Acodado en el grávido
borde de un puente
perdida la vista
en un punto muy lejos
entre el mar en vilo
y el otro mar de sombras.
.
Como en la vieja canción
acaso a la espera
de algún ángel vestido
de paseante, acaso
tan sólo de la hora
exacta y propicia.
.
Pero la luna no acude
al cabo a la cita
y se ha extraviado el ángel
por la ciudad dormida.
.
Acalla el violín
del viento en el puente
los últimos pasos.