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Lula da Silva: “Para el Gobierno de Bolsonaro la democracia es un estorbo”

Por Naiara Galarraga Gortázar

En una de sus primeras entrevistas tras pasar 580 días en prisión, el expresidente se pregunta por qué Jair Bolsonaro le tiene miedo a la calle si apoyó las manifestaciones contra Dilma Rousseff

Lleva años repitiendo que nunca se retiraría de la política. Y aquí está a los 74 años, tras dos mandatos de presidente, un cáncer y 580 días encarcelado por corrupción, el séptimo hijo de una pareja de agricultores analfabetos, el chaval que tuvo que dejar la escuela aunque era brillante, el metalúrgico que se convirtió en líder sindicalista a golpe de huelga durante la dictadura, el presidente de la República que sacó a millones de la pobreza y colocó a Brasil, por unos años, entre los grandes. Lula da Silva (Caétes, Pernambuco, 1945) detalla a EL PAÍS sus planes de futuro en una de sus primeras entrevistas tras ser excarcelado por decisión del Tribunal Supremo. Veinte días después de salir libre y mientras se juzga uno de sus recursos, recibe a este periódico este miércoles en la sede del Partido de los Trabajadores (PT) en São Paulo porque sigue tan enganchado a la política como siempre aunque inhabilitado para ser candidato. Horas después, un tribunal ha ratificado su segunda condena y ha elevado la pena de 12 a 17 años.

Respuesta. Mire, no ha habido mucha cosa inesperada. Lo que más me asusta es percibir que el Gobierno de Bolsonaro consigue ser peor que la visión que tenía cuando estaba encarcelado. Creo que la manera en la que están gobernando es un gran riesgo para Brasil.

P. El Gobierno está preocupado porque las manifestaciones de la región se contagien a Brasil. Y en ese contexto, el ministro de Economía evocó este lunes un decreto de la dictadura. ¿Usted considera a este Gobierno una amenaza para la democracia?

R. Creo que en el Gobierno hay personas que no comprenden bien lo que es la democracia. No es un pacto de silencio. Es una sociedad en movimiento que busca consolidar sus conquistas sociales y mejorar la vida de todas las personas que viven en un país. Él [Bolsonaro] no valora la democracia, ni sus hijos, ni su partido. Varias veces han hablado de cerrar el Tribunal Supremo, el Congreso, de restituir el AI5 [el decreto que dio inicio a la peor represión de la dictadura], ya han hecho ni sé cuántos decretos para autorizar [la posesión] de armas. Cree que todo se resuelve con el pueblo armado en las calles, cuando, la verdad, creo que todo se resuelve con más tecnología, más educación y más empleo. Es la segunda vez [que evocan el decreto AI5], la primera fue el hijo del presidente. Es una demostración de que para ellos la democracia no es fundamental. Para ellos, es un estorbo al gobernar, cuando yo creo que Brasil necesita más democracia, más manifestaciones porque eso garantiza la consolidación de las instituciones.

P. América Latina está muy agitada. ¿Por qué cree usted que no hay protestas en Brasil?

R. Creo que porque hace muy poco tiempo que Bolsonaro fue elegido presidente de la República, todavía no ha completado el primer año. Y en el primer año de Gobierno el pueblo tiene la expectativa de que ocurrirán cosas buenas, pero lo que ahora sucede es que se agrava el desempleo, la renta disminuye o hay dificultades para comprar lo mínimo para comer, por ejemplo. La carne o el gas de la cocina subieron mucho. Mucha gente está viviendo con poco dinero y el Gobierno no habla de política de desarrollo… Eso va creando insatisfacción y en la medida en que se acumula, ciertamente empezará a haber manifestaciones. El Gobierno tiene que entender que eso es parte de la democracia.

P. ¿Cuál es su estrategia ahora?

R. Lo primero, continuar la batalla política para probar mi inocencia. Necesito probar que todos los procesos contra mí son falacias, mentiras, invenciones, tanto de los medios como del ministerio público y del juez Moro [que le condenó y hoy es ministro de Justicia]. Lo segundo es ayudar al Partido de los Trabajadores a prepararse para disputar las elecciones de 2020 para las alcaldías y para las presidenciales en 2022.

P. ¿Esa ayuda incluye instar a la izquierda a salir a las calles?

R. El papel de un expresidente de la República no es estar agitando a la sociedad contra quien gana las elecciones. Una vez, charlando con [Felipe] González y [Bill] Clinton me dijeron que no es buena política quedarse haciendo oposición sistemática o diciendo: ´Fuera el presidente´. Mi papel ahora es demostrarle a la sociedad que solo con mucha democracia, con mucha distribución de renta y creación de empleo se crean las condiciones para que este país crezca. Pero, mire, para la izquierda la calle es una obligación en cualquier país del mundo. Yo nací para la política haciendo huelgas en 1975, 78, 79, 80… hicimos la campaña de las [elecciones directas]. No sé por qué el actual Gobierno tiene miedo del pueblo en la calle. Él mismo [Bolsonaro] apoyó la movilización contra Dilma [Rousseff], contra el PT. Salir a la calle es una demostración de que la sociedad está viva y que no va a permitir que él desmantele Brasil. Solo eso.

P. Llegó a la presidencia y triunfó siendo un conciliador. ¿Por qué ha elegido ser más combativo?

R. Cuando quieres gobernar un país tienes que tener en cuenta que la sociedad es heterogénea, tienes ricos, pobres, gente de clase media. Y necesitas gobernar para todos, dando preferencia a cuidar a los que más necesitan. Antes yo era Gobierno, ahora tengo que hacer oposición, mostrando al pueblo los equívocos del actual Gobierno, que hasta ahora no ha mencionado la palabra desarrollo. Lo único que están haciendo es desmontar el patrimonio público. Si Brasil no ha quebrado es por los Gobiernos de Lula y Dilma, por las reservas que dejamos.

P. Moro es el político más popular de Brasil y usted uno de los más odiados. Usted confía en que se anulen las dos condenas y le levanten la inhabilitación.

R. Primero, Moro es el juez más mentiroso del país. Construyó su imagen en un pacto con la prensa brasileña. Mi obligación moral es probar que esa gente que podría contribuir a combatir la corrupción es casi una banda de una parte del poder judicial, de una parte de la Fiscalía, utilizando la Lava Jato con objetivos eminentemente políticos.

P. Ahora mismo tres jueces están juzgando el recurso que usted presentó contra su segunda condena. ¿Teme regresar a prisión?

R. No temo. Si hay algo que no me asusta son los casos [pendientes].

P. Pero puede ocurrir.

R. Mire, yo podría haber huido del país, haber ido a una embajada para no ir preso. Decidí entregarme para probar que tanto el juez Moro como el fiscal Dallagnol mintieron al país sobre mi condena, estoy convencido de mi inocencia. Estoy en Brasil, me voy a quedar y voy a probar que son unos mentirosos.

