Sem medo de ser feliz

Sin miedo de ser feliz.

Este texto podría haber sido escrito en portugués, una vez que se destina especialmente aunque no únicamente, a quienes tienen la responsabilidad por decidir los destinos de Brasil en las elecciones del 30 de octubre.

Lula o la barbarie.

Lula o la deshumanidad.

El hecho de que no use para escribir, el idioma de Paulo Freire y Cecilia Meireles, pero sí el de Jorge Luis Borges y el Martín Fierro, no deja, sin embargo, de gustarme.

Soy un inmigrante. Legué a Brasil en busca de una oportunidad. Una posibilidad. Y me quedé. Hice mi historia en medio de gente que iba como yo, abriéndose un espacio en el mundo. Un lugar en la sociedad.

Ahora las cosas han llegado a un extremo inimaginable. Algo que está en la presidencia de la república e intenta perpetuarse, ha agredido a este país, y a sus tradiciones, ha ofendido a la humanidad en todos sus matices y de tantas maneras, que parece inevitable tener que ponerle un freno a la abominación.

Ni siquiera ha respetado, eso que está hoy queriendo repetir la destrucción, la religión, la fe, lo más sagrado. Ha ofendido, o intentado ofender, pues algo me dice que va a tener su merecido, cosas que no deben ser mancilladas de ninguna manera.

El nombre de Dios, la confianza en Nuestro Señor Jesús Cristo, nada ha respetado esto que no tiene límites en abusar de la inocencia de la gente.

Sabemos que Jesús es por quienes sufren, está con quienes no tiene otro patrimonio que las lágrimas que les empujan a abrirse paso de todas formas, en busca de un lugar bajo el sol.

Los pobres y los migrantes, los excluídos en todos los sentidos, las mujeres y los niños y niñas, los trabajadores y trabajadoras, buscan desde siempre el amparo y la fuerza que viene de la fe, no importa cuál sea la religión.

Lo que hoy agrede a la humanidad de tantas formas tan aberrantes, no puede, no deben de ninguna manera, seguir adelante. Ha corrompido todo, las palabras, la función pública, el respeto, la historia, la memoria, la decencia, la inocencia.

Ha corrompido hasta lo que juzgábamos que no podría ser corrompido. Hay un solo nombre para esto, y es un nombre que aprendí a no pronunciar. Quienes me están leyendo conocen ese nombre.

Es quien afronta a Dios y a la humanidad. Es lo que abusa del amor y de la inocencia. Repito una y otra vez. Lo que está ahí confrontando a la humanidad, debe ser detenido a toda costa.

Solamente Lula y la movilización social y nacional que encabeza, pueden detener lo abominable. No se dejen manosear, no se dejen abusar de nuevo, no se dejen bestializar otra vez. Nunca. Por nada de este mundo.

Tenemos derecho a la vida, a la felicidad, a la salud y a todo lo demás.

Vote en Lula y Alckmin el 30 de octubre.

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