanza

Nuestra posibilidad de rehacer la vida

Cada vez que la destruyan.

América Latina viene dando señales

Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia

Vuelve la esperanza

 

 

Camila Vallejo discursa al asumir la presidencia de la Federación de Estudiantes de Chile

Por Resúmen Latinoamericano

Discurso pronunciado el 21 de julio de 2011:

Mi nombre es Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling y quisiera, antes que todo, poder expresarle a los presentes el orgullo y el desafío que significa para mí encabezar la Federación de Estudiantes más importante de Chile, es una gran responsabilidad que significa hacerse cargo de 104 años de historia, 104 años de aventuras y desventuras, 104 años de lucha en el seno del movimiento estudiantil.
Y es un orgullo y un gran desafío porque vengo de aquellos lugares que no reciben condecoraciones, de los cuales poco y nada se dice, porque poco y nada se sabe, lugares que a veces incluso se les llega a olvidar.

Mis estudios secundarios los cursé en un pequeño colegio cuyo nombre significa tierra florida; extraña paradoja, ya que en sus patios se respiraba más tierra que flores y en sus salas de madera se acumula el polvo de generaciones de alumnos no emblemáticos, que nunca llegaran a ocupar los puestos de poder más importantes de nuestro país.

Mi carrera, una de las más pequeñas de esta Universidad, casi no se encuentra en el consciente colectivo, se pierde entre los pasillos de la FAU y se confunde con otras disciplinas. La Geografía en esta Universidad casi no tiene tiempo ni espacio, otra paradoja.

Sin embargo, lo más terrible es darse cuenta que de pronto esto no pasa solo en Geografía, sino que también en Administración Pública, que es carrera de ocho a seis, porque después de las seis de la tarde no hay Universidad para ellos, una carrera que debiese ser fundamental para fortalecer el sistema público. Y también ocurre en Educación y de pronto, nos damos cuenta que no son solo unas pocas carreras, sino que es toda una rama del saber, es toda un área del conocimiento la que ha caído en la pobreza universitaria como consecuencia de las lógicas del mercado implementadas ya a lo largo de estos últimos treinta años.

Y de lo pequeño y olvidado de mi lugar de origen, se suma además, mi corto tiempo de vida, con 22 años, vengo a ser la segunda mujer presidenta de la FECH en más de cien años de historia. Y usted rector tendrá el privilegio de ser el segundo en la historia de la Universidad que es acompañado por una mujer en la presidencia de nuestra federación de estudiantes.

Ahora bien, puede que en este momento me toque a mí ejercer el cargo de Presidenta, sin embargo, debo decir que yo sola jamás habría logrado todo esto y que mis manos son tan solo un par más dentro de tantas otras, y en donde todas juntas son las que levantan este proyecto colectivo que se llama Estudiantes de Izquierda, el cual ya se encamina a su tercer período consecutivo al mando de nuestra Federación.

Si me permiten contarles un poco acerca de Estudiantes de Izquierda, debo decirles que como colectivo político estamos presentes en amplios espacios de nuestra Universidad, que en nuestro interior se expresa la máxima diversidad estudiantil, que entendemos que la izquierda debe construirse con participación y democracia y que esta elección en donde hemos aumentado en casi 400 votos respecto de la elección anterior, nos demuestra que como movimiento estamos vinculados orgánicamente con las bases estudiantiles de nuestra Universidad.

Como Estudiantes de Izquierda sentimos la responsabilidad ética de hacer política, porque la administración del poder por los poderosos de siempre nos obliga a entrometernos en sus asuntos, porque estos asuntos son también nuestros asuntos y porque no podemos dejar que unos pocos privilegiados sean quienes eternamente definan las medidas y contornos que debe tener nuestra patria, ajustándola siempre a sus pequeños intereses.

Creemos que la clave del éxito para el movimiento estudiantil está en volver a situar a la Federación en una posición de vanguardia a nivel nacional, en volver a entretejer redes sociales con los pobladores, los trabajadores, las organizaciones sociales y gremiales, los jóvenes que se quedaron fuera de la Universidad pateando piedras, en otras palabras, hablamos de volver nuestra mirada al conjunto de los problemas sociales que hoy rodean a la Universidad y con los cuales estamos íntimamente vinculados y comprometidos.

Debemos romper con aquella burbuja universitaria que instala el individualismo, la competencia y el exitismo personal como patrón de conducta para los estudiantes por sobre ideas y conceptos fundamentales como lo son la solidaridad, la comunidad y la colaboración entre nosotros.