P. ¿Confía en la justicia?

R. Estoy obligado a creer que harán justicia conmigo. Por eso recurro a las instancias superiores porque la primera instancia está viciada.

P. Si logra que anulen sus condenas, ¿se presentará de nuevo a las presidenciales?

R. No se trata de querer presentarse, ya tengo 74 años. En 2022, tendré 77. No es lo recomendable. Ahora, estoy bien de salud, preparado. La única posibilidad es que se produzca un desastre político, no haya ningún candidato y se necesite a alguien para enfrentar a estos locos que gobiernan Brasil.

P. De lo que este Gobierno hace y lo que dice, ¿qué es lo que más le preocupa?

R. La desatención con las cuestiones sociales. No tiene ninguna preocupación con el pueblo desempleado, con los sin techo, con la deforestación, con el medio ambiente, con el petróleo que llega a las playas del nordeste. La sociedad brasileña necesita libros y empleos, él (Bolsonaro) quiere darles armas. Brasil no tiene contenciosos con nadie, él quiere tener contenciosos y someterse de la manera más vergonzosa posible a los americanos, cosa que Brasil no hizo nunca. Se cree que todavía es un vecino de a pie en una urbanización de milicianos (bandas criminales de expolicías) en Río.

P. ¿Cómo cree que él terminará el mandato?

R. No lo sé, espero que lo acabe cuidando de los brasileños.

P. Parte de la riqueza de Brasil durante las presidencias del PT derivó del boom de las materias primas, que se ha acabado.

R. Eso es una verdad a medias. Lo que nosotros logramos es que el resultado del crecimiento económico brasileño fuese distribuido de manera más justa. Fue con nosotros cuando por primera vez el 20% más pobre mejoró más que el 15% más rico. Fue durante nuestros Gobiernos que el pueblo aprendió a tener casa propia, empleo, a viajar en avión, a entrar en restaurantes. Aprendió a conquistar lo mínimo necesario. Para nosotros solo hay una manera de que Brasil crezca, incluir a toda la sociedad para que participe de la economía. Aquí siempre se ha gobernado para un tercio de la población. Nosotros osamos gobernar para el 100%.

P. ¿Es la desigualdad el mayor problema de nuestro tiempo?

R. Sí, no es posible que después de que la humanidad haya conseguido producir más alimentos de los que consume que todavía tengamos mil millones de seres humanos que se acuestan cada noche sin tener que comer. Significa que necesitan dinero para comprar alimentos. Vemos a Trump hablando de proteccionismo cuando debería estar hablando de ayudar al mundo pobre a desarrollarse.

P. ¿Por qué aún existe esa desigualdad tan grande con los negros y pobres en Brasil?

R. Por primera vez, gracias nuestra política de inclusión social, los negros y mestizos son el 51% en las universidades. Eso es una conquista. Y los datos muestran que fue con nuestro Gobierno con el que logramos la posibilidad de hacer una segunda revolución para poner fin a la esclavitud.

P. Pero aún queda mucho por hacer…

R. Queda mucho por hacer en todo el mundo, no solo en Brasil. Ahora sigo el fútbol en España, Italia e Inglaterra, y de vez en cuando veo escenas horrorosas en las que falsos blancos llaman “monos” a los negros.

P. ¿Cuál es su receta para América Latina, con todo lo que está ocurriendo en Colombia, Chile y Bolivia?

R. Es necesario que América Latina viva más tiempo de democracia para que podamos construir instituciones sólidas. Un país no va a ningún lado con un golpe cada 10 o 15 años. No es posible lo que acaba de ocurrir en Bolivia. Evo Morales logró ser el presidente más longevo de Bolivia, con el mayor crecimiento de la región y la mejor transferencia de renta… ¿Por qué el golpe? Creo que el mejor modelo es el de Brasil. Eres presidente, puedes tener una reelección, punto. No necesitas dos. La alternancia es importante Fui el primer obrero en llegar a la presidencia. Y Evo Morales, el primer indio en Bolivia. Ahora, la élite aquí no sabe vivir con la democracia si no está en el poder, lo que es lamentable.

P. ¿Aquel Brasil que se codeaba con los grandes tenía pies de arcilla?

R. Esa es la gran autocrítica de la élite brasileña, que destruyó el sueño del pueblo brasileño de transformarse. Éramos el pueblo más optimista del mundo. Nos llevábamos bien con los socialistas y conservadores de España, de Francia, de Inglaterra, de Alemania, me llevaba bien con Bush y con Obama, con los chinos y los rusos. Brasil es un constructor de consensos, de paz. Ese era su papel en América Latina. No tenía que pensar en crecer solo, tenía que pensar en crecer trayendo a todos los países con los que tiene frontera. Yo tenía mucho cuidado con América Latina porque a EEUU no le gusta que ningún país de América Latina sea protagonista político.

P. Eran otros tiempos, de sociedades cada vez más abiertas, de avance de derechos de las minorías. Ahora hay un claro retroceso, ¿Le ha sorprendido?

R. Sí, y este retroceso se debe en gran medida al comportamiento de los medios. Porque aquí en Brasil durante años, los medios de comunicación han instado a la sociedad a negar la política. Y cuando niegas la política, lo que viene es mucho peor. Así nacieron el nazismo y el fascismo.

P. He conocido a muchas personas que votaron por usted y ahora le odian. Están defraudados con la corrupción del PT. No esperaban esto de ustedes, ¿qué les diría?

R. ¿Por qué cree que comencé la entrevista diciéndole que quiero demostrar mi inocencia? Si ve televisión, te darás cuenta de que durante más de cuatro años todos los días, en los principales periódicos del país, me venden como si fuera corrupto.

P. Usted tiene nueve casos pendientes además de dos condenas.

R. Puede haber 20 casos. Lo que se juzga es el mandato de Lula. Y quiero que se juzgue para que la gente entienda lo que sucedió en ese país.

P. ¿Por qué está Brasil tan polarizado?

R. Usted es de España, que ha estado polarizada durante un siglo. El continente europeo ha estado polarizado durante un siglo. Alemania, Inglaterra, Suecia, Finlandia, Italia … han estado polarizados durante un siglo.

P. Pero ahora aceptan al adversario, no es un enemigo.

R. No es que Brasil esté polarizado, está polarizado todo el mundo. Creo que eso es un desafío para los políticos de todo el mundo. Restablecer la civilidad, el sentido común. Las personas necesitan aprender a convivir democráticamente en la adversidad.

P. ¿Usted puede convivir con el presidente Bolsonaro?

R. No necesito que Bolsonaro me guste para respetar la institución de la presidencia de la República. Ni él necesita que yo le guste para respetarme como ser humano. No quiero casarme con mi adversario político, me basta con ser civilizado. Discutir es un tema extra.

P. Y ahora que está libre, ¿ha ido a un parque, una playa, algún lugar abierto?

R. Me cuido desde hace 30 años. No he estado en un restaurante, en un bar de noche, en 30 años. La mayor seguridad que puede tener un político es no ir a ningún lado que pueda facilitar que ocurra alguna cosa.

