Pertenecimiento

Trato de que mis escritos no sean solamente míos. Más bien trato de que recojan y reflejen opiniones, sentires y puntos de vista de otras personas con las cuales interactúo, redes solidarias, colectivos en movimiento, comunidades.

De esta manera mis pasos se fortalecen y se reafirma en mí una sensación preciosa de pertenecimiento. Creo que no hay una sensación tan poderosa como ésta. Formar parte, ser parte, saberse parte. Ser acogido o acogida. Tener un lugar. Por eso es que me duelen y repudio vehementemente las agresiones contra los segmentos sociales más vulnerables.

¡Tantas personas sufren por su condición social, por ser pobres, negras, LGBTQI+, migrantes! Esta revista es un lugar donde se potencializan los esfuerzos en defensa de los Derechos Humanos.

Una manera concreta de fortalecer lo humano en nosotros/as es saber que no estaríamos aquí sin la suma de esfuerzos de incontables personas que tuvieron gestos positivos a nuestro respecto. Cuidados. Atención. Auxilio. Colaboración.

No existiríamos sin una mano amiga, sin muchas manos amigas que a lo largo de nuestro caminar, nos fueron apoyando y amparando. Muchas veces he referido aquí este hecho. Vuelvo una y otra vez a esta dimensión. El cara a cara. El estar aquí atentos/as y dispuestos/as a apoyar a quienes más sufren.

Muchas veces podemos ayudar a que otra persona siga viviendo. De varias maneras. Interesándonos sinceramente en saber como está esa persona. Prestándole atención. Sabiendo que estos gestos nos abren al mundo y a la vida que, así, se multiplica en nosotros/as.

No estamos solos/as. Cuando vemos como se entrelaza nuestra vida con todo alrededor, ya no hay más soledad. Es la propia fuerza de la eternidad la que nos impulsa.

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