¿Cómo se construye la esperanza? ¿Cómo se mantiene la vida?
Con una mirada atenta. Una atención contínua a lo que sucede. Un esfuerzo dinámico e intenso. Una presencia activa focalizada en el bien común. La propia persona. La familia. La comunidad. La humanidad.
Estos tiempos de confinamiento nos están obligando a centrarnos en lo más imediato y próximo. Menos dispersión. Menos desperdicio. Más aprecio por lo que realmente vale. Ha quedado al descubierto na naturaleza atroz del sistema en que vivimos.
Dinero y poder se sobreponen a la vida, al amor y la justicia. Esto nos obliga a um esfuerzo redoblado. Mantener la fe que se alimenta de la acción solidaria. La oración que es comunión con Dios. La fuerza de la comunidad.
En todo el mundo hay personas en movimiento hacia la construcción de una sociedad que esté en concordancia con la naturaleza de la vida. No podemos dejarnos derrotar por la cultura de la muerte o la indiferencia.
No van a derrotarnos ya que somos mayoría. El parasitismo, la delincuencia política institucionalizada, la desistencia de los valores supremos, son menores. Serán siempre menores. Mirar a la historia trae esperanza.
Regímenes donde impera la mentira, el abuso, la impunidad, la explotación, inevitablemente caen. Renace la vida. Siempre vuelve la vida. Renovada y reforzada. Quedan las huellas de los golpes recibidos. Ellas son una rendija por donde se asoma el sol cuya luz no se extingue jamás.