P. Y el sucesor, ¿para cuándo?

R. No lo sé. En el PT hay buenos cuadros, como en otros partidos. Es muy posible que surja alguien en mejores condiciones físicas, de salud e intelectuales para ser candidato.

P. ¿Las alianzas serán solo con la izquierda o también con el centro?

R. Creo que el PT no tiene que aliarse con la derecha. Puede hacer alianzas con sectores de la izquierda y con algunos políticos de centro, como yo hice en 2002 y en 2006. No hay problema. Debemos dar prioridad a una alianza con la izquierda. Mire España. Ahora el PSOE y Podemos lo han conseguido. Es bueno. Lo desagradable es ganar y no poder formar un Gobierno. Y luego tienes que demostrar que eres capaz de ejecutar el programa por el que te han votado.

P. Ahora viene la parte difícil, la de negociar el programa.

R. Ahí, la política es importante. Y eso no se aprende en ninguna universidad. Puedes estudiar 30 años en Harvard que no lo vas a aprender. Hay que tener inteligencia, percepción, intuición.

P. ¿Cuándo empieza esa gira que anuncia por el país?

R. Ahora descansaré un poco en mi libertad hasta Navidad. Después, tengo que encontrar casa y me voy a casar.

P. ¿Cuándo?

R. Cuando tenga tiempo.

P. ¿Antes de Navidad?

R. No da tiempo. Tengo que prepararme.

P. ¿Confirma que Chico Buarque va a ser su padrino?

R. No hay nada concretado pero sería un orgullo. No hay fecha pero habrá boda.

P. ¿Aquí en São Paulo?

R. No sé. La invitaré.

Fuente: El País

No, la justicia no debe ser usada como arma de persecución política

Sin embargo, esto se ha convertido hoy en caso corriente en casi todas las partes del mundo. Desde ya, con la criminalización de los lanzadores de alerta, los sindicalistas, los activistas ambientales y los participantes en protestas arrestados arbitrariamente, los derechos de los ciudadanos han estado retrocediendo significativamente. El mantenimiento del orden liberal le cuesta muy caro a la democracia. En este punto, ya se está cruzando un umbral. Esto es lo que se llama la táctica del “Lawfare“. Se trata de una instrumentalización de la justicia para eliminar a los competidores políticos.

La “Lawfare” comienza con denuncias no probadas, se extiende mediante obsesivas campañas de denigración y obliga a sus víctimas a interminables justificaciones sin objeto alguno. Luego, el acoso sigue con prisión y multas. La “Lawfare” secuestra los debates políticos en los tribunales. En fin, distorsiona el papel de las elecciones que ya no son realmente libres.

Hay muchos ejemplos. Citemos en América del Sur, al Lula brasileño, quien fue condenado sin pruebas y se le impidió presentarse a las elecciones presidenciales. Su “juez”, Sergio Moro, se ha convertido, desde entonces, en el Ministro de Justicia del presidente de extrema derecha Jaïr Bolsonaro. Pero también el ecuatoriano Rafael Correa y la argentina Cristina Kirchner, son perseguidos sin tregua. En África, el mauritano Biram Dah Abeid fue encarcelado por una denuncia sin pruebas retirada después de varios meses de prisión. Y de nuevo, el abogado Massoum Marzouk, opositor del régimen de Al Sissi, encarcelado por cargos antiterroristas falaces. En Europa, podemos mencionar al francés Jean-Luc Mélenchon quien fue acusado sin pruebas y está procesado por rebelión, o el líder ruso Sergei Oudalstov, del Frente de Izquierda, condenado a cuatro años de prisión por organizar protestas antigubernamentales. En Asia, el líder camboyano Kem Sokha, encarcelado durante un año con el fin de privarlo de participar en las elecciones legislativas de 2018 o el acoso judicial en Filipinas contra la senadora Leila de Lima, figura de la oposición. Están también los casos de Maurice Kamto, quien llegó en segundo lugar durante las elecciones presidenciales en Camerún, encarcelado desde enero último o del antiguo diputado del Gabón Bernard Zibi condenado a 6 años de cárcel.

Se han alzado muchas voces en todo el mundo para denunciar esta situación: grupos de abogados, funcionarios religiosos como el Papa Francisco, personalidades de la defensa de los derechos humanos, sindicalistas o políticos.

Nuestra declaración conjunta acoge con beneplácito estas protestas. Pedimos vigilancia para proteger a las víctimas de este tipo de operaciones, independientemente de sus afiliaciones políticas. Llamamos a la cooperación mundial de las resistencias jurídicas. Pedimos que se denuncie ante la opinión pública a los gobiernos y a los magistrados como el juez Sergio Moro de Brasil, que aceptan desempeñar este papel nocivo contra las liberdades individuales y políticas.

(7 de septiembre de 2019)

Acceda al sítio web del Stop Lawfareí y firma la petición.

Fuente: Comité Lula Libre

(09-09-2019)

Com a palavra, as mães

Foto: Luiz Baltar

Apoio, indignação, luta, orgulho. Com a palavra, as mães dos ativistas presos e vítimas da arbitrariedade, repressão e violência estatal, do Rio de Janeiro, durante a coletiva de imprensa realizada na ultima sexta-feira, dia 25, pelo Grupo Tortura Nunca Mais do Rio de Janeiro, Justiça Global, Rede de Comunidades e Movimentos contra a Violência, CEBRASPO, Instituto de Defensores de Direitos Humanos (DDH) e o Sindicato dos Jornalistas Profissionais do Rio de Janeiro.

Leia a nota de repúdio à criminalização dos movimentos sociais, advogados e organizações de Direitos Humanos.
Leia também a nota do Instituto de Defensores de Direitos Humanos (DDH) clicando aqui.

Mãe de Sininho: 'Estão usando minha filha como pivô para desmobilizar os movimentos sociais'


Durante a plenária do Comitê Popular contra o Estado de Exceção, realizada no dia 21 de junho de 2014, no auditório do Sindsprev/RJ, a psicóloga Rosoleta Moreira Pinto Stadtlander, mãe de Elisa Quadros, a Sininho, falou sobre a prisão da filha e denunciou a perseguição que a mídia corporativa está fazendo contra Elisa:
“Estão usando minha filha como pivô para desmobilizar os movimentos sociais”, disse Rosoleta.
Confira o depoimento na íntegra. Vídeo produzindo em uma parceria entre MIC (Mídia Independente Coletiva) e Coletivo Mariachi.

