Navidad, la victoria de la luz sobre las tinieblas

En la oscuridad de la colonización romana en Palestina, apareció una estrella iluminada indicando el nacimiento de un niño que cambiaría el rumbo de la Humanidad. Esta buena noticia contrastaba con el clima caótico en el que se vivía entonces. Pronto, el jefe del poder romano, Herodes, se sintió amenazado y decretó la muerte de todos los primogénitos.

Se reactivó una polarización: Nacimiento y Muerte, Luz y Oscuridad, Mentiras y Verdades, Esclavitud y Libertad. Estas oposiciones son factores generadores de una dinámica evolutiva, que ha marcado la Historia de la Humanidad.

Si la semilla no muere, el árbol no nacerá; si la oruga no muere, la mariposa no nacerá. Cada año, la Navidad nos invita a reflexionar sobre esta realidad. Cualquiera que sea la oscuridad, siempre habrá una luz que aclare y disipe la oscuridad. Cuando la mentira y el odio se difunden, el amor y la solidaridad resurgen con toda su fuerza. Cuando todo parece perdido, surge una luz al final del túnel. La luz se produce por fricción. Sin crisis, sin choque de oposiciones, no habría luz. Lo llamamos Fe y Esperanza. Fe que todo lo soluciona, Fe en que no estamos solos y que hay fuerzas iluminadas que nos fortalecen y Esperanza en que la verdad siempre vencerá.

Más que nunca, Brasil necesita comprender que la victoria de un candidato no significa la derrota, ni el fin de una verdad, sino una pausa para la reflexión, la gestación, la reestructuración de lo nuevo que vendrá. Pero esto sólo sucederá si somos capaces de revisar nuestras certezas y convicciones que nos aprisionan y cierran al diálogo y a la reflexión liberadora. El viejo Herodes y el nuevo niño siguen vivos dentro de cada uno de nosotros. La única certeza que tenemos es que el amor es más fuerte que el odio y que la luz siempre prevalecerá sobre la oscuridad, Feliz Navidad.

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