A veces uno piensa en la vida después de la muerte, la poesia, el amor. Pero no como objetos intelectualizables, y si como cosas reales, cosas vividas.
Hoy pensaba en la poesia y los poetas, las poetisas. Son lugares definidos. Borges, Becquer, Fernando Pessoa, Julio Cortázar, Mercedes Sosa, Gabriela Mistral, Isabel y Violeta Parra. Son lugares concretos, que uno puede visitar y visita.
Becquer es un lugar acogedor, íntimo, recogido. Borges, infinito, ilimitado y tierno. Cortázar es como un juego infantil e inteligente. Fernando Pessoa, misterioso y profundo. Gabriela Mistral, cantarina como uma cascada de rio. Isabel y Violeta Parra, una escalera que sube al cielo. Mercedes Sosa, la tierra cantando, como Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune.
Y el amor, indefinible y pobre, cosiéndolo todo. Gigante y niño. Sabio y dulce. Eres todo, y quien ama, como dicen Comblin y Los Iracundos, no muere. El amor no muere.
Doutor em Sociologia. Escritor. Terapeuta comunitário. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Vários dos meus livros estão disponíveis online gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/