Arquivo da tag: Integração

Repercutiendo

Es un sábado a la noche, como tantos sábados. Anduviste por la beira mar mirando la gente y el paisaje. Las luces de las balsas sobre el mar, el barranco de Cabo Branco. El jardín regado. Las plantas mojadas. La tarde que se iba yendo mientras ibas viniendo. Miraste los libros en la biblioteca. Tantos libros. Hojeas uno de Khalil Gibran. Lo dejas. Tantos libros. ¿Cuántos habrías leído en tu vida? Niño. Tu conciencia de niño, o una de las conciencias que tuviste cuando niño. Pensabas esto mientras salías de casa. Volver a ser niño. Volver al niño que sos. Paz. Te da paz pensar en esto. No sabes si sabes en verdad, verdaderamente, cómo eras cuando niño. Lo sabes sin saber. Es de esas cosas que uno sabe sin saber que sabe. Recuerdas las flores del jardín esta tarde. Los colores violeta, rojo, amarillo, naranja. El pasto mojado. La gente pasando por la calle en dirección al mar o volviendo del mar, ese antiguo ser. Borges. “Dios, que salva el metal, salva la escoria, y cifra en Su profética memoria las lunas que serán y las que han sido”. “Hay en el sur más de un portón gastado, con sus jarrones de mampostería y tunas, que a mi paso está vedado como si fuera una litografía”. Límites. Everness.

Puedes elegir lo que recuerdas, pero recuerdas todo. Hay cosas que te hace bien recordar, y otras no. No las has de olvidar, pero puedes elegir qué hacer cuando vienen esos recuerdos que no quieres, que te hacen mal, que entristecen tu alma. “No hay discurso del método, hermano, todos los mapas mienten menos el del corazón”. Cortázar. Recuerdas la charla con ella anoche, y esta mañana, o esta tarde, no recuerdas. Estos días de fin de año, es como si el tiempo se hiciera un poco extraño, como si el tiempo se resumiera, como si esta Navidad fuera todas las navidades, pero sin un tono de tristeza. Como si la vida se hubiera resumido, como si todo fuera una alusión, un recuerdo, una reverberación. Todo es un eco. Todo repercute, y tú repercutes en el todo.

Unidad

Hay días en que tratas de llegar. Talvez hayas llegado. Unidad. Hay horas en que tratas de llegar. Talvez ya hayas llegado. Talvez ya estés aquí. Talvez desde que empezó el día y viste la luz entrar por la ventana del cuarto y te sorprendiste por haber luz, por ser otro día y estar vivo.

Talvez desde que fuiste a la playa y volviste después de ver el mar y de entrar en el agua y ver el sol en el cielo y la gente andando por la arena como vos. Talvez ahora que el día se ha hecho noche y recuerdas lo que ha sido este día. Un día de playa, de sol, de mar, de buscar un lugar, de buscarte y encontrarte talvez sin saber que nunca te habías ido. Un día de andar por los caminos. Y los bambúes a los lados del camino y las nubes y el sol y la gente y las ciudades pasando.

Talvez un día así, de unidad, de integración, de buscarte y encontrarte a cada vez que te creías perdido. Un día de regar plantas y de buscar amigos que viven lejos, amigos y familia que viven lejos. ¿Qué digo? Familia y amigos no viven lejos. Están aquí, siempre estarán. No podrían dejar de estar aquí pues aquí estás, aquí está todo. Unidad.

Pregunta

Hay veces que uno quisiera ponerse en un papel, como un barquito largarse por la acequia para llegar hasta el corazón de Dios y preguntarle: Dios mío, ¿qué quieres de mí?, ¿qué debo hacer?, ¿cuál es el camino a seguir?, ¿estás contento con la vida que llevo?, ¿cómo puedo ser feliz para alegrarte, que sepas que te amo y que amo esta vida que me diste?

Pasado y presente

Hay veces en que el pasado se integra con el presente, no sólo como una evocación actual de lo que fue, como una rememoración de cosas que ya pasaron, sino también –y sobre todo–como una continuidad indisociable de lo que es con lo que fue. Un recuerdo te trae algo que te impactó, una frase de un libro de un escritor a quien admiras, viene en medio de una charla con amigos. Lo pasado y lo presente se unen, indisociablemente.

A terapia comunitária como ferramenta de inclusão social

Nos dias de hoje, muito se ouve falar sobre inclusão social. Para quem, como eu, tem estudado a marginalidade social desde pontos de vista sociológicos, o conceito de inclusão social remete a uma integração de setores marginalizados no quadro da estrutura social vigente.

No contexto destas breves reflexões que hoje quero partilhar com vocês, a inclusão social tem um aspecto de integração da personalidade e integração na sociedade.

Nas rodas da terapia comunitária, que é chamada de integrativa e sistêmica, as pessoas passam a perceber a unidade das suas vidas, o fio condutor que costura, unificando, os fatos primeiros e derradeiros das suas vidas. Isto ocorre de várias formas.

A história pessoal de cada um e de cada uma vem a tona, e se emparenta com as histórias de vida dos outros presentes. A saída da roça ou da cidade pequena para a grande cidade, para a periferia urbana, com a conseqüente sensação de perda de identidade, são sentimentos comuns aos migrantes no Brasil e em qualquer parte do mundo.

Mudam os costumes, deixo de ser alguém inserido numa trama de relações habituais, para passar a ser algo estranho, um desenraizado, uma alma penada, como diz Adalberto Barreto em “As dores da alma dos excluídos no Brasil”. Quando passo a fazer parte da roda da terapia, começa a se costurar a minha própria história, ela ganha coerência e consistência. Já não sou mais um João ninguém.

Outros pronunciam meu nome uma vez à semana, ao menos. São lembrados os aniversários, canta-se e dança-se juntos. Muitas donas de casa que não saiam das suas casas, vêem outras pessoas, sorriem, encontram um sentido maior no seu viver, do que meramente atenderem marido e filhos que, muitas vezes, tem suas próprias vidas à margem da delas.

Aposentados que apenas viviam à espera da morte, recuperam a alegria de viver, brincam, contam chistes, dançam nas rodas e entoam orações com crianças, com jovens, com estudantes e doutores da universidade e técnicos em saúde, agentes comunitários, etc. A integração funciona para todos, para os de baixo e os do meio, na verdade, uns e outros geram uma mandala giratória, em que ninguém sabe quem é o outro.

Apenas um igual, alguém que como eu se perdeu ou se perde ainda, e se reencontra. Assim, a inclusão funciona para dentro e para fora da pessoa. Eu me incluo na medida em que me sinto incluído numa história comum, numa fala comum em que me reconheço. Neste sentido, inclusão e integração, funcionam quase como sinônimos.

Os estudantes e doutores, médicos e professores, por sua vez, quebram a barreira do isolamento que a educação superior produz com freqüência, e se redescobrem gente, apenas gente. Nestas rodas, se processam momentos de encontro das pessoas consigo mesmas, motivo pelo qual pode se dizer, como conclusão destas breves considerações, que a terapia comunitária é uma ferramenta de inclusão social.