"Sou da época em que que manifestante era preso, diz Dilma"


“Eu sou da época em que se a gente se manifestasse – porque a gente fica lembrando disso –, você ia preso, ia pra cadeia. Hoje, no Brasil, é tão bom e é tão forte essa questão, é possível participar, é possível falar, é possível externar sua opinião. E só tem um jeito de você avançar, de você melhorar. Mais democracia quer mais democracia. Mais inclusão exige mais inclusão. Melhoria de vida requer mais melhoria de vida. Por isso sempre é tempo e sempre é hora.” – Dilma Rousseff, 13 de agosto de 2013, http://bit.ly/1txE38R
“Carteiro e palhaço estão entre os presos no Rio.” – Título de matéria sobre as prisões em massa no Rio, em outubro de 2013, http://bit.ly/1txEnV7
“As prisões são ilegais e não contam com as provas necessárias, segundo advogados que acompanham o caso. (…) Para o presidente da Comissão de Direitos Humanos do Conselho Federal da OAB, Wadih Damous, “foram prisões sem provas”, que, em linhas gerais, tinham o objetivo final de impedir protestos contra a copa, e que “acabaram atingindo o direito à livre manifestação”. “O simples ato de se manifestar virou, no país, uma atividade criminosa”, complementa o advogado.” – Reportagem do site Última Instância sobre as prisões às vésperas da final da Copa do Mundo, 14 de julho de 2014, http://bit.ly/1txDTyq
“É absurdo. Essas prisões tem carater político e intimidatório com o claro intuito de tolir o direito a manifestação”, afirmou o presidente da comissão de direitos humanos da OAB-RJ, Marcelo Chalreo. – Reportagem do portal Terra sobre as prisões às vésperas da final da Copa do Mundo, 12 de julho de 2014, http://bit.ly/WA19AV

Polícia do Rio persegue advogada defensora de ativistas em consulado do Uruguai

Onda de criminalização dos protestos ganha força no Brasil. Foto: Mídia NINJA/reprodução

A advogada Eloísa Samy, uma das 23 perseguidas políticas no Rio de Janeiro, está no consulado do Uruguai na cidade e pediu asilo político ao país vizinho.
Ela foi um dos 23 ativistas que tiveram prisão preventiva decretada por um documento que busca criminalizar os movimentos sociais (leia aqui).
A informação foi divulgada pelo Instituto de Defensores de Direitos Humanos (DDH), organização não governamental da qual Eloísa Samy faz parte. Segundo o DDH, o objetivo da advogada é conseguir o asilo para defender-se, em liberdade, das acusações que são feitas pelo Ministério Público.
De acordo com o DDH, policiais militares estão cercando a área do consulado do Uruguai, na zona sul do Rio.
“Advogada e ativista de Direitos Humanos, Eloísa Samy, encontra-se neste momento no Consulado Geral do Uruguai no Rio de Janeiro onde solicita asilo político para defender-se em liberdade das acusações que lhe são feitas pelo Ministério Público. NINJA está nas imediações, onde dez motos da Polícia Militar e algumas viaturas já cercam a área. Solicitam o suporte dos ativistas e defensores dos direitos humanos e organizações do movimento”, disse o DDH por meio de sua página.
Segundo o portal Terra, David Paixão e Camila Nascimento também estão neste momento tramitando o pedido de asilo. “Eu vim aqui pedir asilo político. Isso é uma tremenda arbitrariedade. Eles me receberam e estão fazendo contato com o embaixador em Brasília. Já fiz pedido formal e estou esperando documento para dar entrada efetiva no pedido. Não tenho nenhum tipo de expectativa, estou pedindo socorro mesmo”, disse Eloísa ao Terra.
Assista à mensagem de Eloísa Samy à Mídia NINJA:

Justiça do Rio continua 'caça às bruxas': 23 ativistas têm nova prisão decretada

“A prisão de máscaras de carnaval, bandeiras vermelhas e até livros de literatura – pelo simples fato de terem a capa vermelha – é a prova do retorno da estupidez às práticas policiais dos tempos de ditadura”, diz um juiz ao comentar o caso.

Foto: Rio na Rua

A Justiça do Rio de Janeiro determinou novamente, nesta sexta-feira (18), a prisão preventiva de mais ativistas, dando continuidade a mais um episódio de perseguição política que teve início no último sábado, às vésperas da final da Copa do Mundo.
Desta vez, 23 ativistas que seriam responsáveis por “atos de vandalismo” em manifestações tiveram a prisão decretada. Não há qualquer informação sobre as motivações das prisões, já que o processo corre em segredo de justiça.
A decisão atende a um pedido Ministério Público do Rio, que baseou sua solicitação em inquérito da Polícia Civil, por meio da Delegacia de Repressão a Crimes de Informática (DRCI). A informação foi divulgada pelo portal UOL.
De acordo com a decisão do juiz Fábio Itabaiana, titular da 27ª Vara Criminal, as prisões são necessárias para a “garantia da ordem pública”. As prisões, diz o juiz, são necessárias devido à “periculosidade dos acusados”.
Pouco antes da determinação da prisão feita pelo juiz Itabaiana, o desembargador Siro Darlan, da 7ª Câmara Criminal do Tribunal de Justiça do Estado do Rio (TJ-RJ), havia concedido a liberdade dos cinco últimos ativistas que estavam presos no Complexo Penitenciário de Gericinó.
Assim, três deles terão sua prisão preventiva convertida em temporária Elisa de Quadros Pinto Sanzi, Camila Aparecida Rodrigues Jourdan e Igor Pereira D’Icarahy e não serão beneficiados por habeas corpus concedido mais cedo.
Já os ativistas Tiago Teixeira Neves da Rocha e Eduarda Oliveira Castro de Souza poderão deixar a prisão pois não foram incluídos na denúncia do promotor Luís Otávio Figueira Lopes, da 26ª Promotoria de Investigação Penal. Os outros doze que foram liberados na madrugada da última quinta-feira (17).
Os 23 com prisão decretada pela Justiça são: Elisa de Quadros Pinto Sanzi (a Sininho), Luiz Carlos Rendeiro Junior, o “Game Over”, Gabriel da Silva Marinho, Karlayne Moraes de Souza Pinheiro, Eloysa Samy Santiago, Igor Mendes da Silva, Camila Aparecida Rodrigues Jourdan, Igor Pereira D’Icaray, Drean Moraes de Moura Corrêa, Shirlene Feitoza da Fonseca, Leonardo Fortini Baroni, Emerson Raphael Oliveira da Fonseca, Rafael Rêgo Barros Caruso, Filipe Proença de Carvalho Moraes,Pedro Guilherme Mascarenhas Freire, Pedro Brandão Maia, Bruno de Souza Vieira Machado, André de Castro Sanchez Basseres, Joseane Maria de Souza e Rebeca Martins de Souza. Além de Caio Silva Rangel e Fabio Raposo Barbosa, envolvidos no incidente com o cinegrafista da Bandeirantes morto na Central do Brasil.

