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Orientación

Tengo mi lugar en este mundo. En medio de la gente. Es un lugar compartido, interactivo, integrado.

Saber esto me da alegría y seguridad, confianza. Ando por la vida con la certeza de que soy y estoy entero.

El mundo cambió mucho a mi alrededor, en algunos aspectos. Sin embargo, la vida sigue igual.

Nos movemos por sentimientos y expectativas, proyectos e ilusiones, deseos y motivaciones.

Que sean aquellos que hacen de cada uno y cada una, una persona mejor.

La luz ya se extiende por el cielo y el canto de las aves anuncia la llegada del nuevo día.

Recordar que es la comunidad lo que sostiene y da fuerza. La inmortalidad y lo eterno son tesoros de lo cotidiano.

Es la belleza circundante, el acogimiento que somos capaces de dar y recibir, la solidaridad que practicamos como expresión concreta del amor.

Como bien dice Bell Hooks en su libro Todo sobre el amor, el amor es más que un sentimiento, es una práctica.

Que esa práctica y ese aprendizaje sean la guía de nuestro caminar.

Este no es un espacio de dicursos ni prédicas, sino de intercambio de experiencias. Acercate, animate.

Contanos lo que te está pasando. Juntos y juntas somos fuertes. ¡Buen día!

Sintonía fina

Llegar primero. Empezar el día cuando empieza para mí, no cuando se supone que debería empezar. Empezar porque quiero. Porque me gusta. Porque me hace bien. Son razones suficientes para ir abriendo espacio.

¿Y qué hacer a estas horas? Recuperar la propia agenda. La capacidad de actuar. Decidir. Hacer. ¿Qué hacer? Lo que estoy haciendo. Escribir. Publicar. Compartir. Sembrar. Seguridad y esperanza. Me he dado cuenta de que la seguridad es imprescindible. Saber qué es lo que está pasando. Seguir mi propio ritmo.

Ya pasó el tiempo en que debía mantenerme a la defensiva contra la mediocracia de turno. La gente envidiosa que anda por ahí tratando de serrucharte el piso. Ya hace tiempo que digo lo que quiero. Lo que me parece valioso. Lo que veo. Lo que hace bien. Lo que voy descubriendo de mí y del mundo.

Este conocimiento de primera mano, experiencial, nunca es solamente personal. Es comunitario. Compartido. ¿Qué me hace bien? ¿Qué me alegra? Ser dueño de mi tiempo. Por eso es que me aferro con uñas y dientes a estas horas tempranas del día. Es cuando todo es posible. Cuando puedo ser sin concesiones ni restricciones.

Es un viejo hábito que mantengo. A la altura de mí mismo en que me encuentro, sin embargo, no tengo más remedio que acostumbrarme a la cogestión. La coparticipación. La complementariedad. Así es como uno crece. Voy más lejos abriendo espacio para lo que ve alguien que está muy cerca y que ve lo que yo no veo. Entonces gano fuerza.

Me expando y crezco. Aparezco. Cuando hago lo que me hace bien, me siento bien. Es muy simple. Por eso es que insisto en hacer lo que me hace bien. Un paseo. Un contacto con alguien querido.

Un libro. Un cuaderno. Unas anotaciones. Ir buscando lo que he ido descubriendo de mí, y que me pone a tono conmigo mismo. Sintonía fina. Así voy más allá de limitaciones que por ahí me impiden de moverme.

Caminar

Salir por las calles del barrio es recuperar un lugar en el mundo.

Es disfrutar de la belleza circundante.

Es dejar por un momento los pensamientos.

Es ordenarme y ver más claramente.

Es juntar todos mis caminos.

Es verme en los rostros que veo o recuerdo.

Es sentirme y sentir más simplemente.

Juntar fuerzas.

Saber que se puede.

Ahora y siempre se puede.

Aún cuando pueda llegar a parecer que todo está perdido, se puede.

Hay una posibilidad.

Orientación

iUn día más, todavía vivo!

Un nuevo día para caminar y respirar

Andar por el mundo y trabajar

Amar y disfrutar

Soñar y estudiar

Pintar y dibujar

iO simplemente disfrutar del mero hecho de estar vivo!

Poemas no son discursos

No buscan convencer ni demostrar nada

Al menos yo con estos y otros versos

Converso y escucho

Me escucho y te escucho

Dejo que venga el mundo

Y mi mundo se enriquezca

¿Qué hacer?

¿Qué rumbo tomar?

Verla a ella a mi lado

Y saber que el agua me guía en este día

Ayer fueron unas palabras de mi madre

El sentido y lo sentido

Antes colores

Celeste

Amarillo y rojo

Así voy buscando y leyendo

Caminando.

 

 

Caminando

Para llegar a lo más lejano, tenía que venir plenamente a lo que está aquí. Esto lo comprendí esta mañana. Esta tarde, me vino de buscar dentro de mí, un rayo de luz. Lo encontré, me alegré. No es necesario que estés en una oscuridad total. Basta un pequeño oscurecimiento, alguna obscuridad pasajera, un desánimo. Dentro tuyo está esa luz que no se apaga nunca. Eso que llamas de Dios. Basta un pequeno esfuerzo de tu parte, y allí está. Ela te alumbra, te ilumina, te muestra lo que es verdad, te acompaña y te consuela. Yo no te estoy hablando de cosas que no conozcas, claro que sabes todo ésto. Siempre lo sabemos, pero también nos olvidamos, y alguien nos lo recuerda. Ahora me toca a mí recordártelo, pues lo recordé esta tarde. Pero otras personas ya me lo han recordado a mí mismo muchas veces antes, a lo largo del camino que me trajo hasta aquí, donde estoy ahora. La vida es muy singular, es un mostrarse y esconderse.

La sabiduría popular lo dice directamente: No hay mal que por bien no venga. Todos sabemos cuánto hemos  aprendido con las dificultades que hemos ido encontrando en las distintas situaciones de la vida. Esta mañana temprano leía en las páginas de un libro muy antiguo, sobre la sabiduría, un don que Dios nos ha dado para que nos guíe. Podemos usarlo, debemos usarlo para permanecer en el camino del bien. Quien sabe no siempre podamos permanecer en el buen camino. Podemos equivocarnos y caer, lastimarnos o lastimar a alguien por ignorancia. Entonces podemos tomar distancia, reflexionar, mirar mejor, poner las cosas en su contexto, para tratar de comprender y actuar rectamente. Yo no te digo estas cosas como quien quere presentarse ante los demás como un sabio o cosa que se le parezca. Apenas trato de dejar que estas cosas salgan a la luz, para que el camino se nos vaya allanando a todos y a todas.