Tengo un sentimiento por João Pessoa

Pongo unas letras en la hoja y el mundo empieza a existir. Los ruidos de la calle. El pío de una ave o dos. Ya en la tercer frase estoy más animado. Más aquí. Voy llegando y ya estoy.

Como les iba diciendo. Noche sin dormir. ¿Qué busco en mi desvelo? Lo de siempre. Estar aquí. ¿Por qué buscar lo que aquí está? No sé por qué. Sólo sé que es así.

Hoy está costando un poco más de lo habitual, encontrar un rumbo. No tanto. ¿No estoy aquí, al final? ¿No estoy sano y vivo? Vivo y sano. Sanísimo.

Al punto que de pronto veo lo que me sucede y lo que sucede alrededor. Las letras van iluminando todo. Vivísimo. Todo me toca mucho. Talvez demasiado. Es mi manera.

De repente el río desborda. El agua sigue hacia abajo. Va a regar los campos. Crecerán los frutos. El día se ilumina. La ciudad. El mar. El campo. Todo está ahí. ¿Qué rumbo tomar? Media vuelta, ¡maaaar!

Van y vienen los pasos. Me acostumbré a hablar en primera persona. A ver si ahora consigo salir. Fue la más corta de mis vueltas desde que estoy de vuelta en Cabo Branco. La lluvia me trajo de vuelta.

Tengo un sentimiento por esta ciudad. Esto me vino muy fuertemente esta tarde. Muy fuerte. Aquí me hice y me sigo haciendo, en distintas estaciones de la vida. Memorias muy buenas.

Es impresionante como los lugares guardan sentimientos, de manera detallada y precisa. ¡Esta es una fuerza inmensa!

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