Poema

Estamos indeciblemente solos.
R. M. Rilke

**
.
En la marcha sigilosa
de los días sucedidos
como inexorablemente
siente uno caer la nieve
con un solo ruido sordo
.
un gemido en la penumbra
o ese rasguido final
de las hojas en los anchos
bosques de otro duro invierno
volcada sal por la espalda
.
del tiempo, y la carcoma
que avanza con sus oscuras
cohortes y en el silencio
invisiblemente roe
los cimientos de la casa
.
Todo cuanto he dicho aquí
como ese rayo es que anuncia
ya la tormenta del Padre:
tras de sí nada se nombra
ni el amparo de la Luna.
.
Vago rumor de animales
en fuga y ese inestable
péndulo que cruza el sueño
del demiurgo, y las flores
ajadas sobre otra estrella
desangelada y tardía.

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