Sentido de la vida. Presente integrado.

Este lugar es de persistencia. Insistencia. No siempre tenemos algo que decir.

Solamente recordar. Traer la memoria al presente. Saber que podemos un poco más. Un día más.

Hoy en día hay una presión a lo imposible, a lo inalcanzable. Una presión a deshabitar el único tiempo que tenemos.

El presente no es la negación del pasado, ni la negación de la historia, ni mucho menos la negación de la memoria. Al contrario, el presente es memoria consolidada.

Reunión de lo diverso. Síntesis de lo disperso. La educación y el arte nos recuerdan esto. Aprendemos a habitar la totalidad que somos.

Recuperamos la noción de la aventura del vivir. La vida va en dirección creciente, al contrario de lo que nos quieren imponer.

Vamos en el sentido de una mayor conciencia, una mayor integración en la totalidad. Hay una inmortalidad a nuestro alcance.

Es la que llegamos a construir con nuestras manos. Juntando nuestros tiempos, nuestros sentimientos, nuestras vivencias.

Salimos de una autosuficiencia suicida que nos aísla, nos opone a nuestros semejantes. Descubrimos que necesitamos de las demás personas.

Los sentimientos nos unen, crean puentes. Podemos vivir en comunidad, cooperando en vez de atacando.

La industria de la guerra, la siembra del odio, la plantación de la destrucción, pueden y deben ser enfrentadas decididamente y activamente.

Una acción integrada es aquella que se orienta y anima por los valores superiores. No podemos vivir con miedo. No debemos aceptar la banalización de la muerte.

La violencia institucionalizada del Estado debe ser combatida sin cesar. Basta de omisiones. Basta de complicidad con lo inaceptable. Tenemos derecho a vivir y a ser felices.

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