Una revista puede ser un lugar donde se construye y se estimula la esperanza. Hemos mantenido esta postura desde el comienzo y seguiremos así.
Dejar que la vida venga. La vida vivida, no pensada. No la vida calculada, proyectada, programada. La vida que fluye por entre las rendijas.
Aquella que sobrevive a todos los ataques. La que renace después de todas las agresiones, fortalecida. Este es un lugar de resistencia.
Sacudir la inercia. Levantarnos y caminar. No es tiempo de recluirse en prisiones personales o ideológicas. La proximidad de la muerte despierta una atención especial a la vida.
Mirar alrededor, a las personas que encontramos, a quienes realizan alguna tarea a nuestro favor, o simplemente viven cerca o cruzan nuestro camino.
Recuperar la visión interna. La posibilidad de vivir como un don divino. Una posibilidad grandiosa. Mirar a nuestro propio interior y descubrir el milagro de estar vivos/as.
La suma de actos que tuvo como resultado que estemos aquí. Es maravilloso. Saber que necesitamos de lxs demás para poder sobrevivir. Así fue y así será. Nadie puede forzarnos a actuar contra nuestra conciencia.
Ni la delincuencia política institucionalizada actualmente en el poder en Brasil, ni la pereza mental que muchas veces nos lleva a vivir una vida ausente, mecánica, atomática. Adueñémonos del instante, este tiempo fugaz llamado vida.