La vida vuelve otra vez cada mañana

Lo que no se anota se perde. Lo que escribimos permanece. Y al mismo tiempo se transforma. Es importante decir las cosas. Hablar. Y también es importante saber lo que decimos, por qué y para qué.

La memoria guarda todo. Son necesarios momentos de libertad. Poder ser nosotros/as mismos/as. Dejar las prisiones culturales, los determinismos externos internalizados, y ser la persona que somos. Una persona única en un universo amigable.

Tener un lugar es imprescindible. Poder respirar. Ser capaces de vernos como somos y amarnos en esta nuestra singularidad. Vivir la fugacidad es necesario. La compactación del tiempo y de la vida. Todas estas cosas las digo como consecuencia de vivencias.

Experiencia. Crecimiento personal comunitario. Saliendo de las disociaciones. Aprendiendo a amar. Dejando papeles ajenos. Y aún los propios, viéndolos de otras maneras. Refulgiendo el propio ser. Disfrutando de un tiempo para mí mismo.

Cosas que aprendo con mi familia. Con mis amistades. Solamente el diálogo abierto, la apertura a las personas y al mundo, permite el nacimiento. Volver a ser. Recomenzar. Entonces podemos saber que hay un piso sólido bajo los pies.

Hay un aire para respirar. La vida vuelve otra vez cada mañana. Pasa la noche y la luz otra vez está aquí.

 

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