Nunca más dictadura. Nunca más tortura, secuestro ni desaparecimiento de personas. Nunca más persecuciones políticas. Por la vigencia irrestricta de los Derechos Humanos. Por el retorno de Brasil al mundo de las naciones civilizadas.
Apología del crímen es crímen. Los crímenes contra la humanidad son imprescriptibles. La democracia debe ser restablecida en el país. Por el fin de la impunidad a la delincuencia política institucionalizada. Por el fin del blindaje legislativo-midiático-judicial a la criminalidad institucional.
El ser humano no nace listo ni terminado. Vamos haciéndonos humanos/as como consecuencia de un largo y laborioso proceso que dura toda la vida. Este proceso educativo y formativo comprende no sólo la adquisición del lenguaje y de las capacidades motoras, sino también la construcción interna y social de una noción de ser persona.
La manutención de las condiciones necesarias para que la persona llegue a transformarse en un ser humano, está explicitada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por las Naciones Unidas. En los días actuales la existencia humana está amenazada por todas partes.
Grupos dedicados a la aniquilación del género humano llegaron al poder en algunos países, entre los cuales Brasil. Es el neonazismo, una ideología de muerte que no tiene base científica ni moral. El combate a este nuevo intento de destrucción de la humanidad no debe encontrarnos indiferentes.
La defensa irrestricta de los Derechos Humanos debe ser el foco que nos guíe en el esfuerzo para rehacer en Brasil y en América Latina, la humanidad devastada por los regímenes neoliberles, por el terrorismo de estado y por la acción perversa de una mídia deformadora y manipuladora, sistemáticamente al servicio de la explotación y de la injusticia.