La fuerza de la comunidad

He tomado la costumbre de ir viniendo a la hoja para ir anotando cosas que me llaman la atención. Algunas son de inusitada importancia pero tan singulares que a menos que las anote, se perderían para siempre.

Me refiero al hecho de que el tiempo presente ha adquirido durante el confinamiento una característica más intensa. Los días han dejado de ser monótonos (aunque la impresión aparente sea inversa).

No hay más una repetición. Las cosas simples de la vida, los actos cotidianos, adquieren una singularidad tan potente que hay momentos en que me parece estar viendo las cosas por primera vez.

Las personas parecen estar más presentes. No sé si es el miedo o cuál es la emoción o el sentimiento que nos mueve a estar más de hecho aquí y ahora.

Mi historia, el camino recorrido hasta aquí, se compactan y florecen en un tiempo sin tiempo. Un tiempo que sólo puedo llamar de eterno.

Los sentimientos y movimientos que me movilizaron en mis tempos de estudiante han florecido y se han concretizado en prácticas sociales libertadoras.

En medio de una situación que tiene mucho de opresiva por cuanto impone restricciones a los encuentros y movimentos, ganan fuerza y consistencia acciones solidarias (educativas, en el campo de la salud) que consolidan un piso sólido comunitario.

Esto es indestructible. Gente ayudándose mutuamente. Los encuentros virtuales potenciando la unidad humana que no sólo no se doblega ni se rinde, sino que al contrario renueva y refuerza la resistencia imprescindible en esta y en cualquier situación en que prevalezcan agresiones o falta de respeto a los Derechos Humanos.

Ninguna dictadura, ningún régimen oligárquico, ninguna pandemia duraron para siempre. La fuerza de la comunidad sobrevive en todas las circunstancias.

Esto es lo que aprendí con mi experiencia y es lo que la historia enseña. Basta no desistir de nosotros/as mismos/as. Mantenernos siempre en la prioridad. La mentira, el engaño, las fake news, la difamación, la ignorancia, la alienación, pueden ser vencidas y son vencidas por gente en movimiento.

Por más que el enemigo del género humano use y abuse del poder y del dinero, pervirtiendo la palabra y la comunicación, basta una persona, basta una palabra para revertir la situación en favor del amor y la justicia.

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