Mais cedo, a organização “Justiça Global” havia enviado quatro ofícios a Brasília solicitando providências em relação às prisões de manifestantes no último dia 12 de julho.
A organização de direitos humanos lembra da ausência de provas apresentadas pela Polícia Civil em coletiva de imprensa no mesmo dia e ressalta que “o segredo de justiça sob o qual o inquérito e o processo vêm tramitando impedem o acesso à informação e a comprovação das ilegalidades destas mesmas prisões”. Os contatos foram feitos com o Ministério da Justiça, Secretaria de Direitos Humanos, Senado e Câmara Federal, além do Conselho Nacional de Justiça.
Em entrevista coletiva no sábado (12), um dia antes da final da Copa, o chefe de Polícia Civil do Rio de Janeiro, delegado Fernando Veloso, justificou as prisões: “Estamos monitorando a ação desse grupo de pessoas desde setembro do ano passado. A prisão delas vai impedir que outros atos de violência ocorram neste domingo”.
Veloso disse que a polícia fluminense tem provas “robustas” e “consistentes” de que “essa quadrilha pretendia praticar atos violentos se não hoje, amanhã [domingo]”.
Na mesma coletiva, a delegada Renata Araújo, adjunta da Delegacia de Repressão à Crimes de Informática (DRCI), alegou: “Eles planejavam ataques e se aproveitavam de problemas reais para fazer manifestações onde usavam artefatos para incendiar ônibus, depredar agências bancárias, entre outros”.
“Do ponto de vista substancial, não há como defender a legalidade de tais prisões”, denuncia o juiz João Batista Damasceno, membro da Associação Juízes para a Democracia (AJD). “Violou-se o direito constitucional de liberdade de manifestação do pensamento e direito de reunião.”
“Na prática, implementaram-se medidas típicas de um Estado de Sítio, sem que ele tivesse sido decretado. Isso é crime de responsabilidade”, alerta. “Num Estado de Direito efetivo, as autoridades envolvidas numa situação como essa seriam chamadas a se explicar e poderiam, eventualmente, ser responsabilizadas”, acrescentou Damasceno em entrevista ao site ‘Vi o Mundo’.
“A polícia fluminense se converteu na ‘polícia Mãe Dinah’ que investiga o futuro”, critica Damasceno. “Seria cômico não fosse trágico ao Estado de Direito e não representasse um perigo de volta ao tempo sombrio da ditadura militar, notadamente quando vigente o AI-5, que suprimira o habeas corpus.”
A propósito. Entre as coisas apreendidas pela polícia do Rio de Janeiro na residência dos presos, há máscaras contra gás lacrimogêneo, viseiras, máscaras de carnaval, computadores, livros de capa vermelha e um revólver.
“O revólver foi apreendido na casa de um adolescente que milita politicamente. Só que é do pai do ativista, que tem porte legal de arma. A mídia tradicional tem a informação, mas não publica”, acusa Damasceno.
“A prisão de máscaras de carnaval, bandeiras vermelhas e até livros de literatura – pelo simples fato de terem a capa vermelha – é a prova do retorno da estupidez às práticas policiais dos tempos de ditadura”, vai mais fundo. “Mudou-se o nome, mas a política é a mesma.”

As Declarações da Candidata sobre o Caso Battisti


Carlos Alberto Lungarzo

Anistia Internacional (USA) – 2152711

Na edição desta 4ª feira (24), o jornal O Estado de S. Paulo repercutiu com destaque uma entrevista radiofônica concedida pela candidata presidencial Dilma Rousseff, sobre a decisão de extraditar ou não o escritor italiano Cesare Battisti. Vide retranca 1, retranca 2 e retranca 3 .

Segundo o jornal, ela “evitou hoje qualquer tipo de confronto com o presidente Luiz Inácio Lula da Silva e com os defensores da permanência no Brasil do ex-ativista de esquerda Cesare Battisti” (…), limitando-se a dizer que “se eleita presidente e se tiver de tomar a decisão sobre extraditar ou não Battisti, cumprirá a decisão do Supremo Tribunal Federal”.

O jornal ainda afirma que “Dilma foi tão ambígua quanto a decisão de STF”. Esta afirmação contém um erro de redator, talvez porque ele queria usar uma forma retórica e não teve uma boa ideia. Com efeito…

… é verdade que Dilma foi, de fato, muito ambígua; aí ele está certo.

Mas o STF não foi nada ambíguo, e aí o redator se engana. Na última rodada do processo, em dezembro, o tribunal aprovou, por 5 contra 4, que o presidente não está vinculado ao parecer do STF autorizando (mas não determinando) a extradição, desde que se mantenha compatível com o tratado existente entre o Brasil e a Itália.

Isto não é nada ambíguo, é claríssimo. Se alguém duvida de que 5 é maior que 4, por favor, pergunte a seu filho ou sobrinho de quatro anos…

Quando o ministro Cézar Peluso disse que a decisão era confusa e não sabia como redigi-la (coitado, quanto problema!), estava criando um clima de animosidade e tentando convencer a opinião pública de que Lula não tinha recebido do STF pleno direito de decisão, desde que compatível com o tratado.

Uma prova mais que evidente desta manobra é esta: apesar de ter “ameaçado” que a redação poderia durar muuuuuito tempo, o acórdão acabou saindo quatro meses depois, o que está mais ou menos na média da Justiça brasileira.

Ou seja, a proclamação do resultado do STF era bem clara e Peluso não precisou se angustiar tanto como pensava. Todo mundo entendeu muito bem o que tinha dito Eros Grau.

O sempre brilhante Marco Aurélio de Mello fez uma ironia forte: disse que era necessário fazer um simpósio para discutir como se proclamam os resultados. Ele já tinha dito que essa reunião de dezembro era uma manobra da Itália para “virar a mesa”

Não sei, nem acho relevante saber por que a rádio Band AM de Campinas insistiu neste assunto, sobre o qual a candidata Dilma disse algo exatamente igual há várias semanas, nem por que o Estadão dá tanta relevância a esta banalidade.

Seja qual for o motivo, quero tranquilizar os milhares de amigos de Cesare. Digo “tranquilizar”, porque cá na América Latina justiça e política são misturadas e dominadas por interesses de nível moral nada elogiável.

É natural, então, que a gente não possa confiar nem na própria sombra.

A declaração da candidata

Não sou analista político, e não posso me imaginar em qualquer função da política oficial do establishment. Mas, como o assunto é muito óbvio, vou fazer um esforço e imaginar-me no papel de consultor da candidata para política interna.

Eu diria para ela:

“Dilma, você não fale nada sobre Battisti. Lembre que seu concorrente já se manifestou a favor da extradição. Se você dizer que não extraditará, ele dirá: ‘tão vendo? Eles são malandros defensores de criminosos…

“Se alguém lhe perguntar (o que, com certeza, acontecerá), você diga que não sabe qual será a decisão de Lula, mas que você é obediente ao Judiciário. Você nunca será cobrada porque Battisti será liberado antes de você tomar posse, caso seja eleita”.

Claro que minha ética pessoal e meus valores sociais nunca me permitiriam dar um conselho como este, mas não importa. Tampouco sou assessor de ninguém. Mas, que o raio de Júpiter me fulmine se ela não recebeu um conselho como este!

