Un poco más acá

fotoEsta mañana puse en la mesa de la sala, mis utensilios de pintura. El caballete, la tela, los colores, los pinceles y lápices, los frascos con agua. Ahora a la tarde, los encontré tal como los dejé esta mañana. La tela, el caballete, la caja con pinturas, los frascos con agua reflejando la luz que entraba por la ventana.

No sé si pintaré o no. Lo que sé, es que cuando ando en busca de estos materiales de pintura, viene a mí un sinnúmero de recuerdos muy preciosos. Un cuadro de flores de almendro de Van Gogh, que estaba en la casa de mis padres cuando yo era niño. Cuadros que pinté a lo largo de mi vida. Mi madre y mi padre, que me incentivaron a pintar, a ir por esos caminos de luz y color, de belleza y fantasía.

Ahora escucho un benteveo cantar, y el sol va bajando en el cielo, hacia la noche. Estos días pasados, estuve seleccionando textos pensando en publicar un nuevo libro. Esta tarea me aparta del presente, me lleva necesariamente al pasado. Y quiero estar aquí. Es tan valioso estar aquí, es muy importante para mí. Pensaba que era mejor quedarme aquí.

No importa si pinto o no la tela que está en la sala. Pero importa estar aquí. Talvez con el tiempo, haya ido desarrollando una capacidad para hacerme presente, para estar aquí. Y esto no lo quiero perder. Creo que es importante proyectar, o es una costumbre que adquirimos. Pero también es importante estar presente.

Si uno vive un poco desfasado del presente, se lo pierde. Pensaba que al proyectar uno estabelece una distancia con lo que está aquí ahora. Y si uno deja de proyectar tanto, de pensar qué hará más tarde o mañana o el lunes o el mes que viene o de aquí a 10 o 20 años, pueda ser que se vaya cerrando la brecha que nos separa de esto que está aquí, y podamos simplemente, estar aquí.

Ser esto ahora, ser este ahora.

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