Juntando

Todo va ocupando su lugar.

Hay algunas cosas que uno duda si debería compartirlas o no. En la duda, adelante. De pronto es como si la vida se fuera ubicando, finalmente. Todo en su lugar.

Hasta aquello que nos hizo sufrir mucho, y que creíamos que nunca debería haber ocurrido, también va ocupando su lugar. Pasé bastante tiempo em Mendoza, con mi padre y mis hijas e hijos.

Un amigo muy querido, de muchísimos años. Varias otras personas queridas, también de muchos años. Un encuentro de Terapia Comunitaria Integrativa, ocurrido en el comedor universitario de la Universidad Nacional de Cuyo, organizado por Graciela Cousinet, antigua compañera de la movilización estudiantil de los años 1970, actualmente secretaria de bienestar universitario de la UNCuyo.

Todo va ocupando su lugar. El pasado en el pasado, el presente en el presente. El aquí y ahora brotando como una novedad, nacida de un pasado muchas veces doloroso y oscuro.

Todo se va juntando. Todo va ocupando su lugar. Un paseo por Salta, con mi compañera y ese viejo amigo mendocino, músico y terapeuta comunitario, con quien hacía años que no pasábamos tanto tiempo juntos.

Todo se iba juntando y se sigue juntando. Todo va ocupando su lugar. Pasar la frontera, siempre una experiencia angustiante. Tarija. La hospitalidad de las religiosas que nos hospedaron.

El patio con durazneros y lirios. La feria campesina. Las vistas de la ciudad desde lo alto del mirador. Caminar. Caminar. Caminar. Hacía años que no caminaba tanto.

El encuentro con educadores rurales en Padcaya. Todo se seguía y se sigue juntando. Pasado y presente. Aquí y ahora. Ahora esto. Lo intangible uniéndolo todo. El río.

El nacimiento de mi nietito. La casa donde estuvo el Che Guevara. El CETHA-Emborozú. La oración colectiva a la noche. Los días en São Paulo.

Volver a São Paulo, ciudad de tantos recuerdos. Y ahora en João Pessoa, segundo día. Cada día es mucho tiempo. Un día es mucho tiempo.

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