¿Por qué poesía en tiempos de guerra?

Es un tiempo de guerra contra lo humano. Una guerra contra la humanidad, los derechos sociales y laborales. ¿Qué hacer en un tiempo así? Refluir hacia lo pequeño, aquello apenas perceptible en que se refugia la vida.

La poesía es ese remanso, ese espacio mínimo. La guerra contra la delincuencia política actualmente en el poder, y, en un sentido más amplio, contra el capitalismo en cuanto sistema de explotación y degradación de la persona, no debe ser tal que nos robe la alegría, la felicidad y la paz.

Esto podemos encontrar en espacios reducidos, en el encuentro cara a cara, en las conversaciones casuales o con amistades. Abrir espacios de sobrevivencia a todo momento. Cultivar la belleza, dejarnos encantar por las fantasías y los sueños constructivos.

Hacer hoy un mundo mejor, en cada uno/a de nosotros/as. Permitirnos el amor, la creación, el juego. Dejar que la vida nos envuelva y nos conduzca. No hay nada automático en la existencia. Ella exige todo el tiempo decisiones, elecciones. Y aquella confianza en que el poder mayor que sostiene todo y que controla todo, también guiará nuestros pasos.

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