Una especie de balance

El hecho de haber mirado de frente, incontables veces, episodios y sentimientos dolorosos de mi vida, me ha ayudado a ver las cosas de otra manera.

El cambio de perspectiva me está haciendo disfrutar de un modo muy intenso y sencillo el tiempo presente. Menos culpas, o casi ninguna culpa.

Más bien una sensación de deber cumplido, conciencia tranquila. Es difícil explicar, aún para mí mismo, qué es lo que he cosechado a lo largo de esta extensa jornada.

Lo que puedo decir sin temor a equivocarme, es que creo que ha valido la pena, y sigue valiendo mucho la pena, mi insistencia en ser yo mismo.

Creo que esto es lo que más me ha salvaguardado de todas las amenazas a mi identidad. Modas, presiones, un poco de todo. Ahora me toca a mí.

No es que no me siga dando trabajo. El trabajo es incesante. Pero ahora es como que la vida está más bien a mi favor. La realidad me da una mano.

Me parece que así también fue en los tiempos pasados. Si no, no estaría aquí. Veo que valió mucho la pena empeñarme en el amor. Saber que esto era y es lo que le da sentido a mi vivir.

No es que haya perdido mis inseguridades ni mis miedos. Todo eso está conmigo. Pero ahora están a mi favor. Ya no creo que deba ser perfecto.

Veo la luz que viene de adentro y de alrededor, como una seguridad que me acompaña y protege. Me guía y me sostiene.

He tenido la ventura de contar con la proximidad de personas muy valiosas. Y la brevedad de la vida, que ahora me es ya más familiar, ahora también está a mi favor. Es una tranquilidad y un sosiego.

Deixe uma resposta