Resistencia

Mi resistencia al bombardeo midiático es cada vez menor.
Ahora que las TVs y redes sociales crearon este clima de fin de mundo (atenuado con algunas narrativas solidarias conmovedoras) me doy cuenta de que mi capacidad de soportar esa presión tremenda ha disminuído.
Talvez haya yo generado una capacidad casi instintiva para aislarme del flujo contínuo de miedo y negatividad.
La realidad cotidiana sigue siendo más amable.
Como un mecanismo de defensa, me refugio com más intensidad en mis propios mundos, aquellos que he venido construyendo y habito desde el comienzo de mi vida. Los libros y los cuentos, los poemas y los colores, los pájaros y las flores, el amor y la amistad, la fe y la oración. La esperanza se concentra en un punto diminuto y es el propio Dios.
Este lugar de la palabra se me ha venido haciendo el más seguro, el más sólido, el puerto seguro adonde viene a desaguar toda mi perplejidad y admiración frente a la vida.

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