En algún momento, la palabra hace silencio. La palabra se calla, para escuchar. Escucho entonces. Escuchas. Escuchamos. Escuchemos. Entonces puede haber alguna posibilida de un actuar ajustado, de un vivir en el tiempo justo. Es posible vivir en el tiempo justo, y del modo cierto.
No es que haya algún manual o algunas recetas para esto. Hay indicios, pero ninguno vale a no ser que uno decida experimentar por sí mismo, y afloje un poco. A no ser que yo me deje llevar un poco por el fluir de la vida. Y vaya mirando más hacia adentro y alrededor.
Escuchando alguna palabra que resuena especialmente para mí, en alguna conversación entre amigos o con familiares. Esa palabra me está diciendo algo, pues resuena con alguna otra palabra que escucho después o escuché antes, o con alguna situación que me toca vivir. El pasado y el presente se dan las manos.
Hay un proyecto, hay un futuro. Una utopía. Hay una planta que crece. Hay una flor que ha florecido y está aquí. Soy yo. Sos vos, que has pasado, como yo, por tantas adversidades, pero no has largado la toalla. Todavía insistís en esto de la vida, en ser vos.
Doutor em sociologia (USP). Terapeuta Comunitário. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora, 2001. Publicado em espanhol pela Editora Homo Sapiens. Buenos Aires, 2005), Mosaico (João Pessoa: Editora da UFPB, 2003), Resurrección, (2009). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/
Pocas veces tuve tanto la oportunidad de constatar el entrelazamiento minucioso de tareas, actos y personas, cuanto en estos últimos días del mes de marzo, en que tuve que cuidar de las tareas de construcción de un muro y electrificación de mi casa, como medidas de protección, de seguridad. Habitualmente dedicado a tareas mentales o filosóficas, sean científicas o de otro carácter, tuve que tratar con metalúrgicos y albañiles, electricistas y personal de construcción, empleados de depósitos de cemento y arena, vendedores de material eléctrico y de desagües, cajas de electricidad, medidores de agua, fleteros que transportaban las cosas a casa o yo mismo lo hacía. En fin, unos trabajando en casa para protegerla, haciéndola más segura, otros, yo mismo muchas veces, andando por la ciudad para traer lo necesario a la continuidad de estas obras. Todo en esa fina trama de la vida, ese encaje complementario y de mutua solidaridad entre actividades, personas, hechos, tiempos, para dar como resultado cosas que hacen bien a los demás y a uno mismo.
Doutor em sociologia (USP). Terapeuta Comunitário. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora, 2001. Publicado em espanhol pela Editora Homo Sapiens. Buenos Aires, 2005), Mosaico (João Pessoa: Editora da UFPB, 2003), Resurrección, (2009). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/
Esa mañana, se había levantado tempranísimo. Después de algunos minutos de dedicarse a escucharse a sí mismo, a observar el fluir de sus pensamientos, empezó a llover. Lo tomó como una buena señal. Los autos pasaban, como siempre. Un pájaro cantó, como empezando el día. El día estaba empezando. Era eso. No se empujaría a nada. No había a qué empujarse ni para qué empujarse o hacia dónde empurase. Era el día que empezaba. Sintió el trino del pajarito una vez más. Las nubes iluminadas por el sol del lado del mar. El día estaba empezando. Eso era lo importante. El día estaba empezando. No se forzaría a nada. Libertad. Respiró fondo, oliendo el aire mojado por al lluvia. El sol iluminaba las copas de los árboles del lado del bosque. No le debía nada a nadie. No se empujaría a nada. No había anda a lo cual empujarse, ni por qué empujarse o adónde empujarse. Un paso cada vez. Un día por vez. No se empujaría a nada. El día había empezado. Era domingo. Tomaba mate. Le escribiría a las tías, o no. No sabía si saldría o no, ni hacia dónde. No importaba. El día empezaba. Había empezado el día. No se empujaría a nada. Ni a salir ni a quedarse. Se quedaría, saldría, jugaba. Siempre había jugado. Jugaría siempre. No buscaba satisfacer a nadie sino a sí mismo. ¿Por qué tendría que salir corriendo a caminar por la playa? ¿Por qué tendría que forzarse a ir al supermercado? Había empezado el día. No se forzaría a nada. Estoy aquí para mí, solamente para mí. No buscaba agradar a nadie sino a sí mismo. Estar bien en sí mismo. Venían los pensamientos comunes. Un paso por vez. No se forzaría a nada. No había a qué forzarse ni por qué forzarse. Libertad. Fluyo. Empezó el día.
Doutor em sociologia (USP). Terapeuta Comunitário. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora, 2001. Publicado em espanhol pela Editora Homo Sapiens. Buenos Aires, 2005), Mosaico (João Pessoa: Editora da UFPB, 2003), Resurrección, (2009). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/