Por que o Presidente extraditaria?

O Presidente não tem nenhum motivo para extraditar Battisti. É um assunto irrelevante para os planos pragmáticos do governo de erigir o Brasil em potência mundial. Nem ajuda nem atrapalha. Então, não há nenhum motivo para extraditar.

Ora, pareceria tampouco existir motivo para salvar a vida de Battisti. Mas, existe sim.

Primeiro, extraditar Battisti seria uma maldade inútil, uma perversidade desnecessária. Nada se ganharia fornecendo um troféu a esse bando de desvairados por vendetta, que se arrancam os olhos numa briga pelo butim do estado, em meio aos escândalos de corrupção mais escrachados da história da Europa após a guerra. Se Lula mandasse Battisti à tortura e à morte, o que ganharia em troca? A Itália não pode dar-lhe o assento permanente na ONU, porque nem para ela própria conseguiria, se tentasse.

Segundo, entregar Battisti aumentaria a já negativa folha corrida do estado brasileiro (não digo “o governo”, digo o estado em geral, desde há muito tempo) como violador dos direitos humanos básicos em todos os departamentos: brutalidade prisional, tortura, trabalho escravo, pedofilia, violência contra mulher, massacres de fazendeiros contra camponeses, anistia dos criminosos de estado, leniência com os autores de chacina, homofobia, misoginia, negação dos direitos da mulher, em fim… não tenho memória em meu computador para escrever tudo. Isso, sem falar nos direitos sociais.

O leitor pode pensar: e acaso o governo se importa com os Direitos Humanos? Bom, há membros do governo que sim se importam, e eles têm algum peso. Se assim não fosse, o PNDH-3 que é uma obra teoricamente magnífica, não teria sido nem mesmo publicado.

O que o Presidente pode argumentar

O Estadão, na matéria mencionada, se refere também à posição do senador Eduardo Suplicy, segundo quem a condenação à prisão perpétua é um obstáculo para a deportação. Como sempre, ponderado e agudo, Suplicy tocou no ponto sensível.

Há, pelos menos, quatro itens do tratado italo-brasileiro que impedem a extradição de Battisti. Se ele for extraditado, esses pontos seriam violados.

Entretanto, o assunto da prisão perpétua é o mais claro. Como já disse o ilustre Dalmo Dallari (Extradição inconstitucional), trata-se de uma questão de soberania nacional.

Nenhum tratado está acima da Constituição Federal. E, no mesmo nível, estão apenas os tratados sobre Direitos Humanos.

Ora, a Constituição brasileira proíbe a prisão perpétua.

Claro que os italianos pensaram numa “jogada mestra”: o boquirroto ex-ministro Mastella disse lá, pensando que não ficaríamos sabendo aqui, que nos prometeria reduzir a prisão ao que é aceitável para nossas leis, mas apenas para “enganar os brasileiros”.

Há um fato que Dallari já denunciou, mas deve ser repetido tantas vezes quantas a questão seja provocada: a Itália não pode modificar uma sentença que já transitou em juízo.

Eu acrescento, por minha parte, que, mesmo que a intenção italiana fosse boa (e, obviamente, não é), ela deveria violar suas próprias leis para alterar uma sentença judicial que já é definitiva. E por que os italianos fariam isso? Após 31 anos perseguindo uma pessoa por todo o planeta, eles iriam violar leis para beneficiar sua presa? Ridículo.

Outros Pontos do Tratado

No caso de Battisti, paradoxalmente, o tratado não é um inimigo. Por milagre, ele contribui conosco!

Ele possui três artigos (o 3º, 4º e 5º) que estabelecem motivos para a recusa de extradição. Destes, o 4º não é aplicável, pois se refere a pena de morte, uma punição que não existe na Itália. Entretanto, o artigo 3º se aplica perfeitamente em seu inciso “f”. Já o artigo 5º é aplicável em sua totalidade

O inciso “f” visa proteger o extraditando de riscos de perseguição e discriminação ponderáveis. Ora, um risco é uma probabilidade de que aconteça um fato negativo. Já uma certeza é um risco cuja probabilidade é 100%. Uma certeza de perseguição é, portanto, uma forma máxima de risco. E, no caso de Cesare, existe certeza.

Battisti já foi condenado. Deve notar-se que a maioria das extradições passivas é requerida em casos de fugitivos que aguardam processamento, embora haja algumas também para aplicação da pena.

Entretanto, Cesare foi condenado à revelia, sem provas, sem testemunhas e até sem advogados. De toda essa fraude saiu nada menos que duas prisões perpétuas. Isto é considerado perseguição no Manual do Alto Comissariado das Nações Unidas para os Refugiados e contraria os acordos da União Europeia, segundo os quais qualquer pessoa julgada à revelia deve ter direito a novo julgamento. Itália é o único país da União que não obedece esta norma.

Também Battisti corre risco de vida e de integridade física, pois: (1) o ministro La Russa manifestou seu interesse em torturá-lo; (2) o sindicato de carcereiros disse que quer “vingar Santoro”; (3) o chefe dos sindicatos dos policiais disse que a Itália deveria declarar guerra ao Brasil (por causa de Battisti); e (4) pessoas menos procuradas que Battisti têm sido assassinadas nas prisões italianas, tanto que nelas ocorrem quase mil mortes violentas por ano e entre 55 e 65 suicídios induzidos.

Conclusões

O governo não extraditará Battisti. A extradição seria tão irracional que nem vale a pena discutir sobre esse ponto.

É certo, entretanto, que a decisão do Presidente está demorando demais. A condição de prisioneiro não é brincadeira, mesmo que recebendo tratamento relativamente humano (dentro do que pode ser um cárcere na América Latina). O Presidente e a candidata à Presidência, que foram ambos perseguidos, embora com diferente grau de sofrimento, devem saber disso.

Portanto, está na hora de libertar Battisti.

Não há nada que temer. Os que estimularam o linchamento de Battisti no Brasil estão desmoralizados, e já sentem o desgaste que produz o ódio. Por exemplo:

Os que montaram em janeiro de 2009 uma petição para extraditar Battisti, reuniram, num ano e meio, 307 míseras assinaturas, algumas das quais parecem forjadas. E isto contando com todo o apoio da mídia, dos militares, da oposição política, de parte do Judiciário e da diplomacia.

O jornalista italiano Giuseppe Cruciani, autor do último grito de ódio contra Battisti, expresso em seu tendencioso livro “Gli amici del Terrorista”, reconhece, quando lhe perguntam se Battisti será extraditado: “Io non credo”.

Até o mais soturno inimigo dos ultraesquerdistas de mais de 30 anos atrás, o procurador Armando Spataro, não disse nenhuma palavra contra Battisti numa entrevista passada no dia 07/06/10 pela TV italiana, no famosíssimo programa da Lucia Annunziata, um equivalente feminino do Jô Soares. Apesar de dialogar com a apresentadora sobre quase toda sua vida profissional, aquele assunto não foi tocado. Por sua vez, os políticos não se pronunciam há pelos menos dois meses. O último foi o chanceler Frattini e o penúltimo o prefeito de Veneza.