Somos contrarios a la visión de que la Universidad es solo venir, sacarse buenas notas, y abandonar cuanto antes sus aulas para salir pronto a ganar dinero en el mercado laboral, tenemos los ojos lo suficientemente abiertos como para darnos cuenta que afuera hay un mundo entero por conquistar, que este mundo requiere de nuestra entrega, de nuestro esfuerzo y de nuestro sacrificio y que para quienes ya hemos abierto los ojos a las inequidades sociales que asoman por todos los rincones de nuestra ciudad, se nos vuelve imposible volver a cerrar la puerta y hacer como que nada hemos visto o como que nada ha pasado. Nuestro compromiso por la transformación social es irrenunciable.

Porque necesitamos hoy, más que nunca, una profunda discusión respecto del país que queremos construir y a partir de aquello cuál es el tipo de Universidad que se pondrá al centro de dicha construcción.
Porque no creemos en la Universidad como un espacio neutro dentro de la sociedad, la universidad es un agente vivo en su construcción y en el desarrollo del proyecto país que como ciudadanos levantamos día a día. Nuestra responsabilidad está en generar organización al interior de aquella, lo cual nos permita transformar la universidad, para así poder transformar la sociedad.

Nuestro concepto de Universidad nos habla de un espacio abierto, participativo y democrático, con una comunidad universitaria activa, dialogante, una comunidad que se involucra en el diseño y conducción de su casa de estudios.

Nuestra visión es la de una Universidad que se ubique ya no en los primeros rankings de la competencia o el marketing universitario, de los cuales hoy en día mucho se habla, sino que se ubique en el primer lugar de aporte al desarrollo social del país, el primer lugar en el fomento de la equidad en cuanto a la composición social de sus estudiantes, que ocupe el primer lugar en el desarrollo de la ciencia y tecnología al servicio de los intereses de Chile y su pueblo.

Creemos en una Universidad permanentemente vinculada con los problemas que nuestro pueblo le presenta, activa en la búsqueda de soluciones y en la entrega de aportes por medio del conocimiento.
Sin embargo, nuestra realidad actual dista mucho de estos conceptos brevemente aquí esbozados, hoy la Universidad es cada vez más un proyecto sin otro norte que no sea el que le señala el mercado, a la educación superior se le ha puesto precio y nuestras Universidades son medidas por criterios industriales de producción como si fueran una empresa más dentro del esquema productivo de la nación, una empresa especial con muchas comodidades en su proceso productivo, pero empresa al fin y al cabo.

En este esquema, un rol fundamental lo jugó el desfinanciamiento sistemático que vivió la Universidad Pública al momento de implementarse las políticas neoliberales. El autofinanciamiento, establecido como doctrina, fue un golpe seco que dio en la esencia misma de lo que constituía el quehacer universitario hasta ese momento, condicionando y sometiendo a la Universidad a lógicas y esquemas mercantiles que le eran desconocidos. La Universidad Pública tuvo que verse obligada a competir en situaciones desfavorables en lo que se llamó âel nuevo mercado de la educación superiorâ, se le puso precio, tuvo que venderse a sí misma para poder captar mayores recursos y continuar así con su proyecto educativo, perdió su brillo y su color, perdió su esencia transformadora y quedó botada en un rincón, ya incapaz de reconocerse a sí misma.

Estamos hablando que se operó un cambio estratégico en el desarrollo de la Universidad, el cual ha sido irremontable hasta este momento. Con ello hubo sectores importantes del quehacer universitario que producto de su no rentabilidad económica fueron cayendo rápidamente en la desgracia y el abandono, las Universidades Públicas se volcaron a sí mismas, viviendo casi un chauvinismo institucional, donde cada una se preocupaba de su propia sobrevivencia, perdiéndose la visión de conjunto que poseía nuestro antiguo sistema de educación superior pública.

Este procedimiento operado en plena dictadura, siguió su curso con los gobiernos de la Concertación, la cual no operó mayores cambios, más bien, se dedicó a administrar con comodidad el modelo heredado y en algunas líneas, incluso, lo profundizó. No obstante lo anterior, pasaron los años y el control del gobierno volvió a las manos de quienes tiempo atrás habían gobernado con trajes de civiles detrás de los uniformes de soldado.

