Para que no mueran más militantes sociales

En memoria de Mariano Ferreyra, militante social, asesinado el 20 de octubre en Argentina

Una vez más de ha utilizado la muerte como forma de frenar la protesta social. No hay que perder la oportunidad, delante del sacrificio de este joven militante social, para poner el dedo en la llaga: los sectores dominantes, la burocracia sindical, se valen de la policía, para imponer la muerte como argumento, como forma de frenar a los movimientos sociales que reclaman justicia, que reivindican el derecho de existir y manifestarse frente al estado, comité de negocios de las clasess dominantes.

Tratan de mantener el terror para frenar los movimientos de proetsta. Si es el gobierno Kirchner o el gobierno Menem o el que sea, son los que mandan, son los de arriba.

La policía ha sido entrenada para matar por el proceso y antes del proceso, y no depende de este o de aquél gobierno, sino del designio de las clases dominantes, de intimidar para someter a los de abajo. No perdamos la perspectiva. Ya han muerto otros militantes, en gobiernos anteriores, de otras tendencias. Mientras la izquierda y los movimientos sociales sigan fragmentados en sus diferencias ideológicas, la máquina de la muerte que mató Cabezas, que mató Julio López, que mató Diego (no recuerdo su apellido) seguirá matando, seguirá sembrando el miedo, como hicieron en 1966 al matar a los estudiantes Santiago Pampillón, Cabral, Bello; como hicieron en el cordobazo y en el mendozazo, como hicieron durante el régimen militar de Videla y compañía.

La muerte no tiene argumento, no tiene ideología, no perdamos la perspectiva. Hay que construír un bloque social tan sólido de los de abajo, de las entidades populares y organizaciones sociales, que no se permita que ningún gobierno, ninguna institución dominante, le ponga el pie encima a ningun militante social, no importa su ideología.

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