No siempre es posible mantener esto en medio del tránsito en áreas periféricas de la ciudad, o aún frente a la necesidad de cumplir con compromisos, por más que estos sean o suelan ser placenteros.
Una vez que no hay nada que se parezca con la perfección, lo que hago es seguir registrando mis intentos y experiencias, sabiendo que esto siempre me aproxima de lo que busco. Confianza, seguridad, paz, placer.
En el momento de la vida en que me encuentro, he llegado a algunos hallazgos o tesoros, que me apuro en compartir. (1) Centramiento en el amor. Esto no diluye automáticamente el miedo o la desconfianza, pero trae la certeza de que todo sale bien al final.
(2) La confianza en mí mismo se afianza cuando hago cosas que yo mismo decido o son necesarias. Veo que yo puedo. Soy capaz, inclusive de traer bienestar a mí mismo.
(3) Miedos, rabias, resentimientos, odios, deseos de venganza, muchas veces son residuos de situaciones pasadas, y no tienen que ver con el presente.
Cuando consigo soltar este paquete indigesto, que incluye la ansiedad y la culpa, fluyo mejor. No hay agresiones ni agresoras o agresores actualmente aquí. Me digo esto constantemente. Se ha transformado para mí en una especie de mantram. No hay peligro. Puedo salir. Puedo seguir adelante.
Todas estas cosas las aprendo en la existencia social, en la convivencia, aunque veo que hay una tendencia a restablecer la desconfianza mutua como estrategia de dominación, diseminando noticias falsas, calumnias, así como informaciones sobre ataques a escuelas.
¿Quién vencerá? ¿El mundo de amor y justicia y paz? ¿O el mundo del terror que se derrama desde los focos de odio? La ansiedad es prima hermana del miedo, lo cual hace que en la medida en que me dejo de tiranizar demasiado exigiendo lo imposible, disfruto más.
La perspectiva histórica comprueba que se puede ser feliz aún en medio de las más difíciles circunstancias. Acepto la precariedad de la vida no como un desánimo, sino al contrario, como un alivio. Es creciente el camino existencial.
No me toca cargar el mundo en las espaldas, sino más bien recuperar la felicidad a la que tengo derecho por el mero hecho de existir. El río interior es lo que me suele equilibrar muchas veces en situaciones en que me siento inadecuado o en riesgo.
Me hace saber que siempre puedo. La poesía, que es la realidad en sí, contiene todas las cosas, y se orienta inevitablemente hacia el bien y la justicia. Esto es lo que me hace insistir en este quehacer o camino, como le queramos llamar, ya que voy viendo que el amor que contiene todo y guarda todo, es inequívocamente quien vence siempre.

Doutor em sociologia (Universidade de São Paulo). Mestre em sociologia (IUPERJ-Instituto Universitário de Pesquisas do Rio de Janeiro). Licenciado em sociologia (Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina). Professor aposentado da UFPB. Terapeuta Comunitário Formador. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/