Un lugar

ruedaEs necesario tener un lugar adonde ir. Un lugar donde vivir, donde uno pueda estar. Este lugar es una hoja, y es también el mundo, donde nuestra hoja y todas las hojas se encuentran y se entrecruzan, se chocan, se complementan y completan, aún en las contradicciones.
Esta mañana me desperté con una sensación nueva, es decir, antigua, recuperada. La sensación de estar aquí, nuevamente. Es algo que he venido intentando durante años, y finalmente ocurrió y sigue ocurriendo. Sigue siendo algo que está ocurriendo.
No sé si esto pueda estar claro para quien pueda estar leyendo ésto, pero para mí es lo más claro que puedo sacar en limpio de este año de 2014, que está por terminar. El año está por terminar, y es como si hubiera sido un siglo lo que me ha tocado vivir a lo largo de sus días, de sus meses.
Tantos encuentros, tantos lugares. Pero sobre todo una sensación de haber vuelto. La sensación de estar de nuevo aquí. De nuevo en Mendoza. De nuevo en Argentina, de nuevo en mí mismo. Estar aquí es estar de nuevo en casa. Esto es estar aquí.
Y mi casa no es solamente un lugar en el espacio, un lugar físico. Es un lugar en el espacio, sí. Un lugar físico. Pero es antes de todo, un lugar en mí mismo, un lugar en este cuerpo que respira, que está aquí, que se sabe parte de una realidad que lo incluye, y de la cual forma parte todo lo que existe.
Esto lo he ido sabiendo de a poco y de a mucho en este año de 2014, un año que parece un siglo. Y lo he ido sabiendo aquí en Mendoza, y también en Paraná y en Joáo Pessoa. En Cuiabá y en Fortaleza. En Buenos Aires y en Carlos Paz. En Brejo das Freiras (Paraíba) y en San Luis.
Es bueno estar aquí. Uno no vuelve solo, uno vuelve en comunidad. He vuelto en mi familia y por mi familia. Y he vuelto en la Terapia Comunitaria Integrativa y por la Terapia Comunitaria Integrativa, un lugar donde también la gente va viniendo. La gente sigue viniendo. Uno se va yendo y también viene viniendo. Es el movimiento de la vida. Ir y venir. Ahora estoy aquí. Ahora esto.

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