Atención a la atención

No deja de llamarme la atención el modo como lxs escritorxs trabajan con la atención. La manera como se perciben a sí mismxs y al mundo alrededor.

No es por acaso, que la vida que veo en la literatura, es más vida que la vida que veo en la vida cotidiana. Y esto que digo aquí de mí, sé que ocurre y ha ocurrido, ciertamente deberá seguir ocurriendo, con mucha gente por ahí.

Lo sé porque muchas personas me han dicho que se ven en mis escritos, ven cosas de ellos, en lo que escribo. A mí me pasa lo mismo, tanto en esos valiosos, a veces muy breves pero preciosos comentarios de alguna lectora o lector, como en los libros que leo.

Como vengo leyendo desde hace muchos años, al leer y al escribir, voy entrando en un mundo que para mí es más real que el mundo real. Voy teniendo más noción de mí a medida que escribo y leo.

Voy perdiendo, podríamos decir así, falsas nociones de mí mismo, ideas equivocadas a mi respecto. Lo que voy viendo y vivendo al leer y al escribir, es más verdadero para mí, es más real que lo que veo en la vida llamada real.

¿Qué es real? Real es para mí lo que puedo habitar, lo que de hecho para mí tiene sentido. En algún sentido, creo que uno está siempre leyendo y escribiendo. Un poco lo de Paulo Freire, que la Terapia Comunitaria Integrativa rescata fuertemente: leerse en la escritura del mundo.

Lo que la poesía rescata: la auto-construcción constante del sujeto, del ser que soy, del ser que cada uno, que cada una es.

Uno se tiene de vuelta de los mundos enajenantes y enajenados: los mundos de las ideologías, de los hábitos cosificados y cosificantes.

Nos recuperamos del utilitarismo, del consumismo, de las atrocidades que los medios de comunicación fuerzan sobre nuestro yo.

En el  acto de escribir, en la creación literaria y poética, el sujeto soy yo. En  esta etapa de mi vida, las cosas van confluyendo, todo va siendo una sola cosa. Lo que estaba separado empieza a mostrarse unificado.

 

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