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La vida es una canción Beatle

Hay días en que uno se levanta con ganas de hacer algo nuevo, de decir algo que no haya sido dicho antes. Entonces te acuerdas de aquella canción de Los Beatles, que escucharas ayer, hace ya tanto tiempo. Love, love, love; love, love, love. Nothing you can do that can´t be done. Recuerdas tanta gente querida en tu vida, tantos lugares, tantos hechos, acontecimientos, sentimientos, pensamientos. La perplejidad del vivir. La maravilla de estar escribiendo a esta hora del día que comienza. El canto de los pájaros. El olor a tierra mojada. La vida es una canción Beatle. Esto lo sabes desde hace tiempo, pero hoy lo compartes con quien está leyendo estas palabras. Llueve. Más allá de la literatura, es literal. La vida es una canción Beatle. Recuerdas ayer los rostros de Ringo, George, Paul, John. La secundaria. Las luchas en las calles. El sueño de un mundo mejor. Sigues viajando con todo el mundo en ese submarino amarillo. El acuario cósmico. Somos peces nadando en el acuario cósmico. Ya todo está. Ya todo ha sido escrito. Buen día.

Amor

Algunas veces he pensado que podría querer escribir alguna cosa sobre el amor. Pero ¿qué podría decir sobre el amor que no hubiera sido ya dicho? ¿Quién podría querer siquiera tentar decir lo que es el amor? Yo solo puedo decir que para mí, es la única cosa que vale la pena en la vida. Es lo que hace que valga la pena estar vivo.

Repercutiendo

Es un sábado a la noche, como tantos sábados. Anduviste por la beira mar mirando la gente y el paisaje. Las luces de las balsas sobre el mar, el barranco de Cabo Branco. El jardín regado. Las plantas mojadas. La tarde que se iba yendo mientras ibas viniendo. Miraste los libros en la biblioteca. Tantos libros. Hojeas uno de Khalil Gibran. Lo dejas. Tantos libros. ¿Cuántos habrías leído en tu vida? Niño. Tu conciencia de niño, o una de las conciencias que tuviste cuando niño. Pensabas esto mientras salías de casa. Volver a ser niño. Volver al niño que sos. Paz. Te da paz pensar en esto. No sabes si sabes en verdad, verdaderamente, cómo eras cuando niño. Lo sabes sin saber. Es de esas cosas que uno sabe sin saber que sabe. Recuerdas las flores del jardín esta tarde. Los colores violeta, rojo, amarillo, naranja. El pasto mojado. La gente pasando por la calle en dirección al mar o volviendo del mar, ese antiguo ser. Borges. “Dios, que salva el metal, salva la escoria, y cifra en Su profética memoria las lunas que serán y las que han sido”. “Hay en el sur más de un portón gastado, con sus jarrones de mampostería y tunas, que a mi paso está vedado como si fuera una litografía”. Límites. Everness.

Puedes elegir lo que recuerdas, pero recuerdas todo. Hay cosas que te hace bien recordar, y otras no. No las has de olvidar, pero puedes elegir qué hacer cuando vienen esos recuerdos que no quieres, que te hacen mal, que entristecen tu alma. “No hay discurso del método, hermano, todos los mapas mienten menos el del corazón”. Cortázar. Recuerdas la charla con ella anoche, y esta mañana, o esta tarde, no recuerdas. Estos días de fin de año, es como si el tiempo se hiciera un poco extraño, como si el tiempo se resumiera, como si esta Navidad fuera todas las navidades, pero sin un tono de tristeza. Como si la vida se hubiera resumido, como si todo fuera una alusión, un recuerdo, una reverberación. Todo es un eco. Todo repercute, y tú repercutes en el todo.

Unidad

Hay días en que tratas de llegar. Talvez hayas llegado. Unidad. Hay horas en que tratas de llegar. Talvez ya hayas llegado. Talvez ya estés aquí. Talvez desde que empezó el día y viste la luz entrar por la ventana del cuarto y te sorprendiste por haber luz, por ser otro día y estar vivo.

Talvez desde que fuiste a la playa y volviste después de ver el mar y de entrar en el agua y ver el sol en el cielo y la gente andando por la arena como vos. Talvez ahora que el día se ha hecho noche y recuerdas lo que ha sido este día. Un día de playa, de sol, de mar, de buscar un lugar, de buscarte y encontrarte talvez sin saber que nunca te habías ido. Un día de andar por los caminos. Y los bambúes a los lados del camino y las nubes y el sol y la gente y las ciudades pasando.

Talvez un día así, de unidad, de integración, de buscarte y encontrarte a cada vez que te creías perdido. Un día de regar plantas y de buscar amigos que viven lejos, amigos y familia que viven lejos. ¿Qué digo? Familia y amigos no viven lejos. Están aquí, siempre estarán. No podrían dejar de estar aquí pues aquí estás, aquí está todo. Unidad.

Identidade

No se puede conversar con el preconcepto. Desde el lado argentino, kirchneristas quieren porque quieren convencerme de que Kirchner fue una especie de líder que movilizó a los jóvenes a participar en la política, que Argentina está mejor después de Kirchner, y que quien no quiere a Kirchner es una especie de gorila, reaccionario y burgués. No me convence. Nunca me van a convencer si no me dan razones. Del lado de acá, del lado brasileño, el preconcepto antinordestino, asociado a la victoria de Dilma Rousseff, en quien acredito, en buen portuñol. No soy nordestino de nacimiento, pero por destino, camino con nordestinos y nordestinas hace años. Argentino, nordestino, brasileño. Me busco y no me encuentro, te cuento. Me busco en la madeja de prejuicos que apuestan en la imbecilidad humana y sigo apostando en un instinto tenaz, mendocino, muy mío, argentino del interior, nordestino, paraibano, de seguir apostando en el amor. Y si te parece piegas y no sabés lo que es piegas, te falta estrada, pibe, te falta. Como Hermann Hesse, continuo pensando: Pátria não é lá nem cá, é onde você está, ou em lugar nenhum.

Pregunta

Hay veces que uno quisiera ponerse en un papel, como un barquito largarse por la acequia para llegar hasta el corazón de Dios y preguntarle: Dios mío, ¿qué quieres de mí?, ¿qué debo hacer?, ¿cuál es el camino a seguir?, ¿estás contento con la vida que llevo?, ¿cómo puedo ser feliz para alegrarte, que sepas que te amo y que amo esta vida que me diste?