Então, salvo um milagre, os inimigos de Battisti já não conseguem fazer mais nada. Faço, então, um apelo ao valoroso grupo de parlamentares, juristas, advogados e ativistas dos DH: redijam uma petição precisa e fundamentada, pedindo ao Presidente que agilize sua decisão.

Sacco e Vanzetti: Trailer do Caso Battisti

Nicola Sacco e Bartolomeu Vanzetti na prisão. Autor Desconhecido

Vários observadores sociais e comunicadores compararam o processo sofrido por Cesare Battisti, especialmente durante 2009, quando foi oficialmente julgado, com o caso dos anarquistas italianos Sacco e Vanzetti, que, durante a década de 1920 foram acusados pelo assassinato, sem provas concretas e com testemunhas duvidosas. Hoje, ninguém duvida que ambos foram vítimas de uma vingança da justiça e das elites norte-americanas, que queriam destruir o anarquismo e o comunismo, e propagar o terror entre os trabalhadores.

O processo, condenação e morte dos dois amigos durou de 1920 até 1927. Nesse período, em quase todo o mundo se realizaram atos de protesto, se organizaram passeatas de milhares de pessoas, e se proferiram denúncias públicas de meios de comunicação e dos mais famosos e míticos intelectuais da época, como G. Wells, Bernard Shaw e B. Russell.

Meu intuito neste artigo é mostrar que, apesar da certeza unânime de que os militantes italianos eram inocentes, e de que seu julgamento foi uma grande farsa, o grau de distorção e mentira não foi o maior possível. No caso de Cesare Battisti, houve um nível de falsidade, fraude e manobras tortuosas, bastante (ou talvez muito) maiores que naquele caso. Este assunto pode ser visto, então, como um trailer do que seria, 90 anos após, o filme de Battisti: uma amostra grande, truculenta, assustadora, mas ainda assim menos nojenta que a grande tramóia de 2009.

Os Crimes e as Acusações

Nos Estados Unidos da década de 20, as elites capitalistas se sentiam acuadas pela ação do movimento operário, que, apesar dos ataques brutais recebidos desde décadas anteriores (cujo ápice foi o massacre de Chicago, no 1º de maio de 1886), tinha incrementado sua capacidade de luta. Os anos entre 1917 e 1920 formam o período de mais intensa repressão política na história dos Estados Unidos, conhecido como Red Scare (Ameaça Vermelha), que foi inaugurado no mesmo momento em que se preparava a Revolução de Outubro de 1917 na Rússia.

Apesar da distância, o país reagiu ao surgimento do poder soviético com igual velocidade que os mais reacionários estados da Europa. Durante esses quatro anos, a propaganda contra os comunistas e os anarquistas, a agitação da mídia, e a brutalidade policial e jurídica, que continuariam até os dias de hoje, atingiram seu pico mais exasperado. Foi nessa época que trabalhadores de esquerda foram submetidos a julgamentos sumários, forjados e coroados por punições desproporcionais.

O caso dos anarquistas Nicola Sacco (1891) e Bartolomeu Vanzetti (1888) foi um imenso circo para converter pessoas inocentes em grandes bodes expiatórios, numa luta não apenas contra a praxe, mas até contras as idéias da esquerda. Se o militante sueco Joe Hill foi tornado símbolo de uma vendetta burguesa “provinciana” (pois seu julgamento e sua execução foram rápidas e sua repercussão foi pequena fora do estado norte-americano de Utah), estes dois imigrantes italianos foram usados para transformar essa vendetta num grande espetáculo de terror. Era uma advertência contra toda a esquerda que defendesse os direitos dos trabalhadores.

Em abril de 1920, dois pagadores de uma empresa de sapatos, situada numa pequena cidade perto de Boston (no estado de Massachusetts) foram assassinados por desconhecidos, que roubaram todo seu dinheiro. A polícia sabia que Sacco, artesão sapateiro, e Vanzetti, vendedor ambulante de peixe, eram militantes anarquistas e os deteve como suspeitos um mês depois, apesar de não ter nenhuma prova nem testemunha contra eles, e de que nenhum deles tinha sido preso antes.

Ambos foram acusados do assassinato dos pagadores, mas puderam apresentar fortes álibis, fornecidos por testemunhas de boa reputação. Uma das testemunhas era um funcionário do consulado de Itália, que lembrava ter estado com Sacco no momento do crime, e descreveu todos os detalhes do trâmite de obtenção do passaporte do imigrante. O juiz e o promotor desprezaram estes depoimentos, e aduziram que as testemunhas eram arranjadas.

Contudo, de maneira diferente ao que aconteceria com Battisti em 1980 (60 anos após), Sacco e Vanzetti tiveram direito à defesa, e contaram com os melhores advogados socialistas e libertários que havia no país.

Outra diferença é que, enquanto Battisti foi acusado de ser o dono da arma de dois dos crimes sem prova nenhuma, e sem que arma nenhuma fosse jamais mostrada, os anarquistas italianos tiveram direito a um teste experimental de disparos. Isso, porém, não adiantou, porque o promotor Frederick Katzmann (muito menos tortuoso que o magistrado Armando Spadaro do caso Battisti, mas, mesmo assim, um fanático inimigo da esquerda), aceitou uma perícia forjada que indicava que uma das balas do crime era do revólver de Sacco.

A perícia de revólver de Vanzetti foi mais escandalosa que a de Sacco, pois o projétil e a arma não coincidiam nem mesmo no calibre (a bala era de calibre32 e o revólver de Vanzetti, de calibre 38).

Além disso, Battisti foi acusado de quatro homicídios, sem que os juízes se importaram com a impossibilidade física de ter atuado nos quatro crimes. No período do Sacco e Vanzetti, em que a repressão foi a mais violenta de história urbana dos Estados Unidos, houve outros delitos políticos, mas os juízes não tentaram colocá-los também na conta dos italianos.

Montagens e Tramóias

O chefe da defesa era o esforçado e corajoso advogado socialista californiano Fred H. Moore, incansável lutador em prol das causas políticas e sindicais dos trabalhadores. Durante o julgamento, foi insultado várias vezes pelo juiz Webster Thyler, um membro da corte suprema estadual, conhecido por sua mediocridade, por ter obtido um diploma em troca de favores, e por mudar de partido político segundo a conveniência. (Alguma coincidência?) Thyler se gabou de que acabaria os condenado e injuriou a Moore, desprezando sua origem californiana.

As testemunhas de acusação eram “menos” forjadas que as de Battisti, pois, pelo menos, tinham nome e profissão e seus dados eram conhecidos. Entre elas estava a bibliotecária Mary Splaine, a enfermeira Lola Andrews, o capitão de polícia William Proctor e um desempregado chamado Lewis Pelser. Tempo depois de seus depoimentos, estes quatro declararam que seus declarações tinham sido distorcidas ou obtidas por coação, mas foram ameaçados e impedidos de pedir a retificação ao tribunal.

