Buen día Brasil. Buen día Argentina. Buen día, América Latina

imagesUn juez que viola la ley y es premiado por una emisora de TV que atiza el odio y la persecución política. Una masa de gente que se deja llevar por lo que le dicen que las cosas son, y no por criterios propios, reflexionados y estudiados. Una masa sin historia y sin memoria, atizada, engañada.

No soy catastrofista, y trato de escapar de la tentación de creerme salvador de la patria, sea esta patria brasileña, sea mi patria argentina, donde nací. Dichas estas cosas, esta mañana de 25 de marzo, puedo dejar que las palabras vengan a decir algo.

Tengo la impresión de estar viviendo, yo también, un tiempo sin historia y sin memoria. Un tiempo en el que otros deciden por mí. Tiempo en que otros decidían si yo podía salir a la calle o no, y a qué horas. Y si podría o no ir a ciertos lugares de la ciudad.

¿Qué pasó? ¿Qué está pasando? Adonde voy, muchas veces escucho a alguien puteando contra Lula y contra los partidos políticos. O entonces gente puteando a esa masa de racistas y fascistas que agreden a quien usa ropas rojas. ¿Qué están queriendo? ¿Un golpe de estado? ¿Una guerra civil?

Ayer se recordó en Argentina, el golpe de estado de 1976-1983. Obviamente, uno recuerda algunas cosas, muchas cosas, más de las que le gustaría recordar. Pero en todo este tiempo pasado, también hemos aprendido a convivir con ese pasado que dejó marcas, como todo lo que pasa deja marcas.

¿Qué aprendí con eso? ¿Qué tendré que seguir aprendiendo con ese recuerdo? El valor de la libertad. La necesidad de que aprendamos a respetar nuestras diferencias, sin esperar que el mundo piense como nosotros. Valorizar, inclusive, la necesidad de lo diferente. La necesidad de la diversidad.

Diversidad de ideas y puntos de vista. Diversidad de maneras de actuar. Diversidad adentro mío, pues voy cambiando, en la medida en que soy una persona que se va construyendo en los acontecimientos, y en el enfrentamiento con una realidad siempre cambiante. Y también diversidad alrededor mío.

Las personas con las cuales me encuentro en la calle, en los negocios, en la playa, también son personas que están en cambio continuo. No sé mucho sobre ellas. Trato, en mi corazón, de desearles el bien. Trato de pensar que esas personas sobre las cuales conozco muy poco, son, como yo, fruto de innumerables luchas y conflictos.

Emergieron, como yo, de procesos sociales donde no faltaron traumas y superación de traumas. Resiliencia. Soy alguien que va recordando, otra vez, que vivo en redes. Familia y amigos. Elemental. Vivo en un mundo pequeñito. Un mundo de afectos y de espejos, reflejos.

En ese pequeño mundo — no tan pequeño, pues está integrado por personas muy queridas que viven en Brasil y Argentina, Uruguay y Bolivia, y otros países de América Latina y Europa– construyo, construimos, insistimos en construir, confianza. La capacidad de confiar en los demás y en uno mismo. Autoestima positiva. Esperanza y fé. Buen día. Buen día Brasil. Buen día Argentina. Buen día, América Latina.

Deixe uma resposta