¿De dónde viene nuestra fuerza?

¿De dónde viene mi fuerza?

¿Cuántas veces nos hacemos esta pregunta?

En la situación actual, es imperioso que no dejemos el ánimo caer.

No dejar que el desánimo nos robe las energías

Muchas veces a lo largo de la vida, nos hemos tenido que abastecer de fuerza, energía, ánimo, disposición.

Ahora mismo viene como en retrospectiva, el sinnúmero de recursos que he tenido que poner en juego para seguir adelante.

Especialmente en situaciones como ésta, en que parece que no hay perspectivas, que sólo quedaría resignarse.

Eso sería entregarse.

Eso es lo que no debe suceder.

“Siempre hay una luz, una hendidura,” nos recuerda Jorge Luis Borges.

Una luz, una hendidura.

No importa la edad que tengas, los desafíos se suceden.

Encontrar trabajo, hacerse amigos o amigas, hacernos un lugar en el mundo, enfrentar una enfermedad prolongada, la soledad, el aislamiento.

Todo nos obliga a sumergirnos en la situación en que estamos, para poder enfrentar y vencer.

Cuando miramos el camino recorrido vemos que siempre hemos tenido la capacidad de enfrentar y vencer.

Si no, no estaríamos aquí.

La clave es la memoria. La memoria es más que recuerdos.

Es la propia substancia del presente. El presente es memoria.

Si me ausento en busca de lo que está aquí, me pierdo.

Cuando veo que pude, sé que puedo y podré.

Nunca faltó gente a mi lado que me diera una mano, alguien con quien contar en los momentos más difíciles.

Una palabra de aliento, de fe y de cariño. Un abrazo, una señal clara de que le importamos a alguien.

¡A sacudir la modorra y activar la memoria! ¡La solución está dentro de cada uno, de cada una!

Deixe uma resposta