Y unos ojos que observan
desde el fondo mismo
de su eternidad
Ardida sombra
de un corazón en invierno
cenizas deja, viento,
nada
Privaciones del alma
del mundo en su lento
derrumbe y olvido
Tormenta en que ladran
lejanísimos perros
Y luego qué?
El espejo vacío
el lecho, la casa
que ocupa otro huésped