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Tecidos


Ontem, no pátio do CEFOR de João Pessoa, estas raízes de ficus me chamaram a atenção.                   Como elas vão se costurando umas nas outras (do mesmo modo como os galhos e os troncos) , conformando um tecido que penetra na terra ainda no meio dos paralelepípedos, e no ar, numa folhagem intrincada.

Poeticamente

A veces las impresiones se van acumulando, sin que las hayamos registrado en el papel. No por eso, dejas de prestar atención al mundo. Prestando atención a lo único, te unificas, te unes al todo. Esto es lo poético, para mí: unirse al todo al percibir la unicidad, la singularidad, lo individual, lo irrepetible. Hoy veía unos rayos de luz sobre el retrato de Diogo cuando era niño. Lo veía cuando iba llegando al dormitorio. Cuando fui para el lado de la playa, vi los autos estacionados en la vereda de la panadería.

La gente yendo a la playa o volviendo. Un grupo de jóvenes llegando, bajo el sol. Los autos dando la vuelta en la esquina con el busto de Tamandaré. Volví a casa después de comprar una botella de jugo de uva en la panadería. Estaba en la caja una chica que me sonrió. Generalmente son sonrientes estas cajeras. Hay gente que hace con gusto lo que hace. Intercambié algunos e-mails con familiares y amigos durante el fin de semana, sobre todo a partir del compartir la foto de un cuadro nuevo. Flores blancas en un florero de vidrio transparente.

Leer y escribir

Hay veces que me pongo a leer por mero gusto, o quizás (con certeza) por el mero placer de hacer algo inútil, algo que no redundará en otro beneficio que ese placer que se tiene al hacer cosas porque sí, porque se te da la gana, porque te hace bien y se acabó. Al final, no tenés por qué prestarle cuentas a nadie si una tarde como ésta, te ponés a leer cuentos o relatos o notas o historias o lo que te venga en ganas, de un escritor argentino que vivió en París casi toda su vida pero sin embargo es más argentino que tantos que viven en el perímetro de lo que se acostumbra llamar de patria.

De pronto leés uno de esos cuentos, uno que se llama Continuidad de los parques, y es como si vos fueras ese cuento, no sé si ya te ha pasado algo así. No digo con este mismo cuento (y sin embargo por qué no), lo cual sería ya una muy grande casualidad, sino con algún otro, o con muchos otros. Lo que te quería decir, es que esta tarde cuando me senté en el sofá de la sala, poniendo los pies en la mesita de madera negra y abriendo el libro Final del Juego, al comenzar a leer este cuento que te cuento, es como si hubiera vuelto a sentir una de esas sensaciones tan maravillosas que a uno le vienen cuando se pone a leer un cuento en el que te ves, es como si el cuento estuviera contando lo que te pasa a vos.

Leía el cuento de Julio Cortázar, y sentía como que lo que él escribía y yo leía, fueran una continuidad, un mundo de letras leídas y escritas, en una conjunción mágica. En uno de los renglones, estaba escrito, y yo leía, sobre el placer que el personaje del cuento sentía, de irse desgajando de a poco del mundo que le rodeaba e irse dejando llevar por el mundo de la novela, el enriedo, los personajes, etc. La única diferencia era que yo no estaba leyendo una novela, sino un cuento.

Pero la sensación era la misma, al de irme dejando llevar hacia ese mundo de la narrativa, donde tantas veces uno busca un remanso, un descanso, un alivio de tanta realidad, de tanta televisión, de tanta pseudo – concreticidad, como decía Kosik. Sigue la tarde con su calor, esta tarde en que ella ahora te habla justamente del calor de la tarde, y no puedes dejar de notar la coincidencia de estar hablando de escritos que se repiten en la vida, o de vida que se repite en los escritos, y la vida vuelve a repetirse en este escrito.

Unicidade

Cada pessoa é uma organização única do Universo.