Caminando

Todos necesitamos un lugar donde vivir. Un lugar donde podamos estar. Un lugar donde podamos ser la persona que somos. Estos son lugares reales, no ideológicos.

Son lugares integrales, lugares de verdad. Lugares donde podemos ser quienes somos, y no lo que se nos exige que seamos en el mercado, en la sociedad.

A lo largo de los años de la convivencia social, vamos convenciéndonos de que somos otra cosa, y no lo que somos en realidad. Con el pasar del tiempo, son embargo, una crisis, o muchas, el amor, un choque, algo, nos despierta a la realidad.

Entonces uno empieza a volver. Uno empeiza a volver, con la certeza de que no puede vivir otra vida que la suya propia. Y este regreso, nos va trayendo de vuelta a un estado, a un sentimiento de unidad, de armonía, de paz.

No es que deje de haber dificultades, conflictos, indecisiones. Pero todo como que ahora se organiza y gira alrededor de un punto central. Ese punto es uno mismo. Sos vos, soy yo.

Uno ya no anda como que gambeteando de aquí para allá (o tal vez sí, pero no todo el tiempo), perdido como perro en cancha de bochas, pero más vale fluyendo en la exTrañeza, en la maravilla de la vida, en la inexplicabilidad del existir.

El tiempo pasado ya es mucho. Los recuerdos se apilan en la memoria, y todo tiene una espeCie de eco, de reverberación. Una resonancia. Y de esta manera, uno va uniéndose, unificándose con todo lo creado.

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