Según nuestra mirada, esto representa un peligro fatal para la Universidad Pública hoy día, creemos que el gobierno de los empresarios busca poner el broche de oro a la privatización total de la educación superior, sellando definitivamente la obra que iniciaron desde las sombras en los años ochenta. La designación de Harald Beyer y Álvaro Saieh en nuestro Consejo Universitario, dos grandes defensores del modelo de mercado y el actual presupuesto nacional en el área de la educación superior son dos grandes indicativos de aquello. Son medidas que nos muestran nítidamente que el gobierno se apresta a poner en marcha una agenda privatizadora a gran escala y que, por lo tanto, el año 2011 será estratégico en su implementación.
Esta será una batalla importante que enfrentará nuestro sector el próximo año, para dar respuesta a este desafío debemos desplegar un movimiento que escape a tan solo los estudiantes, necesitaremos de los académicos, los trabajadores, las autoridades universitarias, todos juntos en las calles exigiendo que el Estado cumpla con sus Universidades, que el Estado cumpla con la educación superior pública de nuestro país.

Pero el problema no pasa tan solo por exigirle al Estado lo que a nuestras Universidades le debe, sino que también debemos mirarnos con visión autocritica y preguntarnos qué es lo que como Universidad le estamos entregando a nuestro pueblo. Necesitamos un nuevo trato del Estado para con la educación superior pública de nuestro país y, a la vez, necesitamos un nuevo compromiso de las Universidades Públicas para con el pueblo de Chile y sus intereses, esta Universidad tiene que ser la Universidad de todos los chilenos y no solo la de unos pocos.

A nadie le es indiferente que en nuestra casa de estudios se perpetúen desigualdades fundamentales que determinan, por ejemplo, que el 20% más rico de la población tenga más del 50% de las matrículas, en cualquier sociedad que se precie de ser justa y democrática esta desigualdad fundamental es inaceptable.

¿Seguiremos educando solo a las élites socioeconómicas?, o, ¿nos aseguraremos de implementar un sistema de acceso que permita que todos los jóvenes con talentos y habilidades, independiente de su origen y capacidad de pago, puedan permanecer en la Universidad?
¿Seguiremos dejando que solo aquellas disciplinas que son rentables en el mercado alcancen niveles de desarrollo armónicos y de excelencia?, o, ¿aseguraremos de manera efectiva que todas las áreas del conocimiento tengan un trato justo y así puedan contribuir a consolidar la sociedad que anhelamos, ya no solo en términos económicos, sino que en términos culturales, intelectuales, cívicos, valóricos, es decir, con seres humanos íntegros?

Por más que quieran hacernos creer lo contrario, para nosotros la Universidad no puede ser un negocio ni mucho menos la educación puede ser una mercancía.

La pelea será dura, pero está el futuro de la Universidad en juego y en esta batalla nosotros no bajaremos los brazos.
No quiero terminar mis palabras sin antes aludir a un hecho que para mí reviste gran notoriedad, algo señalaba más arriba pero quisiera ahora poder extenderme un poco más en aquello, me refiero a mi condición de mujer.

Como mujer puedo ver y vivenciar en carne propia las actuales formas de opresión de la que somos víctimas en la actual configuración machista de la sociedad. En Chile nos decimos un país desarrollado y nos llenamos de orgullo por nuestro reciente ingreso a la OCDE, no obstante, detrás de la cortina del progreso económico y del optimismo del jaguar latinoamericano se esconde una historia de opresión y sexismo que aún perdura hasta nuestros días. Las mujeres seguimos sufriendo hoy día todo tipo de discriminaciones, a la hora de buscar trabajo, en los planes de cobertura para nuestra salud, en la escala de sueldos, incluso a la hora de participar en política.

Tan solo ayer leía unas ideas que quisiera poder trasladarles en este momento ya que me parecen esclarecedoras respecto de lo que les quiero decir, abro comillas ârespecto de las mujeres, cuando buscan trabajo, además de calificación se le pide presencia y no basta con que sean amables y generosas, sino que deben además ser graciosas, simpáticas y coquetas, pero no mucho. Se les exige estar presentables y cuando juzgan que se ha pasado un milímetro, se les critica por presuntuosas. Se les elogia por ser madres y se les excluye por tener hijos.

De la mujer se sospecha cuando es joven porque desestabiliza a la manada y se le rechaza cuando los años pasan porque ha perdido competitividad. Es excomulgada por fea y también cuando es bella. En el primer caso se dice que es repulsiva, en el segundo provocadora. Cuando no es lo uno ni lo otro la tildan de mediocreâ, cierre de comillas.
Estas son las condiciones en las cuales las mujeres nos desarrollamos actualmente, estas son las condiciones que desde mi Presidencia también buscaré transformar.