Integración

fotoPonerme a escribir esta mañana de miércoles parece ser la única manera de poder finalmente encontrar el sueño. Dormir. Tantos pensamientos que pasan en las horas de la noche. No siempre los consigo detener. Recuerdos. Impresiones. Sentimientos. Frustraciones. Proyectos. Dudas. Miedos. Rabia. Allá afuera la luminosidad de la noche. El resplandor de las luces de la ciudad en las nubes.

Parece otro sueño. El sueño que sueña no soñar, como decía Jorge Luis Borges. Y el frío mendocino. Un otoño que a uno le saca el sueño. Es como andar dentro de una pintura. Un cuadro vivo dentro del cual uno se mueve. Degradées de verdes y amarillos. Y la montaña. El Tupungato nevado. Ojalá que siga quietecito como hasta ahora. Y los planes de paseos urbanos. Alguno se concretará. Otros quedarán en la imaginación, como posibilidades.

Hay unos cercanos, más probables. Existencia intersticial. En cada curso de Terapia Comunitaria Integrativa recupero otras facetas de mi humanidad. Instante literario. Ayer a la tarde, en un cierto momento, sentí la literacidad del momento. Esto me dio gran alegría. Fué estar de nuevo en mi terreno, un terreno familiar. Mi lugar.

Más tarde, vimos una película italiana en el canal de la la RAI. La misma sensación, de estar en un libro, en una novela, una historia. Al final las cosas no son tan complicadas, aunque lo parezcan. Basta que uno se disponga a querer encotrar la armonía, el equilibrio inestable que muchas veces parece faltar, y que se encuentra con algo tan sencillo como ésto. Ponerse a escribir.

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