Splaine reconheceu que esteve, durante poucos segundos, a mais de 50 metros de distância do lugar do crime, e que realmente não tinha reconhecido aos atiradores. Andrews denunciou ter sido coagida sob ameaça, e Pelser declarou ter sido obrigado a assinar enquanto estava bêbado. O capitão Proctor foi mais enfático: afirmou que tinha advertido ao promotor que as balas do crime nada tinham a ver com as armas dos réus; também denunciou que seu depoimento foi alterado pelo ministério público, mesmo depois de redigido.

O júri, montado da maneira habitual nos Estados Unidos, com base em critérios subjetivos e parciais, gastou em sua deliberação menos de três horas, um terço do que consume uma deliberação média em casos bem mais simples que aquele. Depois, entregou um veredicto unânime de culpabilidade, o que condenou os acusados à pena de morte. Entretanto, como acontece até hoje em muitos julgamentos, a ameaça da morte ficou pendendo sobre os réus até muito tempo depois. Só seriam eletrocutados em agosto de 1927, passados sete anos de calvário e terror.

Em 1924, a polêmica ainda continuava, focada agora na substituição de provas (por exemplo, a mudança do cano do revólver de Sacco), a falsidade de algumas perícias, as declarações prévias ao julgamentos de alguns membros do júri, e a permanente atitude de ódio e ofensa do juiz contra os defensores. De maneira exatamente oposta ao que aconteceu no Brasil, uma parte da imprensa convencional denunciou a parcialidade do juiz e o acusou de baixo nível moral e procura de notoriedade.

Em 1925, Sacco conheceu na prisão o imigrante português Celestino Madeiros, membro de uma gangue muito temida, que fora preso por outro crime e foi executado na mesma época que os dois italianos. Naquele momento, Madeiros confessou ser o responsável da morte dos pagadores, e negou que tivesse qualquer colaboração de Sacco ou de Vanzetti, aos quais nem mesmo conhecia antes do crime. O juiz se recusou a reabrir o caso e ter em conta a confissão do verdadeiro assassino.

Isto tem duas analogias com o caso Battisti: (1) O verdadeiro autor da morte da primeira vítima, chamado Pietro Mutti, confessou seu crime. A diferença é que ele não manteve sua confissão, como Medeiros, mas mudou depois de versão, acusando a Battisti. (2) Os juízes se recusaram a aceitar a confissão de Medeiros como prova. Da mesma maneira, o Supremo Tribunal Federal que condenou Battisti à extradição, se recusou a aceitar provas fornecidas por seus amigos, e seu relator até reagiu agressivamente.

Antes da execução, ambos foram interrogados no mesmo presídio pelo reacionário semifascista governador Alvin T. Fuller, que entrou nas celas separadas dos dois amigos, protegido por uma poderosa guarda. No momento de seu interrogatório, Vanzetti deu uma mostra de coragem muito parecida às que deu Battisti no confronto com seus juízes de Milão, durante o processo de 1981.

Apesar de estar enfraquecido por uma greve de fome de vários dias, Vanzetti improvisou um forte discurso, reivindicando seus ideais libertários, e acusando o governador e os juízes de ter fraudado esse processo. Num último esforço, tentou avançar sobre a comitiva, mas, segundo boatos espalhados pela imprensa, tinha sido controlado a pancadas.

Durante os sete anos de martírio e especialmente quando se aproximava sua execução, os amigos italianos receberam milhares de manifestações de solidariedade, incluídas às dos mais famosos intelectuais da época, entre eles algumas figuras lendárias: John Dos Passos, Alice Hamilton, Paul Kellog, Jane Addams, Heywood Broun, William Patterson, Upton Sinclair, Dorothy Parker, Ben Shahn, Edna St. Vincent Millay, Felix Frankfurter, John Howard Lawson, Freda Kirchway, Floyd Dell, Bertrand Russell, George Bernard Shaw e H. G. Wells.

A Reação da Sociedade

Temos um sentimento muito claro de que o mundo tem progredido. O fascismo, que então começava, foi derrotado na guerra, embora ainda não foi eliminado e sua força é muito grande em vários países. O racismo também é menor, inclusive nos Estados Unidos. Ninguém sonhava em 1920 nem em 1970 com um presidente mulato. A pena de morte foi eliminada da Europa, e a tortura, apesar de assomar sua horrível cabeça em muitos países, é hoje menos tolerada que há 90, 80 ou 40 anos.

Entretanto, o caso de Sacco e Vanzetti chacoalhou quase todo o Ocidente, e até alguns lugares do Oriente. Houve manifestações nas principais cidades de Europa, nas Américas e até na Índia. Algumas das passeatas atingiram a quantidade de 250 mil pessoas, um número que impressiona se pensamos no tamanho das cidades há 80 ou 90 anos.

Quando eu era criança, os mais velhos me contavam a história de Sacco e Vanzetti, acontecida 40 anos antes. Minha família não tinha nada de esquerda, e nossa cidade estava a milhares de quilômetros dos Estados Unidos. Mas, quando pensamos no caso Battisti, parece que esse progresso da humanidade não atingiu alguns países e algumas instituições.

Com efeito, o julgamento de Battisti foi mais falso, tortuoso e bufonesco que o de Sacco e Vanzetti. Não houve prova nenhuma, nem testemunhas reais, e até documentos neutros como procurações foram falsificados pela justiça italiana. Já no Brasil, o Supremo Tribunal não se deu ao trabalho de ler as provas. Não houve o mínimo pudor de fingir interesse, mesmo que o resultado depois fosse o pactuado com as autoridades italianas. O relator do caso simplesmente desprezou qualquer oportunidade de esclarecimento, e até ofendeu os amigos de Battisti que reclamavam a verdade.

Uma explicação para a diferença entre ambos os casos é que, apesar de seu caráter arbitrário e sua aplicação exorbitada da pena de morte, a justiça norte-americana nas comarcas fora do Sul do país, sempre foi menos imoral e mais garantista que a Italiana. A comparação entre o caso Battisti e o de Sacco e Vanzetti mostra que a máfia stalino-fascista do judiciário de Milão era mais corrupta e sádica que a dos estados ianques, mesmo em tempos de crise política.

Embora na França e parcialmente no Brasil, se tenha sentido a reação de um setor esclarecido e corajoso da sociedade, os atos concretos de protesta foram muito menos intensos que os da época dos anarquistas italianos. Será que nosso progresso moral e social é apenas uma ilusão?  Talvez não.

Os quase 16 mil dólares roubados no assassinato dos pagadores da fábrica de sapatos nunca foram encontrados. Nenhuma parte desse dinheiro apareceu nas casa de Sacco nem na de Vanzetti nem das de seus amigos. Por sua vez, o português Madeiros morreu na cadeira elétrica bradando que os italianos eram inocentes.