¿Qué fué lo que cambió con el confinamiento?

¿Qué fué lo que cambió con el confinamiento?

No hago la pregunta genéricamente sino personalmente. ¿Qué es lo que cambió en mi vida a partir del momento en que empecé a quedarme más en casa, limitando los encuentros que anteriormente mantenía en el mundo material, incorporando las normas de seguridad sanitaria (distanciamiento, evitación de aglomeraciones, higiene de manos, uso de máscara)?

No puedo dar respuestas tajantes o definitivas, una vez que el proceso de registro de estos cambios está ocurriendo actualmente. Pero puedo sí compartir las cosas que ya voy viendo. He mejorado mi comunicación verbal. Tengo menos miedo de hablar con la gente.

Me siento más seguro. Acepto más mi propia naturaleza, mis modos de ser. Tengo noción más clara de que no necesito estar agradando permanentemente ni atendiendo expectativas ajenas. He vuelto a dibujar y esto es algo que tiene un valor inestimable para mí. Los dibujos van viniendo y son una compañía permanente, antigua y buena.

Me tranquiliza ir modificándolos sin ninguna expectativa, sólo por placer, viendo lo que va apareciendo. He retomado lecturas preciosas, tanto de literatura como de obras de religiosidad. El presente está más presente. Hay más presente, menos pasado. Y el pasado se resignifica en el diálogo y en la escucha.

La presencia de las personas es aún más valiosa y más impactante. Siento un poco de pena de no poder estar más a gusto en medio de la gente debido a las normas de seguridad. Pero recuerdo que esto ahora es a favor de la vida. Y que la vida frecuentemente impone cambos drásticos en la cotidianidad.

Esto ya me ocurrió muchas veces. Al cambiar de ciudad, de barrio, de empleo, de escuela, de amistades, de país. Algo permanece. Algo se fortalece. Algo se aclara más. Es la simplicidad y la continuidad. La sensación de que floreció una vida a lo largo de toda una secuencia de movimientos y acciones.

Y la sensación de pertenecer a una comunidad en movimiento en la cual soy aceptado como soy y crezco. Soy útil y me nutro de afinidades y diferencias complementarias. La fe se ha hecho algo más concreto. La identidad propia se configura como algo también más preciso y entrelazado.

La esperanza es cada vez más un piso firme bajo mis pies. La secuencia de los días es una sensación de inclusión en algo maravilloso que está más allá de lo que puedo expresar.

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