24 de marzo de 1976

Hoy pensaba, no hay un día que no piense, en las cosas que no debo recordar.

Pensaba y recordaba y pensaba que el golpe de 1976 inauguró nuevas categorías de la infamia, de la ignominia, de lo abominable, de la traición.

El gobierno argentino desmovilizó lo que era una jornada de protesta, haciéndola un feriado cualquiera, y muchos ni saben por qué ese día no van a al escuela o al trabajo.

Todavía los crímenes de la cuadrilla videlista están impunes. Pero no falta mucho.

A alguien, sin duda, le han de prestar cuentas, algunos ya le habrán prestado cuentas.

Pero deben pagar aquí y ahora, en la tierra.

Yo recuerdo, vos recordás, todos recordamos las cosas que nos tocó vivir a partir del 24 de marzo de 1976, el año de la infamia, de la antipatria, de la traición, de la mentira, de la fuerza bruta, de la canallada.

Recordamos también lo que nos fue dado conocer gracias a la barbarie videlista.

La solidaridad, el amor, las manos extendidas.

La gente que ni conocías y te daba trabajo, te ayudaba a conseguir casa, te daba su amistad, te invitaba a comer, salía con vos, sin saber quién eras, no importaba.

La justicia va a llegar. Tarde o temprano, va a llegar, y el 24 de marzo será un día de recuerdo y de lucha, de repudio a la barbarie y a la infamia, a la traición y a la antipatria, a lo que no es humano.

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