Actitudes

Estos días pasados, muchas veces, he recordado un dicho popular que mi madre solía repetir: “Zapatero a tus zapatos”.

Este recuerdo me ha ayudado a evitar algunos sentimientos molestos, que me venían al exponerme a personas desagradables que por ahí merodean o están próximas. Cuando me centro en lo que estoy haciendo, cuando estoy focalizado en el sentido que para mí tiene una acción, estoy como que protegido.

No me importa si alguien desagradable está cerca. Esa persona puede estar donde sea, que no me interesa. Mi atención está puesta en lo que me concierne. Así también, si estoy en un lugar, trato de focalizar mi atención en el propósito que me lleva a estar allí.

¿Qué sentido tiene que yo esté en ese lugar, con esas personas? Esto me ayuda a centrar mi atención y mi percepción. Me he dado cuenta de que esta cuestión del sentido, es clave. Crucial. ¿Qué sentido tiene que yo esté aquí, haciendo ésto?

No necesito obligarme a tener comportamientos, sea internos o externos, o sea, actitudes o sentimientos, o bien acciones propiamente dichas, es decir externas. No siempre consigo escapar de una presión interna por desempeño.

O sea, una exigencia en el sentido de que yo debería estar de cierta manera, ideal, perfecta, y no de la manera como soy o estoy. Pero si me centro en el sentido, en mi sentido para estar donde estoy, haciendo lo que estoy, haciendo, me alivio bastante de esa auto-exigencia.

El mero estar como estoy, el mero ser como soy, es un descanso. Las personas con las que me encuentro, no necesitan tener para mí el efecto de imponerme actitudes o comportamientos.

Puedo estar en medio de las personas, de maneras más livianas. Esto lo relaciono con algo que se trabaja en la Terapia Comunitaria Integrativa. El “salvador de la patria”, versus la co-responsabilidad.

Deixe uma resposta