Libros

Los libros me libran de la presión de creer que yo debería estar siempre pensando, hablando, diciendo algo. Me dan la sensación de quietud y tranquilidad de saberme acogido en un mundo vasto de conocimiento, creación y reflexión al cual pertenezco.

Entonces se abre un espacio en mí, un lugar ilimitado y bello, que me contiene y me guarda, así como a todo lo que existe. Por eso sigo leyendo y escribiendo. Así respiro mejor, mucho mejor, y soy más feliz. Interactúo mejor con quienes convivo y me rodean, familia y comunidad.

Dejo una actitud defensiva que no tiene sentido. Como tampoco necesito concordar con todo lo que escucho. Basta escuchar, solamente. Formar parte, pertenecer, es de hecho lo mejor que nos puede pasar.

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