Pertenecimiento

Todo esto no es, al fin y al cabo, otra cosa que el retorno a mí mismo. Puede ser que quien me lea se canse de siempre lo mismo. Dale una y otra vez con el volver a ser yo.

No puedo hacer nada a ese respecto. La última frontera es esta. Volver a mí. Amarme. Tenerme de vuelta. Anidarme. Acogerme. Adoptarme. El camino más corto e inmediato es saberme amado por quien me ama de verdad.

Esto me aproxima de mí mismo. Hace que vaya borrando las negatividades, el rechazo de mí mismo, el abandono y la violencia interna que fueron plantadas. Pongo afuera lo que no es mío. Vuelvo a ver como veo, a sentir como siento, a ser como soy. Esto es algo concreto y progresivo. Hay avances y retrocesos. Pero la luz me guía.

La confianza, el amor, van creciendo. Veo el mundo alrededor. Cambió bastante en todos estos años. Reconocerme, verme de nuevo, quererme, es una juntada de rostros y reflejos, espejos, colores y sensaciones, sentimientos. Un vértigo. Un juego. Por ahí me veo como un niño. Año a año. Joven, adolescente, adulto, anciano. Me divierto.

Como espectador y actor al mismo tiempo. Por ahí me parece que es más fácil volver. Todo da trabajo en la vida, esto sabemos. En todo caso, esto es lo mío. No estoy solo. Y busco constantemente lazos con gente alrededor. Así me mantengo. Y paso de un día al otro. Cada vez mas cerca. Cada vez más aquí. Cada vez más yo.

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