La palabra para afuera y la palabra para adentro. No todo debe ser dicho. No todo está al alcance de nuestras manos. No podemos modificar a las personas para que sean como deseamos. Ayer a la tarde en el supermercado, escuchaba una canción que me recordó a uno de mis hijos. Sentí el amor que siento por él. Me di cuenta de que aunque no nos veamos, hay algo que no muere. No puedo modificar a la gente que quiero, para que sean como me gustaría. Pero puedo tratar de aceptarlos como son, así como trato de aceptarme como soy Hoy a la tarde fui al parque con mi padre y con mi esposa. Miraba la fuente de los continentes. El agua subiendo en hilos brillantes que se curvaban y caían. Gente alrededor. Un heladero vendiendo helados. Los árboles formando túneles de sombra. Verdes de todos los tonos. La fuente se me figuraba era un grabado, algo inscripto en el tiempo. Ya he sentido esto en otros lugares. En Lagoa Seca, Paraíba. En el hospital Santa Izabel, en João Pessoa. En el mar que se ve en Cabo Branco. Las olas parecen esculpidas en el tiempo. Ayer y hoy. Hablar y callar. Decir y silenciar. Aprender a esperar. Esperar con esperanza, pero sin expectativas. La espada del Profeta Isaías. El tiempo justo. Hay algo que nos va ordenando, nos va conduciendo al justo lugar.
Doutor em sociologia (Universidade de São Paulo). Mestre em sociologia (IUPERJ-Instituto Universitário de Pesquisas do Rio de Janeiro). Licenciado em sociologia (Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina). Professor aposentado da UFPB. Terapeuta Comunitário Formador. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/